CAPÍTULO 2

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Eran las diez de la mañana cuando Greco y Volkov llegaban finalmente a la ciudad de Los Santos, agradecían que su viaje no había tenido ninguna complicación.

Luego de desabordar el avión y realizar los registros pertinentes, ambos hombres estaban esperando por su transporte en una de las entradas. El check-in del hotel lo tenían programado para las doce del mediodía, pero planeaban conocer la ciudad antes, lo que no contaban es que en la ciudad cayera lluvia que no estaba pronosticada, por lo que Greco sugirió dirigirse directamente al hotel.

Debido a la hora les tocaría esperar un poco para hacer el respectivo check-in. – ¡Hola! -. Un vehículo se quedo frente a ellos y un hombre de cabello despeinado teñido de rosa les hacía señas para acercarse. El hombre era su otro productor: Daniel Díaz.

Este los recibió con un cálido abrazo, generalmente él se encargaba de viajar con los chicos de producción. Era un hombre tranquilo con una pequeña familia que le esperaba en Los Ángeles. Viktor y Greco subieron al vehículo luego de tan afectuoso recibimiento y una vez listos, el carro se puso en marcha camino al hotel. El ruso veía por la ventana los altos edificios que eran parte del paisaje de la ciudad. Subían cada vez más por las calles hasta llegar al hotel donde pasaría el próximo mes.

Daniel les confirmo que el equipo de producción ya tenía todo preparado en el restaurante. En los últimos dos días se habían dedicado a colocar el equipo y realizar algunas tomas del local previo a la llegada del chef Volkov.

El tiempo que invertía en las grabaciones generalmente era de quince días para luego retirarse, sin embargo, al ser las tomas del último capítulo, editarían todo el material en la ciudad para enviarlo a la televisora por eso su estadía todo el mes en la isla. Después de eso Volkov se tomaría su descanso, aún no había decidido a que ciudad se mudaría, pero no pensaba volver a su apartamento en Los Ángeles.

El pelirosa se dirigió al estacionamiento del hotel, donde los tres hombres bajaron y los recién llegados sacaban sus maletas del vehículo. La lluvia arreciaba haciendo el ambiente un poco más frio. El hotel Elgin House era un complejo de apartamentos de lujo ubicado en la zona de Vinewood. Se acercaron a la recepción donde el ruso y su amigo terminaron su registro, pero les quedo esperar hasta que la habitación estuviera lista. Dejaron su equipaje con los chicos de atención al cliente y el encargado los guío al restaurante para que pudieran comer algo mientras les daban el visto bueno para subir.

Eran ya las once de la mañana, así que podían permitirse almorzar tranquilamente. Daniel los acompaño para poner al día a sus compañeros. El mesero les presto la carta y regreso minutos después para tomar la orden. El chico le sonrió a Volkov e incluso le guiño el ojo. Tenía un atractivo bastante decente, de ojos oscuros y cabellos rizados. Este esbozo una sonrisa y le indico al chico los platos que iba a consumir.

Greco no paso por alto el intercambio entre ambos hombres. - ¿Te agradó el chico? -. Susurró cuando el mesero se había ya retirado.

- ¿Cómo? -. Pregunto Viktor, Daniel rio.

- Veo que ya te llevas bien con nuestro mesero-. Tomo su vaso lleno de agua fresca y bebió un poco viendo la cara de su amigo.

-Para nada, está simplemente siendo amable-. Le resto importancia con sus hombros.

-Claro que sí-. Lo molesto su productor de cabello rosa.

- Por eso siempre pide una habitación para él mismo-. Soltó Greco picándolo con una sonrisa en su rostro.

-Por supuesto que no. Yo no soy así-. Dijo un poco ruborizado. Sus amigos siguieron molestándolo cuando la risa de una mujer llamo su atención.

Era una risa escandalosa, haciendo que inevitablemente Viktor dirigiera su atención a ella. Esta estaba sentada frente a la barra del bar que se ubicaba cerca de la entrada principal, platicando con un hombre de cabello negro peinado hacia atrás. Tenía un aspecto como de motero y tocaba una de las rodillas de la mujer.

Parecían estar coqueteando, después de darse cuenta de la presencia de la mujer cada vez que reía el sonido le molestaba. De repente un hombre de traje se acercó a Volkov – Chef, es un gusto tenerlo en nuestras instalaciones, sea bienvenido junto a sus acompañantes. Estamos a la disposición de ustedes, ¿qué tal la comida? -. Pregunto un poco nervioso de la respuesta a recibir. Era conocido por todo el país lo directo que podía llegar a ser el ruso cuando se trataba de criticar la comida mal preparada.

-Muchas gracias por tan amable recibimiento para mi equipo, respecto al almuerzo todo bien-. Se noto que el hombre se relajo al escuchar que el servicio del hotel no había generado ninguna critica de parte del caballero ruso. -No sé preocupe, no soy el temible chef que se ve en televisión-. El hombre se rio y asintió.

-Cualquier comentario será bien recibido por nosotros para mejorar, si me permite le entregaré sus llaves para que puedan acomodarse al final de su comida-. Tanto Greco como Viktor recibieron sus respectivas llaves y el hombre de traje los dejo terminar su almuerzo.

Agradecieron al mesero por la atención, una vez terminaron. El chico no desaprovecho la oportunidad de volver a coquetear con el chef a la espera de tener algo de suerte en la larga estadía que tendría el más alto en el lugar. Cuando estos se dirigían a la entrada del salón, la mujer ruidosa y el hombre que la acompañaba se levantaron bruscamente de sus asientos, haciendo que el hombre moreno derramara su bebida en Volkov.

El sonido de ambos hombres chocando provoco un silenció en la sala donde el resto de clientes dirigió la mirada a la escena. Rápidamente el hombre de saco que les entregó las llaves se acercó con una toalla para que Volkov se limpiara. Greco y Daniel seguían a su lado mirando con disgusto al hombre de cabello negro que trato de disculparse con falsa preocupación. Tomo de la mano a la mujer y salieron del lugar.

Viktor era un hombre calmado, pero sus orejas estaban rojas. Agradeció al sujeto del hotel su ayuda y se llevó la toalla con él. El resto del camino a sus habitaciones, los tres hombres comentaron algún que otro insulto para el inoportuno hombre y trataron de calmar a su amigo, que, aunque aparentaba ir tranquilo sabían que era su fachada. Entró a su habitación luego de despedirse de sus colegas y reviso el apartamento.

Era un amplio penthouse con una vista impresionante de la ciudad, tenía varias habitaciones entre las que estaban dos baños con amplias ventanas, una gran cocina y un elegante comedor. Entre tanta recamara encontró el dormitorio y de paso se tranquilizó del mal rato que paso abajo en el restaurante. Dejo su maleta a la par de la cama y se tiro en el colchón. Estaba cansado, así que aprovecharía para dormir hasta el día siguiente, que sería su primer encuentro con la familia Laurent Pérez. 

Help my restaurant! - VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora