En tus sueños

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No sabía qué decir. Supongo que nada me obligaba a hablarle a este tipo. Aunque, bueno, me estaba dando un aventón. Pero no, nada me obligaba.

~Desde cuándo estudias ahí? ~dijo, sacandome de mis pensamientos.

~Amm... Es mi último año. Se volvió algo pesado ~respondí, asintiendo, queriendo dar por terminada la minicharla. Pero esa no era su intención.

~Todo se vuelve pesado si le das demasiada importancia.

No estaba de acuerdo con eso.

~No es así. Te hace más responsable ~le objete.

~Claro que no. Sólo te crea preocupaciones. Es mejor vivir la vida sin pensar en el día siguiente.

~Eso lo dices porque tienes un mini cooper y seguramente ni siquiera estudias, menos trabajas.

~Cierto y cierto. Y es por eso que no soy un amargado como tú, Adriana.

~Cómo sabes mi nombre? ~le dije, casi indignada.

~Porque lo tienes en tu gafete, genia. Ves cuan nerviosa te pongo? No sería así si no tuvieras tanto en esa cabeza tuya.

Nerviosa, por favor.

~En eso último tienes razón, pero en lo demás, ni en tus sueños.

~Claro que no. En los tuyos sí ~terminó la plática con una excéntrica y muy, muy sexy sonrisa entre los labios.

Maldito, me gustaba demasiado. Pero no iba a dejar que lo supiera así, de buenas a primeras.

~Voy a bajarme aquí. No tuve por qué haber aceptado que me llevaras ~intente abrir la puerta pero él le puso seguro desde el control del chófer~. Abre la puerta.

~No. Te llevaré hasta la escuela, no sea que te pase algo malo.

No podría pasar nada más malo que esto.

~Abre la puerta, ya! ~le insistí, casi chillando.

~Tranquilízate. No te sucederá nada malo, a menos que quieras...

~Cállate, yo apenas te conozco como para aceptar tus insinuaciones.

~Está bien. Te dejo en la escuela y no vuelves a saber nada de mí. Te parece? ~tenia un semblante un poco más serio, dejando ver aún más su marcada mandíbula y el resto de las perfectas facciones de su rostro.

~Perfecto ~le respondí. Aunque sabía que iba a estar difícil que eso sucediera. Pero, bueno, yo no era tan importante para que insistiera tanto en mí, podría buscar a otra y listo. Pero los chicos como él no están acostumbrados a que les digan que no, aunque por dentro los deseen hasta el punto de hacer cosas verdaderamente malas.

Llegamos al instituto, y por más que hace rato quería bajar sin dejar polvo, me lo pensé dos veces antes de jalar la manija del auto.

~Supongo que es aquí dónde nos despedimos ~dijo con supuesta tristeza en su expresión. No se quitó las gafas en todo el camino, por el cual no pude ver sus ojos todavía~ ¿en serio no quieres que nos volvamos a ver?

~Gracias por traerme ~dije, tratando de ignorar su propuesta. En definitiva quería algo conmigo, pero yo no estaba interesada en ser la aventura de una noche de un tío tan... como él.

~Tomaré eso como un sí ~añadió antes de prender el coche.

~Aunque te dijera que no, lo tomarías como un sí ¿no? ~yo estaba ya subiendo las escaleras del instituto, pero escuché lo que dijo antes de arrancarlo.

~Eres rápida, nena.

No pude pensar más en el chico después del pesado día de escuela, al parecer nos iban hacer explotar de tantos deberes. Me alegré de eso por un momento, pero en la tarde, mientras terminaba un proyecto con Berenice la imagen de sus perfectos dientes aparecieron en mi mente, seguidos de sus brazos, su perfil, sus nalgas, todo él... ¿Es que de verdad había cambiado algo en mí ese tipo tan arrogante y sexy? Creo que sí.

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⏰ Última actualización: May 27, 2015 ⏰

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¿Quién de los dos será? (Hermanos Rocha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora