11. Capitán Tetas Chuecas

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🐼: Canción: Cupid (Twin version) - FIFTY FIFTY


Llegué a la parada de autobús. Hoy es el día en dónde me quitarán los puntos en la cabeza. Programé la cita para después de clases, Robin me enseñó las rutas adecuadas y los buses correctos para llegar; no pudo acompañarme debido a un proyecto en grupo. Estaba a punto de intoxicarse por comer demasiado para faltar a ese encuentro, detesta los trabajos en grupo. Y no la culpo, tampoco son mis favoritos; especialmente cuando piensan que se pueden aprovechar del resto, desaparecer durante las reuniones o no leer los mensajes y, el día de la entrega, querer poner su nombre en el trabajo sabiendo que lo único que aportaron fue un dolor de cabeza, estrés y ganas de partirle la cara como un saco de boxeo. Aunque, dudo mucho que eso suceda con Robin, definitivamente nadie querrá meterse con ella por temor. Después de contarme lo sucedido en el bar y su tatuaje y, el chico que le estornudó encima, no me quedan dudas.

Una pareja de novios llegó para hacerme compañía. Estar de pie me mantiene alerta y, por ende, me da un mejor tiempo de reacción. Revisé la hora en mi reloj y asentí, voy con bastante tiempo de sobra. Prefiero llegar dos horas antes y esperar a que me esperen a mí, eso me da demasiada vergüenza.

Movía la cabeza de un lado a otro al compás de las melodiosas voces de Morat hasta que mi paz y tranquilidad se vio interrumpida cuando la pareja a mi lado comenzó a besarse. Primero un pico y luego otro. Los miré con una mueca que pareció no importarles en lo absoluto porque el chico apretó el trasero de la chica, sin descaro alguno. Bufé y desvié la mirada. Jamás he sido muy elástica, pero no sé como mi pierna llegó hasta el otro extremo de la parada. No tengo nada en contra del amor o lo que eso representa para cada persona, sin embargo las muestras de cariño excesivas en público es lo que me causa cierto malestar. Al parecer, tengo un imán para atraerlos. Recuerdo una vez que estaba llegando tarde a clases debido a un siniestro de tránsito y subía rápido el puente peatonal cuando me topé a una pareja delante mío caminando con toda la pachochada del mundo y yo, con apuro. No tenía forma de adelantarlos porque acaparaban el espacio por completo. Empezaron con el mismo código, besos pequeños y caricias. Lo impactante fue cuando la chica le metió un dedo en el ano a su novio —con la ropa puesta, obvio— y él saltó de la sorpresa. Me reí, debo admitirlo.

Le subí el volumen a la música y abracé mi bolso. ¿Cuánto tardan los buses en aparecer? De seguro no es una ruta muy concurrida y pasan cada media hora. Una moto se detuvo a unos metros de mí y le di una mirada rápida. Me moví un poco a la izquierda y bajé el volumen de la música. El diseño de la moto me resultó familiar, unas franjas verdes en la parte trasera que resaltaban gracias al color negro de la misma. ¿Dónde he visto ese patrón antes? El conductor se quitó el casco y su rostro pecoso fue lo primero a relucir. Arregló su cabello con una mano igual daba una sensación de estar despeinado debido a los rizos. Me saludó con una mano e hizo una seña con la cabeza para que me acercara. Sonreí un poco y me quité los audífonos para guardarlos.

— ¿Qué haces aquí?

— Vas al hospital ¿no? —asentí y me entregó un casco. Estoy teniendo dejavus de una noche que prefiero olvidar— Te llevo.

— Oh, no no. Ya aprendí la ruta de buses, puedo llegar sola.

Negó, muy decidido. Miré el casco en mis manos, con líneas moradas. El suyo eran de color verde, combinando con la motocicleta.

— ¿Phoebe te dijo?

— No me quiere ni diez metros cerca de la residencia.

— Cierto —sonreí sin separar los labios—. ¿Sabes? Al principio pensé que fueron pareja y la relación acabó muy mal.

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