Extra

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–Mamá tengo miedo.– dijo Adrianne jugando con sus manos.

–Tranquila, no va a pasar nada, ya lo ve venir.– dije sonriendo.

–Pero tu sabes cómo es con Jules...– dijo negando.

Adrianne ya tenía catorce años y hace un mes había empezado a salir con Jules, pero le daba miedo decirle a Mick y después de haberle insistido en qué lo hiciera por fin lo iba a hacer hoy.

–Es que no se, tengo miedo.– dijo Adrianne tallandose la cara.

–¿De qué?– preguntó Ale entrando a la cocina.

–Ale, vete.– dijo mi hija enojada.

–Amanecimos de malas eh, yo solo venía a decirte que ya llegó tu amorcito y tú te pones de violenta.– dijo mi niño saliendo de la cocina mientras negaba.

–¡Ya llegó!¡Tengo que llegar antes que papá!– dijo Adrianne saliendo corriendo de la cocina.

Yo salí atrás de ella pero cuando llegamos ya era tarde, Mick estaba parado en la puerta con los brazos cruzados.

–¿No te quieren en tu casa o por qué te la pasas aquí?– preguntó Mick con el seño fruncido.

–Mick.– dije en tono de advertencia.

–Papá.– dijo Adrianne rodando los ojos.

–Amor, ayúdame con unas cosas de la cocina.– dije jalando a Mick del brazo.

–No, tengo que ver qué el niño no le haga nada.– dijo quejándose.

–No le va a hacer nada, es momento de que la dejes crecer.– dije cuando entramos a la cocina.

–Es que es mi princesa, Hil. No se en que momento pasó de ir a los karts conmigo y Alessandro a estar pegada a ese niño. No quiero que la lastimen.– dijo pasando una mano por su cabello.

–No la puedes proteger de todo, Mick.– dije sonriendo mientras lo abrazaba.

–Si puedo, la voy a encerrar en su cuarto para que no vuelva a pasarle nada.– dijo el rubio.

–Tal vez puedas pero no debes, aparte, van a encontrar la manera de seguir viéndose.– dije riéndo al oír su ocurrencia.

–Es que era mi princesa, antes me dejaba hacer todo por ella y darle lo mejor de lo mejor, la cuidaba y ella se dejaba cuidar, ya no, ahora quiere hacer todo ella.– dijo Mick con rastro de tristeza.

–Ya creció, es parte de la vida y no lo puedes evitar...y siempre será tu princesa, solo que toda princesa se convierte en reina y una reina puede tener un rey.– dije usando su comparación.

–¿Por qué crecen? Que se queden chiquitos, así si nos dejaban abrazarlos y consentirlos.– dijo recargando su cabeza en la mía.

–Lo se, Alessandro ni comprarle cosas nos deja.– dije negando con una sonrisa, Alessandro se parecía más a mi que a Mick.

–Tengamos otra hijo.– dijo Mick abrazándome más fuerte.

–Mejor otro perro, son menos dolorosos.– dije riendo.

Después de convencer a Mick de que no enloquecierá salimos de la cocina y ya estaban todos sentados en la mesa del comedor, Adrianne y Jules estaban sentados juntos y Alessandro estaba al lado de Adrianne.

–Son novios, se gustan, se besan, se pasan el chicle.– dijo Alessandro molestando a Adrianne y Jules que tenían las mejillas rojas.

Voltee a ver a Mick el cuál se había puesto serio al oír eso e hice hasta lo imposible para no reírme al saber que estaba a punto de sacar a Jules de la casa a escobazos.

–¿Quién tiene hambre?– dije sentándome a comer.

Decidí que se merecían ver un poco más de Mick y Hillary adultos 🤗

Branqui

In Your Eyes || Mick Schumacher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora