PRINCESA ATRAPADA

CAPITULO UNO

LOS PERSONAJES DE SAILOR MOON NO SON DE MI PROPIEDAD, PERTENECEN A SU AUTOR ORIGINAL, NAOKO TAKEUCHI.

CAPITULO UNO

ENDYMION

-Endymion-sama, Endymion-sama, es hora de despertar.

Siento como una pequeña mano se posa en mi espalda y me sacude de un lado a otro.

-Por favor, despierte Endymion-sama.

La dulce voz se aleja y escucho sus ligeros pasos chocar con el suelo de madera de mi habitación. Escucho el ruido de una cortina siendo deslizada, una vez más sus pasos ligeros y de regreso otro deslizamiento de cortinas. Con lentitud abro los ojos y el sol entra por el ventanal de la habitación, solo puedo ver una parte de mi gran recamara iluminada por el sol.

Poco a poco el resto de las cortinas son abiertas y más luz solar entra en la habitación.

Con lentitud me incorporo en la cama y me siento, recargándome contra el cabecero de la misma.

-Muy buenos días Endymion-sama. ¿Durmió usted bien? –pregunta la rubia con una voz dulce.

Al mirar hacia la dueña de esa voz, suelto una sonrisa de lado.

Su traje de Maid, con la falda larga negra y un pequeño mandil blanco la hace ver suculenta, se ve tan pura y provocadora al mismo tiempo.

Esta chica todas las mañanas es la primera que me da los buenos días y la ultima en darme las buenas noches. Siempre estando atenta a cada cosa que necesito.

-Buenos días Usagi. Dormí perfectamente.

Dormiría mejor si tan solo Usagi se quedara en mi cama.

Ella me regresa una sonrisa encantadora sin darse cuenta de mis pensamientos.

Decido salir de la cama, Usagi me acerca las pantuflas rojas a mis pies, yo deslizo mis pies descalzos dentro de ellas y me pongo de pie. Usagi se hace a un lado bajando la cabeza al dejarme pasar.

Me dirigió al baño a lavarme el rostro, el agua esta helada cuando abro el grifo, al salir de mi cuarto de baño Usagi está a un lado de la cama ya hecha y con mis ropas listas en las manos, esperando a que yo las tomara y comenzara a desvestirme y vestirme.

-¿Necesita ayuda Endymion-sama? –pregunta ella con las mejillas sonrojadas cando tomo las ropas que me ofrece y las puntas de nuestros dedos se rosan.

Trago duro al ver su delicado sonrojo.

Esta chica me hace sentir muchas cosas, principalmente lujuria. Es demasiado pura e inocente. Siempre hace la misma pregunta, ambos sabemos la respuesta eso.

-No, puedes retirarte.

-Tendré su desayuno listo en la terraza del jardín trasero, como a usted le gusta –dice, hace una reverencia y sale de la habitación.

Suelto un suspiro y tiro las ropas en la cama. Me friego las manos sobre el rostro tratando de aguantar las ganas de salir corriendo tras ella y tomarla de una vez por todas.

Soy un hombre de treinta y cuatro años enamorado de una chica de a penas esta rosando los dieciocho años. Me encuentro locamente enamorado de Usagi desde el primer momento en que la vi.

Sin dudarlo la puse a mis servicios, solo me sirve a mí, no hace nada que no diga yo.

La primera vez que vi a Usagi yo tenía diecisiete años, me encontraba en una inspección en los barios bajos de mi nación, quería ver como Vivian mis súbditos más pobres, por una vez en mi vida me llamaron la atención los que se encontraban por mucho más bajo que yo en una posición social.