CAPÍTULO 1

496 50 0
                                    

El alto hombre de cabello gris despeinado veía su reflejo en el vidrio de la amplia ventana de su apartamento. Vestía con un pantalón de pijama y bebía de una taza de café en su mano derecha. Pensaba en varias cosas cuando se distrajo al ver el cuerpo desnudo de un hombre removiéndose en las sábanas de su cama. No recordaba al tipo, pero no le sorprendía. No era la primera vez que le pasaba, y casi siempre cuando se emborrachaba en exceso la noche anterior, lo cual tampoco era frecuente.

Estando sobrio nunca lo habría escogido, no era su tipo, era muy delgado y roncaba mucho. Dejo la habitación y fue a la cocina a sacar del horno unos bollos que él mismo había preparado para desayunar. Suponía que su acompañante estaría hambriento. Una vez tenía los bollos en una pequeña cesta comenzó a preparar unos omelette rellenos de champiñones con queso. Estaba entretenido cuando escucho la voz del chico aun adormilada en la puerta de la cocina.

-Huele muy bien, no debiste molestarte. Me voy que me esperan-. El chico se le acercó para pararse de puntitas, y dejarle un beso de pico rápido -Fue divertido-. Iba con su ropa arrugada, su cabello lacio despeinado, sus zapatos colgando de una de sus manos y se retiró. Viktor Volkov se quedó con su rostro extrañado escuchando como el tipo se encontraba con alguien más en la puerta, reconoció la voz del otro hombre como la de su amigo, representante y productor: Greco Rodríguez, este terminaba por cerrar la puerta del piso. Raro pensó.

Carraspeo su garganta y termino el desayuno. Preparo igualmente dos platos, para que su socio desayunara junto a él más una taza de café.

Dejo la comida en sus respectivos platos y se sentó frente a la mesa del desayunador. Abrió la computadora portátil y comenzó a revisar sus correos. La noche anterior había asistido a una cena de negocios con los productores de la cadena de televisión donde él trabajaba. No tenía muchas ganas de asistir debido a que estaba preparando los últimos detalles de su próximo viaje, pero estaba casi obligado a ir y poner su mejor cara. Su productor, quien entraba en ese momento en la cocina, no le perdonaba perderse de dichos eventos. Por la cena había dejado de lado algunos correos referentes al trabajo y debía ponerse al día. Un grupo de producción dependía de él.

Volkov era un hombre agradable y tranquilo, pero sacarlo de su zona de confort lo ponía irritable. Probablemente su mal humor lo hizo beber desde temprano para soltarse más y ser lo más encantador posible para todos esos hombres de saco que se le acercaron a saludar.

Él era un chef reconocido que en los últimos seis años se había dedicado a ayudar a varios restaurantes alrededor del país para levantar sus negocios. Lo entretenido del programa era verlo enfrentarse a las diferentes actitudes de los participantes: había gritos, lloros, peleas familiares, peleas de pareja, peleas con él... pero todas las personas que aceptaban su ayuda mejoraban la calidad de sus restaurantes tanto en atención como en comida. Pese que le encantaba su trabajo quería dedicarse a su profesión, sentar cabeza y disfrutar más su vida, así como su hermana Alexandra lo estaba haciendo.

Con mucho cariño llevaba consigo una foto de la boda de su hermana, de la feliz pareja recién casada junto a él. Desde que viajaron juntos a Estados Unidos desde su natal Rusia les toco a ambos trabajar muy duro para forjarse un camino de éxitos. Él ahora un famoso chef y presentador de televisión, y ella una escritora y psicóloga. Verla tan feliz con su pareja le hacía envidiar esa vida llena de cariño que se alcanzaba con la persona indicada. Cuando era más joven no le daba importancia a mantener relaciones sentimentales y se enfocaba solo en su trabajo. Ahora a sus treinta y seis años tenía un punto de vista diferente.

- ¿Qué tal galán? -. Saludo Greco sentándose a su lado -Muchas gracias Volkov-. Se sentó frente al plato de comida.

- ¿Recuerdas al hombre que salió? -. Pregunto con el ceño fruncido.

-Ese era el barman del evento, mi querido amigo-. Tomo entre sus manos uno de los bollos de la cesta y le dio una mordida.

-No lo recordaba. ¿Está todo listo para salir a Los Santos? -. Siguió hablando restándole importancia con la mirada fija en el ordenador.

-Por supuesto, mi asistente ya termino de coordinar el viaje-.

En dos días él, junto a su equipo de producción viajarían al último destino: la isla del estado de San Andreas. Su programa: "Help my restaurant!", se había emitido sus tres primeros años en televisión y luego fue transmitido un capítulo semanal en la plataforma de streaming que lanzo el canal. Aun así, fue un éxito y le dio libertad para escoger mejor a los participantes.

Las personas que aplicaban solían ser dueños de restaurantes que debían llenar un formulario de catorce páginas, tener por lo menos un año comprobable en funcionamiento, que sirvieran cenas, con mínimo treinta y cinco mesas disponibles. Adicionalmente, debían enviar un video tour del restaurante. De los locales que más llamaban la atención de los productores se escogían junto a Volkov cuales participarían en la serie. En cada temporada de doce capítulos se dedicaban a ayudar a varios negocios.

Él era un hombre firme que trabajaba de la mano con los dueños, al día de hoy muchos de los restaurantes seguían en funcionamiento, y con orgullo leía noticias sobre algún que otro que recibían reconocimientos por su menú y calidad de servicio.

El último restaurante que participaría de la última temporada pertenecía a la familia Laurent-Pérez. Era un negocio administrado por Maia Laurent junto a su familia, en el último año y medio no había podido levantar su negocio, y pedían de su ayuda ya que los ahorros familiares peligraban. Después de revisar su formulario y platicarlo con Greco y su otro productor aceptaron. Nunca había visitado la isla, así que podría ser una buena oportunidad.

El hombre de espesa barba a su lado terminaba su taza de café. -Estaba deliciosa la comida, como siempre. Si me fueran los tipos te aseguro que ya serías mío, tu cocina es de lo mejor-. El hombre ruso se rio por la broma.

-Seguro que tu señora es una buena cocinera-.

-Claro que lo es, pero tú eres tú. No todos los días Viktor Volkov te hace un desayuno-. Llevo el plato hasta el fregadero y comenzó a limpiarlo. – Creo que debemos tomarnos unos minutos para preparar las actividades a realizar, primero los chicos deben llegar al restaurante a instalar el equipo, estamos pendientes de hablar con la señora Laurent para ponernos de acuerdo y llegar a grabar la pequeña entrevista con ellos... Muchas cosas como ya lo sabes -. Secó el plato y lo guardo. - ¿Comenzamos? Solo unos meses más y podrás dedicarte a lo que tú quieras ... -.

Volkov esbozó una sonrisa y asintió. Tenía curiosidad de que le deparaba su futuro después de este restaurante y terminar con su serie. 

Help my restaurant! - VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora