Capítulo 8

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|Nico|

El teléfono llevaba casi dos minutos sonando pero lo sentí como una eternidad. Esa mujer nunca se había esforzado tanto por llamarme y esto ya me estaba incomodando, hasta evitaba ver en dirección al ruido como si eso hiciera que dejara de sonar.

— Te están llamando — Dijo el Maxi mientras jugaba con sus legos.

Cambié el canal en la tele. — Lo sé.

Se quedó callado un rato y el teléfono por fin dejó de sonar, lo tomé y revisé las notificaciones sin ganas.

Mi hermanito me miró con sus curiosos ojos verdes — ¿Era la mamá?

Sentí un peso caer sobre mi. No me gustaba mentirle pero tampoco quería que supiera que no llamaba para saber de él. La única vez que le respondí, ni siquiera me había preguntado por él.

No sone tan seguro como creí cuando por fin hablé. — No, eran esas compañías de internet o esas leseras.

Tal vez seguir mintiendo era mejor para él.

Mi hermano pareció no creerme pero después de un rato siguió con sus juguetes. Me sentí horrible, era muy chico pero igual le afectaba no saber de su mamá y no entender porque ella no estaba aquí pero si en España con un hombre que no era nuestro papá.

— El papá dijo que el otro día lo llamó y que nos mandó saludos. — Murmuró. Esa era una mentira que llevaba diciendo nuestro papá desde que eramos chicos, yo ya sabia de eso pero el Maxi seguía feliz con esa chispita de cariño que supuestamente le daba nuestra mamá.

— ¿Si? que bueno... — Traté de que las palabras salieran animadas y tragué la amargura.

Una notificación me llegó y la miré sin ganas, pero al leer que era la Victoria me animé un poco.

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Mi corazón dio un vuelco y me sentí extraño pero lo traté de ignorar. Estaba lloviendo y papá ya debía estar volviendo del supermercado para hacer tomar once, el Max miraba la tele y yo estaba en un raro estado de felicidad y nervios.

— Oye, mono — Mi hermanito se giró altiro — me invitaron a tomar once donde una amiga ¿no te importa si voy?

El Maxi lo pensó, mostrando su sonrisa con falta de dientes — Solo si me dejas jugar en tu computador.

— Ya, pero no le digai al papá que te deje.

Él sonrió y lanzó sus legos para buscar el computador en mi pieza, donde también dormía el Hugo sobre mi cama.

— Oye, pero ordena po'.

No respondió y empecé a recoger las cosas, sabiendo que él no volvería a ordenar.

°⚘°°⚘°°⚘°

Toqué la puerta mientras sacudía mi pelo húmedo por la lluvia. Tuve suerte de que el departamento tenga ascensor o si no hubiera subido diez pisos. Estaba algo nervioso, sentía la necesidad de dar una buena impresión, por eso la locura de llevar un ramo de flores por el cual tuve que abrir la florería fuera de horario.

La voz de la Vi desde el interior gritó — ¡Voy!

La puerta se abrió y fui recibido por la Victoria, llevaba un delantal con harina y su pelo castaño hecho dos trenzas. La saludé con la mano en la que tenía el ramo de tulipanes rosas.

Se formó su sonrisa para abajo al ver las flores.

Pucha que es linda su sonrisa.

— ¿Quieres llenar mi casa de flores? — Se hizo a un lado para que pasara.

Nuestro desastre [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora