Capítulo 13

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Me excite, no sé los puedo negar.

La verdad no sé que es lo que me está pasando, nunca en mi vida había besado a otra persona. Solo a Pedro, pero esos no eran besos, no así...

En este momento estábamos Hugo y yo, el había salvado mi vida. Creí que iba a morir cuando estaba en plena crisis de ansiedad.

Pero Hugo...

Él... Él..

¡Besaba de maravilla!.

No sé por qué este arrebato de lanzarme a él y besarlo, solo no sentía asco, y eso me hizo sentir tan... ¿Confundida?  ¿Feliz?

Él se quedó un rato pasmado por mi arrebato, sin embargo a medida que nuestros labios siguieron sus movimientos, el se fue relajando.

No sabía que un beso era capaz de salirse tanto de control.

Yo gemi cuándo de un momento a otro, su lengua empezó a jugar con la mía, incitandome a jugar un juego que no conocía del todo.

No era mi primer beso claro está, pero nunca antes alguien me había besado con lengua. O almenos alguien a quién yo le correspondiera el beso...

En el momento en el que su lengua tocó la mía, un inexplicable cosquilleos se sintió en el fondo de mi vientre.

Era delicioso, Había que admitirlo.

No sabía que hacer exactamente, así que copie sus movimientos.

Al parecer eso debió de estar bien, porque recibí un gemido de su parte, aquel sonido me encendió, lo cual hizo que de una vez por todas me subiera a su regazo.

Lo que no esperaba era que el y yo nos sincronizaramos  a la par. Yo levantándome para sentarme en sus piernas a horcajadas, y él cogiendome del culo para luego pegarme más a su evidente erección.

Nos seguimos besando, y por falta de aire no sabía ni cómo me llamaba.

Nos separamos en busca de aire. Su mirada... mí mirada,  sus pupilas claramente dilatadas, mí garganta seca.

Nos miramos por unos minutos más.

Todo indicaba a qué nuestro "besito" había finalizado.

— Perdón Angélica sé que esto se ve mal pero...— pero yo quería más .

Sin dejarlo terminar, empecé a mover mis caderas creando así una fricción simplemente deliciosa, una fricción que tanto como mí cuerpo, a como el de él pedía a gritos.

Seguí moviendo mis caderas.

— Dios Angélica... Si sigues así yo ...

Su voz se escuchaba tan deliciosa y ronca que ya podía sentirme mojada y caliente.

¿Por qué estoy tan cachonda?.

¿Qué me pasa ?.

Hugo miró hacía su entre pierna, mientras seguía el movimiento de mis caderas con sus manos haciendo del movimiento más bruscos y placentero para ambos. Y más para mí que me había convertido en un río de placer.

Mierda, sí que estás mojada.- eso era cierto, mi aparente excitación le había dejado toda la bragueta del pantalón mojada ¿Y mi ropa ? Era el peor desastre de la vida — Dios si estás así no me imagino como está tu...

Mi gemido fue totalmente audibles cuando, sin previo aviso y sin consulta, metió la mano en mi pantalón y bragas para tocar la zona causante de todo mi placer.

— Tú coño está suave y palpitante. ¿Tanto te exita ?.

No sabía por qué me encontraba así, o cuál era este tan repentino arrebato, yo no debería dejar que me toquen, nadie puede tocarme.

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