Inseguridad

130 4 1
                                    

Había que conseguir tanto comida para la despensa como materiales para el mantenimiento del Sunny y otros para uso personal, por eso estaban en esa isla.

- Chopper, ¿podrías revisar a Sanji? Está muy raro - Le pidió el tirador del barco con preocupación al doctor - Él no es así, sabes a lo que me refiero. Habla con él -

- Con gusto le haré un chequeo, pero el más indicado para hablarle eres tú. Eres su pareja después de todo y no creo que esté enfermo - Le aseguró el pequeño reno.

- Mm - El moreno dirigió la vista al cocinero, quien se había detenido a comprar verduras -Hablaré con él cuando volvamos al Sunny. Gracias, Chopper -

– Un placer.

Dicho y hecho.

Esa mañana, luego del desayuno, el cocinero del barco se había ido con una cara, más no parecía estar enojado en lo absoluto.

¿Qué tendrá?

Nadie, además del francotirador, le prestó mucha atención a esta actitud.

Lo que sí les sorprendió a todos, sin excepción, fue el hecho de que les hiciera la vista gorda a tantas jovencitas hermosas de esa isla que estaban en todas partes. No se dirigía a ellas a menos que sea necesario, como para pedirle permiso, por ejemplo. Tenía días así.

Aunque seguía siendo detallista con Nami y Robin, no era como siempre era. Ya no gritaba "¡Nami-Sawn!" o "¡Robin-Chawn!" cuando se dirigía a ellas.

Pero, un detalle que no podían pasar por alto, estaba apegado, muy apegado, al francotirador del barco.

No era un secreto para nadie que ambos mantenían una relación amorosa, pero Sanji no era tan apegado a Usopp a tal punto de que pareciera una garrapata.

De Zoro y Luffy no era nada nuevo, de esos dos se espera todo y a la vez nada, pero de parte de Sanji era algo raro que sucediera básicamente de la noche a la mañana.

Después de la cena y de que dejara su cocina pulcra y reluciente, Sanji salió de la cocina.

Y, como le tocaba vigilar esa noche, sabía que Sanji le haría compañía por un rato antes de irse a dormir.

- Sanji, ¿qué te pasa? - Le preguntó con preocupación una vez verificó que todo estaba bien en los alrededores - No eres el mismo, todos estamos preocupados... Principalmente yo -

- ... - El rubio no respondió al momento. Dio una calada a su cigarrillo expulsando el humo con lentitud - Yo... siento que te estoy traicionando -

- ¿Eh? - Preguntó viéndolo con una ceja alzada - Pero- -

- Me siento mal por eso, ¿sabes? - Le detuvo.

- Pero... Sanji - Usopp se acercó a él y le abrazó cariñosamente. Sintiendo como este apoyaba la frente en su hombro, respondiendo al abrazo - No tienes que sentirte mal. No me estás traicionando. Yo no lo siento así -

– Pero yo sí, Usopp.

– ¿Por qué? ¿Qué te hace pensar eso?

- Lo que siempre hago cuando veo una linda señorita cerca me hace pensar eso - Respondió aún escondido en el hombro de Usopp - Al principio lo ignoraba pero luego lo pensé, lo pensé demasiado... Y aún lo sigo haciendo -

Usopp se había imaginado una respuesta así. Suspiró.

– ¿Sabes? Si no haces lo que haces... No eres tú.

– ¿Eh?

- Me gusta y me divierte que cuando veas a una linda chica te vuelvas loco y tengas de esas anormales hemorragias nasales, es divertido aunque a veces sea asustadizo - Se rió por su respuesta - Eso es lo que te hace ser tú además de la buena comida que haces, claro - Le palmeó la espalda - Si no eres así no eres el mismo, Sanji. A mí no me gusta el Sanji de ahora, me gusta más el otro. Además, tú y yo sabemos que solo te fijas en la belleza exterior, exceptuando a Nami y a Robin - Pensó lo último.

Sanji se había quedado perdido en sus palabras, no sabía que decir.

Levantó la cabeza para ver la sonrisa la tierna que le dedicaba el moreno.

- Así que espero que a partir de mañana, no, a partir de ahora, vuelvas a ser el Sanji que todos conocemos. Nami y Robin están desanimadas últimamente por tu actitud, eso me está preocupando -

– Usopp...

– ¿Ajá?

Un beso fue lo que recibió por respuesta.

- ¡Joder, te quiero! - Exclamó contento, apretando el abrazo.

- Y yo a ti, Sanji - Volvió a sonreír palmeándole la espalda - Sanji... No... No respiro -

Sanji ignoró, más bien no escuchó, sus palabras y se movió de un lado a otro aun abrazándolo fuertemente, Usopp correspondía el abrazo, pero su rostro empezaba a perder color.

- ¡Ay, carajo, lo estoy matando! - Aligeró la fuerza del abrazo cuando se dio cuenta de lo que hacía, viendo como la cara de Usopp recuperaba su color - Perdón, lindura. Me emocioné -

- No... No hay problema - Respondió algo mareado.

Sanji bajó a Usopp, quien seguía algo mareado por tanto movimiento repentino por parte del otro.

– Gracias, Usopp.

- No tienes que agradecerme nada - Movió la cabeza de un lado a otro, para espantar el mareo - Ahora ve, no quiero ver a las chicas llorando -

- ¡Sí! - Asintió animadamente y tomó una bocanada de aire - ¡Allá voy, Nami-Sawn, Robin-Chanw! - Se alejó de Usopp dirigiéndose a la cocina, donde sabía que aún estaban los demás - ¡Les prepararé un-! - Se detuvo.

- ¿Qué pasa? – Le preguntó el moreno, quien ladeó la cabeza al no escuchar lo que faltaba.

– Usopp, te tengo una pregunta.

- ¿Ah, sí? - Devolvió - ¿Cuál es? -

- ¿Por qué me dijiste eso? - Alzó los hombros y ladeó un poco la cabeza - Digo, o sea... ¿Qué acaso no te provoca celos o algo parecido? -

- Mm... No te voy a negar que a veces los celos sales solos. Pero... - Se acercó peligrosamente a su rostro - Sé que solo me quieres a mí - Acortó la poca distancia que tenían y lo besó fugazmente - Bueno ¡Nos vemos al rato, lindura! - Dijo alejándose de Sanji, quien se había quedado mirándolo boquiabierto.

- ¡Eres maravilloso, cariño! - Le gritó en modo de agradecimiento.

- ¡Lo sé, gracias! - Se despidió momentáneamente de Sanji con la mano.

Sanji tomó otra gran bocanada de aire y se preparó para correr.

- ¡¡¡Nami-Sawn, Robin-Chawn!!! - Corrió rápidamente a la cocina, dejando un camino de polvo a su paso - ¡¡¡Su cocinero favorito va en camino a prepararles algo delicioso digno para unas diosas como ustedes!!! -

sopp reía mientras veía al rubio alejarse.

- Veo que lo conseguiste, Usopp - Dijo Robin, o eso parecía. Porque cuando volteó vio un brazo que había salido de su hombro con una boca en la palma.

- ¡Ah! - Pegó un grito por el susto - ¡Robin, me asusté feo! -

- Eso veo - Escuchó decir y por instinto vio su otro hombro donde había salido otro brazo pero con un ojo en la palma.

– ¡¡Aahh-!!

- Tranquilo, Usopp - Otro brazo salió de su pecho, tapándole la boca - Preocuparás al cocinero -

Usopp asintió, así Robin hizo que desapareciera el brazo de su pecho.

- No vuelvas a hacer eso, Robin - Pidió llevando su mano al pecho, soltando el aire.

Robin se rió, bueno, la boca lo hizo.

– Lo siento, Usopp.

- Esta bien, tranquila - Sonrió mirando la puerta de la cocina - Ahora todo está bien -

One Piece - HistoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora