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Rubius se encontraba algo cansado por su viaje y la falta de sueño, pero al menos estaba feliz de que este haya terminado, intento ayudar a sus padres a mover algunas cosas pero en un momento comenzó a sentirse observado y su miedo volvió, lentamente comenzó a observar a los lados sin ver a alguien hasta que observo las casas... pero no había nadie, ¿habrá sido su imaginación?

Se sentía torpe de nuevo no quería pasar por lo mismo, su padre lo observo y se gano con el un rato hasta que volvió de nuevo en si, una ves tenia todas las cajas en lo que seria su habitación se enfoco en despejar la zona de la cama el resto lo aria otro día.

Después de unos días se percato de algo bastante raro para el, su vecino de enfrente que parecía de su edad o algo así, siempre salía a trotar en las mañanas cuando el recién decidía irse a dormir, al principio su curiosidad era mínima hasta que lo observo mejor, era un chico alto y atlético que se mostraba con buen cuerpo, pero eso no tuvo mucho impacto lo que mas llamo su atención fueron sus ojos morados como dos amatistas que le izo tener varias sensaciones entre esa como un deja vu como si ya las hubiera visto antes pero esta seguro de que si fuera así lo recordaría.

Llegaba de comprar algunas cosas cuando noto a sus padres mucho mas alterados que otros días, así que les pregunto a que se debía tanta "organización" en la cocina, a lo que sus padres solo sonrieron y lo mandaron a cambiarse, cosa que dejo más desconcertado. Al salir de su habitación y bajar al comedor sus padres le dijeron que fueron invitados a cenar donde unos vecinos, al principio Rubius no mostro mucho interés hasta que vio a donde se dirigían sus padres, era la casa de aquel chico... su vecino de enfrente que a visto un par de veces, sin embargo comenzó a sentir algo de nervios, si el chico era atractivo pero también se veía intimidante.

Mientras sus padres tocaban la puerta, el cerebro de Rubius tuvo la pésima idea de pensar en lo guapo que era su vecino y como su cuerpo parecía estar trabajado ya que todo se veía grande en el en espacial... antes de que sus hormonas se volvieran mas locas la puerta se abrió dejando ver a los padres de aquel chico.

Intento de todo para no delatarse y ponerse nervioso pero simplemente no podía, su vecino quien no era mas que dos años mayor que el lo observaba fijamente lo que lo ponía muy nervioso puesto a que de lejos se veía un poco menos desafiante que ahora, sin duda este alfa no tenia la necesidad de intimidar su sola presencia hacia que Rubius fuese un bola de nervios en su interior, lo que hizo que este mismo ni siquiera pudiera ser parte de la conversación de los mayores así que solo se limito a decir su nombre.

Después de que aquel chico de ojos amatistas lo observara tan detenidamente escucho su nombre después de una larga pausa... Vegetta, lo que dejo un poco mas tranquilo a Rubius pues su voz no sonaba tan amenazante como imagino y después de un rato charlaron de manera mas cómoda y se dio cuenta de que para ser un alfa era bastante amable.

Pero cuando llego a su casa después de la visita de sus vecinos, pensó de nuevo en Vegetta y en como su rostro estaba adornado con pequeñas pecas, pero luego su mente le recordó esos inusuales ojos como dos amatistas... con diversos tonos morados, eso lo sobresalto un poco, sabia que los había visto pero no recordada donde.

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Destinados     ~rubegetta~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora