27/02/23 se realiza el evento organizado por la FIFA World Cup que se realizaba en Paris, ciudad del amor. Argentina contaba con cuatro nominaciones: la primera a mejor arquero, Emiliano Martínez, esperaba el premio, la segunda a mejor director técnico donde el entrenador Lionel Scaloni estaba nominado en competencia con Guardiola y Ancelotti,
La tercera a mejor jugador donde estaba nominado Lionel Messi entre las opciones estaban Mbappe, Hakimi y Benzema y la cuarta a mejor hinchada cuya nominación era representada por El Tula un señor mayor que fue hincha tocando el bombo presente en todos lados y acompañando a la selección en todas las canchas.
Scaloni tenía los nervios a flor de piel recorriendo cada poro no por la competencia del premio sino un reencuentro con su ex, Pablo Aimar con el que no terminó en los mejores términos. La relación había comenzado en el 97' en el mundial de Malasia donde fueron novios oficiales, pero tenía varios problemas, al ser ambos muy jóvenes no podían comunicarse como querían, iban y volvían, eran completamente inestables. Muchos factores influían en su pareja y es que es muy difícil mantener una relación homosexual en un ambiente futbolístico, Lionel había optado porque le chupe un huevo todos los comentarios y amar a Pablo sin tapujos, sin embargo, Aimar no lo quería así o al menos no se animaba a que sea así y Lionel en algún momento iba a estallar y gritarle lo tan cobarde que era, eso es lo que sucedió cuando ambos tenían que marchar a Europa a sus determinados clubes para continuar sus carreras.
— Sabes lo que pasa es que vos no te la querés jugar, tan bueno que sos en la cancha pero cuando se trata de ser alguien en la vida te escondes y conmigo directamente te borras — su voz era rasposa, lagrimas se conjuntaban en el párpado inferior
— ¡Vos no sos consciente Lionel! Nos vamos a cagar la vida porque te molesta que me pregunten por una mina, no entendés que para mí no es una pavada cagar mi carrera, yo entiendo que a vos no te importe pero yo tengo ofertas increíbles donde dudo que acepten a un trolo — sus palabras salían como cuchillos recién afilados que impactaban en la carne del otro.
Una batalla donde el que hería más, ganaba. Donde todo estaba permitido, olvidando a quien tenían en frente, ambos se amaban y a su vez se querían hundir el uno al otro en la frustración de no poder quererse libremente.
— Me estás diciendo que por ser mejor jugador, ¿tu carrera vale más que la mía Aimar? ¡¿Quién mierda te crees?! Estuve con vos siempre Pablo, yo te amo y te juro que lo hago pero de verdad que ya no puedo creer que vos me amas para que después estés diciendo en tal entrevista que estás soltero, feliz, viviendo el mejor momento de tu vida, para que después no te la juegues por mí como yo lo hago por vos. No es equitativo lo que te doy con lo que recibo —
— ¡¿Y qué carajo querés que diga que estoy con Lionel Scaloni desde hace años, que apretamos en todos lados a escondidas en plena rueda de prensa?, tiro toda mi construcción profesional a la mierda y quedo en el olvido, no es fácil lo que pedís! — no podía evitar llorar y gritar desbordando de todo lo acumulado.
— Podés ser sincero y no un cagón de mierda y decirme que no me querés, que me querés lejos, que no me elegís que elegís al fútbol y yo lo entiendo, me cuesta y lo odio, pero te entiendo. En vez de hacer eso me mentís y querés tener todo sin afrontar nada —
— Yo te amo Lionel, no te quiero lejos, sólo que no puedo decir entre dos cosas que son fundamentales en mi vida — su voz se tornaba trémula, estaba débil sentía un nudo en la garganta que lo desgarraba.
— Es el fútbol o yo Pablo, no voy a permitir ser tu opción para cuando tengas libre e intetar que me encajes en un momento de tu vida, yo quiero todo, no que me des lo que te sobra —
