Catástrofe [Gally y tu]

Capítulo Doce

"There's no many people i'd honestly say i don't mind losing to. But there's nothing like doing nothing with you".
Nothing - Bruno Major

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Capítulo Doce

Un sonido fuerte me despertó, horas después, con los primeros rayos del día, Gally vomitaba.

—Wow, ¿estás bien?.

—¡No me veas!— se tapó con una mano, mientras que con la otra sostenía el balde. No dije nada, solo me acerqué y deposité un beso en su espalda.

—Voy a trabajar, tengo un día largo hoy.

—Su…— vómito —Suerte.

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—¡A ver!— movió sus manos confundido Tomás, que me acompañaba en el laberinto, después de recoger las heces —¿Duermen juntos?— asentí —¿Hablan?— asentí, pero con mi mano hice un ligero movimiento, que indicaba "más o menos" —No entiendo, ¿cómo lo haces?.

—¿Qué cosa?.

—¿Cómo es que, confías en él en estar a tu lado todas las noches, a tu lado? ¿Cómo es qué entra sin tocar, como si fuera suya? ¿Cómo es que están de una u otra forma siempre al lado del otro, pero tienen la comunicación mínima para sobrevivir?— arrugué mi nariz, pues lo que decía Tomás era cierto, ¿Cómo?.

—Es…Raro…Mira— di un circulo, procesando —Es que no se siente como…

—¿Recuerdas qué te dije que sentía algo por alguien?— pasó saliva, nerviosa.

—Tomás, yo…

—Es Newt.

—¿Qué?— abrí mis ojos como platos y sonreí —Tu, pequeño…Sucio— golpee su pecho y reímos.

—Lo sé, lo sé— elevo sus manos riendo —Siento, como si estuviera enfermo, siento como si tuviera hormigas caminando y golpeando en mi barriga.

—Oh, Tomás. Qué lindo— hice un puchero.

—¿Eso sientes por Gally?— desvié mi mirada un momento, pensando.

—No. Algunas veces. Siento, como sí el fuera parte de mí. Disfruto su compañía, y él la mía. No hace falta que hable, pues se lo que piensa. Tampoco hace falta que me diga que me quiere, pues lo siento. Me gusta saber que entra a mi cabaña con confianza y que encuentra su lugar a mi lado todas las noches. No, no me siento incómoda ni suelo sentir esas hormigas, algunas veces sí, pero, no es todo el tiempo. Sentí algo más parecido a mariposas, cuando lo veía por las noches, antes de correr.

—¡Sí! ¡Mariposas! ¡Eso siento!— me apunto.

—Sí, no sé qué signifique eso. Es, como si toda nuestra vida hubiéramos estado ahí. Siento comodidad, encuentro tranquilidad y paz en él— Tomás asintió, se acercó a mí, tomo mis mejillas, y me beso. No lo aleje, pues tampoco sabía la razón, hasta que sentí el leve empujón de su lengua en mi labio, abrí levemente mis labios.