In Your Eyes || Mick Schumacher

Capítulo 4

La cita en el café con Mick había ido de maravilla, no podía dejar de pensar en los ojos azules del alemán viéndome atentamente mientras le contaba el mito del porque había una Coyolxauhqui en el templo mayor.

*Flashback*

–Ya en serio, por qué está carrera? La verdad no se ve muy entretenida.– preguntó Mick sonriendo

–Más que ser entretenida es el poder viajar, de pequeña no viajaba porque mis papás se la pasaban trabajando así que apenas y salía de Cancún...aparte viviendo en el "paraíso turístico" no consideraban necesario hacerlo.– dije encogiendo mis hombros.

–Es que también, vivir ahí debió de ser un sueño, de seguro ibas a la playa todo el tiempo.– dijo el alemán.

–Solo iba cuando era el cumpleaños de mi mamá, no había quien me llevará.– dije.

*Fin del flashback*

–Solo te digo, que no te hará bien salir con el.– dijo Lando viendo cómo Hilary se arreglaba para salir con el alemán.

–Lo dices tú, en serio? No creo que seas la persona indicada para hablar de moral cuando se trata de relaciones...– dije viéndolo a través del espejo.

–Solo fue una vez, estaba borracho y ella también me había engañado...– dijo el británico escaneando a la mexicana con la mirada.

–Si lo hiciste una vez lo puedes hacer dos...– dije volteando a verlo con una sonrisa egocéntrica.

–Depende de la persona.– dijo el castaño bajando la mirada al escote de la blusa de Hilary.

–Aja, cómo sea, ya me voy, no creo llegar muy tarde.– dije agarrando mi bolsa y mi suéter.

–Me cambias por un nepobaby... Me siento traicionado.– dijo Lando negando.

–No te cambio por el, simplemente no son lo mismo para mí...y deja de llamarlo así.– dije negando con la cabeza.

–Pero si lo es.– dijo el británico confundido.

–Si pero no toma provecho de eso, si lo  hiciera no estaría en Hass.– dije intentando no burlarme.

–Ese es un buen punto...– dijo el castaño.

–Siempre tengo un punto, te veo luego Landito.– dije acercándome para darle un beso en la mejilla antes de irme.

–Te esperaré aquí, no es como que tenga algo que hacer.– dijo Lando acomodandose en mi cama del hotel.

Me fui al lugar que me había dicho Mick para vernos, estaba nerviosa. En realidad no era solo un sentimiento, eran varios a la vez, tal vez me estaba ilusionando demasiado pero Mick era distinto, por primera vez un hombre me ponía atención en lo que decía y no le quitaba el valor a mis opiniones.

Llegué al lugar del encuentro cinco minutos antes, lo cual era bastante raro ya que siempre llegaba tarde para todo, me quedé viendo mi teléfono en lo que llegaba Mick, pero se empezó a tardar más de la cuenta, cheque la hora y ya habían pasado diez minutos de la hora acordada, tal vez se le hizo tarde, siempre hay mucho tráfico...quince minutos, tal vez salió tarde de su hotel y se quedó atascado en el tráfico. Veinte minutos, tal vez se le ponchó una llanta y tuvo que buscar una alternativa...una hora, eres una idiota por seguir esperándolo, recogí la poca dignidad que me quedaba después de eso y me dirigí de regreso al hotel.

En el camino de regreso no podía dejar de pensar en que había hecho mal, lo espantaste, cómo se te ocurre hablar de esas cosas en su primer cita? Por eso nunca he tenido muchos novios, soy rara, no se cómo comportarme ni como coquetear. De repente me sentía como en secundaria y preparatoria otra vez, dónde todas mis amigas tenían novios o personas que les regalaran chocolates el catorce de febrero, algo estoy haciendo mal, pensaba una y otra vez. No me dí cuenta cuando las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas arruinando mi maquillaje. Debiste saber que esto pasaría, agarraste confianza muy rápido, por qué siempre tienes que ser tan rara? Llegué al hotel y para ese entonces mi maquillaje ya estaba todo corrido, saque la llave a mi habitación y la abrí encontrándome con Lando, se me había olvidado que estaba ahí.

–¿Qué pasó?– preguntó el británico preocupado mientras se paraba y me abrazaba, el era el único hombre que me había visto tan vulnerable (además de mi padre y mi hermano).

–Paso que tenías razón, no me hace bien salir con el, me dejó plantada, probablemente la cague o algo.– dije recargando mi cabeza en su pecho y aferrándome a él.

–Larry, no es tu culpa, el es un idiota si no puede ver la clase de mujer que eres, por dios, eres bonita y podría jurar que eres de las personas más inteligentes que conozco, eres amable, le agradas a todo mundo y tienes una sonrisa que es hasta contagiosa. El problema no eres tú.– dijo Lando agarrando mi cara entre sus manos y limpiando mis lágrimas con sus pulgares.

Tenía que inclinar la cabeza un poco hacia atrás para poder verlo debido a la diferencia de altura, sentí como bajó su mirada a mis labios y me fue imposible no hacer lo mismo.

–Larry eres lo mejor que cualquier hombre pudiera pedir, y si el es tan estúpido como para no darse cuenta de eso es su problema.– dijo Lando acercando su cara a la mía.

Sentí como cada vez se acercaba más y por instinto también hacia lo mismo, nuestras respiraciones se empezaron a mezclar y me fue imposible mantener los ojos abiertos, sentí como me besaba suavemente y por alguna extraña razón...yo se lo seguí, pase mis manos a la parte trasera de su cabeza para acercarlo más a mi, sus labios eran cálidos y reconfortantes. No debería estar haciendo esto, trabajábamos juntos, esto iba a cambiar la situación laboral, mañana me estaría arrepintiendo. Pero todavía no es mañana...si ya sufriste por lo menos disfruta lo que puedas, sentí como pasó sus manos de mi cara a mi cintura acercándome más a él para terminar alzándome del piso y llevándome a la cama.

Por primera vez voy a dejar de sobrepensar todo y voy a disfrutar algo...