Verdadero Cavendish

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Solo ven la belleza de la Rosa, sin importarles las espinas.

Cuando no se arriesgan a tomarla, con todo y sus espinas...

Solo se quedan admirando su belleza.

– ¡¡Cavendish - Sama!! 

– ¡¡Eres brillante, Cavendish - Sama!! 

– ¡¡Eres hermoso!! 

Esos y otros halagos eran los que recibía el joven Cavendish. No hay lugar donde no escuche esos cumplidos hacia su persona, tanto hombres como mujeres lo admiraban por su belleza y su perfecto físico, como dicen ellos.

Su belleza...

A veces se preguntaba... ¿Habrá una persona que me quiera dejando de lado mi aspecto físico?

Escondía los sentimientos negativos que le provocaban sólo pensar en aquella pregunta o una parecida. Lo escondía en su arrogancia y aire de superioridad. Nadie debía verlo así, en ningún momento.

Patético.

Aunque a veces dolía. Dolía el hecho de ser perseguido solo por su apariencia. No le molesta la atención, claro que no, eso sí jamás. Pero...

– A veces quisiera ser yo mismo con alguien.

Bartolomeo. El chico contrario a él en todo sentido de la palabra... ¿Cómo se había hecho "amigo" de Bartolomeo?

¿Él? ¿Un chico hermoso, de aspecto delicado, alabado por todos, educado, y más hermoso, juntándose con una persona sin muchos modales que digamos y problemático como Bartolomeo?

Eso sí es algo... Extraño.

.

.

.

Se conocieron por casualidad en un parque.

Era uno de esos pequeños momentos donde Cavendish tenía algo de paz, sin admiradores detrás él. Donde podía pensar en cualquier cosa, menos en su belleza. Donde podía ser él mismo al menos por un momento. O por lo menos hablarse a sí mismo de como se sentía. 

Era lo único que podía hacer.

Uno de esos días dónde no usaba ropa extravagante, donde no llamaba mucho la atención como otros días. Una persona sencilla, común y corriente, sentada en un parque.

Miraba al cielo despejado, respirando un poco de su grata soledad. Gracias a los árboles y flores del alrededor el ambiente de ese lugar era pacífico, tranquilo. Y, como estaba en un lugar apartado y menos concurrido que el centro del parque, nadie notaba su presencia, lo cual agradecía.

Al estar sentado de espaldas, sentía que le daba la espalda al mundo y que el mundo no se fijaba en él, que lo ignoraba, cosa que también agradecía.

- A veces odio ser así - Se dijo así mismo.

- ¿Así como? - Una voz masculina se escuchó detrás de él. Cuando volteó pudo ver a un chico peliverde y con colmillos. Este mismo se acercó y se sentó a su lado en el banco sin preguntar, manteniendo espacio personal, claro.

- ¿Desde cuándo estás ahí? - Preguntó un tanto asustado ¿Razón? Ni el mismo lo sabía.

- El tiempo suficiente como para no verte siendo lo fastidioso, princesita, arrogante e irritante de siempre - Contestó sin voltear a verlo. Solo se limpiaba las uñas.

Cavendish solo suspiró. No perdería su tiempo en una discusión.

- Responde a mí pregunta - Insistió el peliverde.

One Piece - HistoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora