Capítulo #8: Objetos Malditos y Sellos Para Maldiciones

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Después de un rato de práctica con el Dummy, este detuvo sus movimientos. Drile se desplomó en el piso, exhausto por la pelea que había tenido con su maestro. Comenzó a respirar para calmar su cuerpo y espíritu; el peso de su abrigo lo aplastaría si bajaba la guardia. Drile metió sus brazos en el abrigo para intentar quitárselo, pero su cansancio era tal que cayó de cara contra el piso.

—Odio este entrenamiento —dijo mientras intentaba levantarse.

Sus piernas comenzaron a temblar al dar un paso, pero eso no evitó que saliera de aquella habitación.

—¿Por qué el maestro tardará tanto?

Comenzó a explorar la cueva de su maestro, era un lugar nuevo para él. Cada habitación a la que entraba era más impresionante que la anterior. La biblioteca del maestro fue una de las más curiosas, con las paredes llenas de libros como una biblioteca normal. La única diferencia era que el maestro tenía varios artefactos encerrados en cúpulas de cristal junto a un gran libro. Drile lo cerró con cuidado para no perder la página donde se había quedado su maestro; la pasta era dura como si se tratara de cuero, con la frase "objetos malditos y sellos para maldiciones".

—Curioso, no pensé que el maestro tuviera un gusto por coleccionar objetos malditos.

Empezó a pasar las páginas del libro, observando cómo algunos de los objetos tenían notas y marcas de su maestro. Drile siguió observando con curiosidad.

—Un momento —se detuvo en una de las páginas—, yo conozco este objeto.

Sacó el collar de su madre y lo puso al lado del dibujo del libro; eran totalmente parecidos uno al otro.

—No puede ser, sabía que mi madre tenía una maldición, pero esto...

Comenzó a leer la información de la página en busca de respuestas.

*Sello para el fuego espiritual*: En caso de que alguien tenga la maldición del ave Fénix, usar este objeto para evitar el avance de la maldición. Esta daña el espíritu animal de la portadora y a su persona, haciéndola inútil a la hora del combate.

Drile buscó alguna cúpula para colocar aquel collar. La curiosidad se volvió rápidamente ira; el solo hecho de pensar que la impura del fénix aún estaba con vida le hacía hervir la sangre. Continuó hojeando aquel libro en busca de más información, pero este estaba incompleto; tenía páginas en blanco y algunos de los objetos tenían una breve descripción, mientras que otros solo tenían la frase "DESCONOCIDO" con letras grandes y gruesas.

Drile siguió hojeando con desesperación. Sus esperanzas de encontrar algo más acerca del objeto maldito de su madre se esfumaron al llegar al último objeto de la lista. Drile lo miró con decepción, pero algo en la forma de este le resultaba familiar.

—¿Dónde los había visto antes?

Apreció la imagen por unos segundos; eran tres dientes en un collar, idénticos a los que tenía su padre.

La información de la página era un poco más extensa que la de los otros objetos.

*Los dientes del rey dragón*: Objetos que tienen sellado en partes iguales el poder del rey dragón, el impuro causante de la guerra de bestias.

Drile se recostó en la silla de su maestro; era la silla más grande en la que se había sentado en toda su vida.

—¿Por qué mi padre tendría uno de los dientes del rey dragón? —se cuestionó mientras seguía leyendo.

*Su ubicación actual es desconocida. La poca información que se tiene de su paradero está oculta en la gran biblioteca.*

*Es importante recordar que nunca se deben juntar los tres dientes de dragón en un cuerpo que no posea el espíritu animal del dragón. De llevarse a cabo dicha acción, el último portador con el espíritu del dragón podrá regresar del reino de los espíritus, destruyendo el cuerpo y el espíritu del sujeto que haya cometido ese error como intercambio en el reino espiritual.*

Drile tocó su frente con sus dedos fríos.

—Así que por eso atacaron mi aldea, querían el diente de dragón que tenía mi padre.

Acomodó el libro en la página donde lo había dejado su maestro, comenzó a buscar una cúpula de cristal para cubrir el collar que era de su madre. Después de un rato se dio cuenta de que no había por ningún lado.

—Debería buscar en algún otro lado, no creo que sea correcto que se quede expuesto —expresó al salir de la habitación—. ¿Dónde habrá dejado el maestro las cu...?

Algo lo tomó de la pierna al dar un par de pasos fuera de la habitación. Drile no perdió el tiempo, volvió a doblar su pierna para liberarse. Empezó a observar sus alrededores en busca del maestro, pensó que ese ataque era parte de su entrenamiento.

Drile no perdió el tiempo, hizo que su espíritu animal apareciera para ayudarlo.

—Chico, busca a la otra persona que esté aquí —le rascó la barbilla—, yo iré por mis armas.

Ambos se separaron. Drile corrió a la habitación donde había estado entrenando para buscar en la armería de su maestro sus guantes para combatir.

—¿Dónde dejó el maestro mis guantes?

Empezó a desesperarse al sentir cómo lastimaban a su espíritu animal.

—Vamos, ¿dónde están? —abrió uno de los cajones del arsenal con desesperación—. Eso servirá.

Tomó unas nudilleras de su maestro, pero estas eran diferentes. Tenían pinchos en el lugar de los nudillos y terminaban con una navaja en el lado del dedo meñique.

—Muy bien, estoy listo.

El aura de Drile volvió a cubrirlo; al parecer, ya se había acostumbrado al peso del abrigo, ya que

en esta ocasión sí lo cubrió al 100%.

Drile silbó para que su espíritu animal fuera a donde él estaba, pero antes de que pudiera llegar, el intruso lo arrojó contra la puerta corrediza de la habitación, haciendo que esta se hiciera pedazos.

—¡Chico! —Drile se acercó a él para ver cómo se encontraba su espíritu animal.

Su espíritu animal subió a sus hombros; no se veía herido de gravedad, solo con varios arañazos en todo su cuerpo. Drile le acarició la cabeza para tranquilizarlo.

—Todo estará bien chico, solo encárgate de la defensa —Drile puso sus puños en pose de combate.

Los pasos del intruso se escuchaban cada vez más cerca; el corazón de Drile latía cada vez más rápido. Trató de calmarse con su respiración, pero el crujir de la madera rota lo puso aún más nervioso de lo que ya estaba.

—Bien, bien, bien ¿qué haces tú en esta cueva?

—Yo debería preguntarte lo mismo.

Los dos cruzaron miradas por unos segundos; el intruso al fin entró a la habitación portando un par de katanas.

—Tú no perteneces a este lugar, lo sé por el color de tu aura.

Drile se quitó el abrigo; iba a pelear en serio desde el primer movimiento.

—No deberías discriminarme por el color de mi aura.

El intruso comenzó a reír al escuchar lo que Drile dijo.

—¿Qué harás al respecto? —el aura del intruso lo cubrió; era de un color naranja brillante.

—Te demostraré que no debes juzgar a nadie por su aura.

—No sé por qué el maestro te permitió entrar, pero yo seré quien te saque de aquí.

Ambos se abalanzaron uno contra el otro; el sonido del choque de sus armas rompió el silencio de la habitación. Ninguno cedería al otro; esta era una batalla real, la primera batalla real de Drile y no estaba dispuesto a perderla, por su honor, el de su clan y el de su maestro.

Jungle Beast WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora