Help my restaurant! - Volkacio

CAPÍTULO 8

-Horacio, ¿estás listo hijo? -. Grito su madre desde el final de la escalera que conectaba con el segundo nivel de la mansión.

-Sí, ya estoy contigo-. Este se veía por última vez en el espejo, acomodando su cresta morada. Después de unos minutos, su hijo bajaba con una camisa color cielo formal, aunque con la manga recogida hasta el codo, junto a unos pantalones negros formales.

-Horacio, te ves muy bien, pero tu me ibas a ayudar a traer los papeles que necesita revisar el chef Volkov y están llenos de polvo-.

- ¡¿Y me lo dices ahora?!-. Rezongo un poco y volvió a subir a cambiarse el conjunto por una camiseta blanca y unos pantalones cortos. Reviso el reloj y aún quedaban algunos minutos para que se presentará el equipo de la serie, así que se apresuro a ayudar a su madre y bajar nuevamente vestido con la ropa formal para recibir a sus invitados.

El móvil de su madre sonaba, cuando ella contesto la llamada era su yerno, avisando que estaba afuera del portón de la mansión junto al grupo de producción. Habían coincidido en la entrada de la vivienda, cuando Charlotte lo recibió rápidamente le aclaro que Maia no podría llegar y por el semblante decaído del castaño tanto Charlotte como su hijo sabían que la pareja había peleado. -No te preocupes hijo, pasa adelante. Tengo algo de tarta que preparo Horacio anoche ¿te gustaría comer un poco? -. El hombre asintió y entro al hogar Laurent.

Ella se quedo en el mismo lugar esperando a los muchachos del programa. Horacio estaba a su lado con una encantadora sonrisa – Hola Charlotte, hola Horacio-. El primero que saludo fue el peligris quien encabezaba al grupo. Saludo con un beso en la mejilla a los dos y se quedo a un lado de Horacio. -Estamos listos Charlotte, usted nos indica donde podemos instalarnos. Déjeme decirle que tiene una casa preciosa-.

-Muchas gracias señor Volkov. Es un regalo de mi esposo, él la compro cuando quedé embarazada de Maia, aquí crie a mis niños-. Horacio sonrió y rodeo con su brazo a su madre.

- ¿El señor Pérez nos va a acompañar? -. Pregunto curioso el ruso.

-No, me temo que Andrés viajo al norte el día de ayer y regresará hasta mañana, pero estoy capacitada para ayudarle en lo que necesite, he estado involucrada lo más que he podido y tengo a Horacio conmigo. Confió que entre cocineros se puedan entender mejor-. Horacio sonrió tímidamente al ruso y asintió.

- ¿Por qué no vas amor a indicarle a los chicos donde se pueden ubicar adentro? -. Su hijo entro a la casa seguido por el equipo para colocar las cámaras y micrófonos-.

Volkov y la señora se quedaron solos en la puerta de la casa -Espero que la documentación que tenemos aquí le sirva-.

-No se preocupe por eso, estudié un poco de finanzas en la universidad y las he puesto en práctica en la mayoría de restaurantes-.

-¿En serio?-. Ella estaba sorprendida.

-Por supuesto, ha sido siempre mi sueño establecer mi propio local así que quería prepararme en las áreas que pudiera-.

-Curioso como un hombre como usted se ha dedicado a ayudar a los demás, pero aún su vida carece de cosas importantes-. El comentario de Charlotte no iba a malas, es solo que le sorprendía que su vida fuera tan solitaria a pesar de conocer a tantas personas.

-Ni me lo mencione...pero espero que de aquí a un año pueda tener algo o alguien más por lo que sentirme orgulloso-. Volkov sonrió - ¿Entramos? -.

- Sí mejor pasamos-.

La tarde fue un poco tediosa para Horacio y su madre. Volkov cuestionaba algunas decisiones tomadas en el corto tiempo que llevaba establecido el restaurante. A la par que cuestionaba, el ruso les recomendaba otras formas de invertir el dinero tocando incluso el tema de cambiar a algunos trabajadores de la planilla. Charlotte le pidió a Otis no participar de las tomas y que mejor descansará en la sala con el postre que le había regalado, en el fondo le preocupaba que la situación del restaurante estuviera quebrando la relación de su hija.