Jungle Beast War

Capítulo #5: Tierra De Osos

Por supuesto, aquí tienes el texto con los párrafos separados para mejorar la legibilidad:

El brillo de la mañana y el canto de algunas aves despertaron a Drile, quien se había quedado dormido en la tumba de su padre.

—Chico, despierta —dijo mientras sacudía a su espíritu animal—, tenemos que irnos.

Drile se levantó mientras sacudía su ropa. A lo lejos, observó cómo un grupo de personas buscaban algún rastro de supervivientes. Comenzó a bajar las escaleras, aún seguía aturdido por lo que había pasado la noche anterior. Perdió a todos los que amaba; tropezó con uno de los escalones y los recuerdos aún pasaban por su mente.

—Oye, ¿estás bien? —dijo un hombre mientras le daba la mano.

—Sí... —contuvo sus lágrimas—, estoy bien —le tomó la mano.

—Fue una larga noche, ¿verdad?

Drile no respondió; aún no podía pensar con claridad.

—Entiendo, tranquilo, chico —buscó una manta en su mochila y la cubrió con ella, era cálida como una piel de oso—. La mayoría de los reptiles no sobrevivieron al ataque y al no ver rastro del general no...

—Está enterrado arriba —lo interrumpió—, mi padre está enterrado arriba.

El hombre lo miró sorprendido; los ojos de Drile estaban a punto de explotar.

—Tu padre fue un buen hombre —lo abrazó para consolarlo—, un buen amigo y al ver cómo sufres por su partida, fue un gran padre.

Drile comenzó a llorar, pero intentó detenerse al poco tiempo; no quería que lo vieran tan vulnerable. La partida de su padre era algo que no superaría en poco tiempo, pero llorar no lo traería de vuelta.

—Disculpe —se separó del hombre mientras limpiaba sus lágrimas—, necesito buscar a alguien.

El hombre asintió, sacó un silbato en forma de oso de su abrigo. El ruido que hizo al soplarlo era similar al gruñido de un oso.

—Bien chico, ¿a quién necesitas encontrar? —preguntó el hombre mientras se rascaba su barba castaña.

—A alguien llamado Grizzly, miento —se corrigió—, al maestro Grizzly.

Otros 3 hombres aparecieron frente a ellos; habían escuchado el silbato del hombre que encontró a Drile.

—Grizzly, ¿qué necesitas? —dijo uno de los tres, tenía la piel pálida y sus ojos eran de color azul.

—Creo que el chico encontró a la persona que estaba buscando.

Drile lo miró; el hombre comenzó a reír al ver su reacción.

—Me presento, hijo, soy Grizzly, el maestro Grizzly, encantado.

El equipo de búsqueda se retiró de la aldea de los reptiles. Los resultados de la búsqueda no fueron nada prometedores; algunas tortugas habían sobrevivido y se encontraban refugiadas en la aldea de las criaturas marinas con sus semejantes, mientras que las otras especies no tuvieron la misma suerte.

Drile estaba sentado en el carruaje de los osos; tenía demasiadas dudas y no sabía por dónde empezar.

—Maestro, ¿de dónde conocía a mi padre?

—Conocí a tu padre en la guerra de bestias; fuimos compañeros por casualidad y éramos inseparables.

Drile conocía las hazañas de su padre en la guerra junto a su clan, pero nunca había escuchado sobre alguna alianza con los osos.