Bdsm

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Buenass. Pido perdón por mi desaparición pero dicen que la facultad va primero.


Este capítulo me costó horrores terminarlo y dudo que este bien del todo, si hay algún error finjan demencia y sigan. ;)




Lionel se estaba despegando sus ojos, desenlazando sus pestañas y sintiendo, de a poco, todo lo que dormido se escapaba de su percepción, tal como esa cálida sensación en su pecho producto de la cabellera de rulos con olor a shampoo de miel o la mano y la pierna que cruzaban por su cuerpo aferrándose a él como si fuese a escapar en cualquier momento. De hecho, lo haría pero sólo con la intención de comenzar su día temprano y de forma productiva, como a él le gustaba que fuera.

Miró de reojo su reloj moderno marcando las 5am, "entrené bien mi reloj biológico".

Su mayor incertidumbre al despertarse era cómo levantarse sin arruinar el dulce sueño de su novio, sabía lo mucho que le dolía al otro despertarse sin su oso de peluche personal, sin embargo, Lionel Scaloni jamás empezaría su día a las 11 de la mañana como lo hacía el hombre que yacía en la cama. Naturalmente como un ritual separaba cada extremidad del cordobés de su figura con sumo cuidado y luego besaba su lunar, acariciaba un poco su torso y le daba un ósculo en su pelo de rico olor.

Una vez completa la ceremonia se dirigía al baño a lavarse los dientes y mear. En la cocina se hizo su desayuno habitual; tostadas con mantequilla de maní, palta y huevo, un cuarto de taza de café y una banana. Todo ese alimento le daba la energía suficiente para combatir sus 2 horas diarias de ciclismo madrugador.

Esta vez comió todo y dejó para el final preparar el café. Mientras el vapor de agua subía por la cafetera italiana y se juntaba con los granos molidos produciendo el líquido oscuro en la parte de arriba y sonorizaba la cocina con su ruido pertinente, una frase llegó a la mente del santafecino algo que estaba evitando pensar llenando su boca con comida.

"Es que yo quiero probar algo nuevo"
Dijo Pablo acariciando su mandíbula y ojos preocupados.


Conocía por demás esos orbes de miel, sabía que aquellas palabras rondaban su mente hace varios días y hasta semanas. Reconocía que su expresión era la misma que ponía cuando en una discusión quería decirle una verdad pero sin intención de hacerle daño.
Quizás era algo que tenía en la punta de la lengua, picándole las papilas gustativas y había logrado verbalizarlo justo en ese momento y ahora, Lionel tenía que lidiar con la responsabilidad de hacer algo con eso. No podía pasar por alto tal confesión.

La tapa metálica de la cafetera comenzó a brincar erráticamente largando humo y gotas de café. Apagó el fuego, enseguida sintió el olor amargo, su café de la mañana se había quemado. Bufó y puteó al aire por su distracción, más de una vez sucedió lo mismo con las tostadas cuya superficie quedaba carbonizada y se veía obligado a rallarlas perdiendo gran porción del alimento en la basura.

Su cabeza era una maquina de engranajes lo suficientemente aceitados para no parar de moverse todo el día generando nuevas preocupaciones por segundo y, en la mañana, ese proceso se acentuada debido a que no tenía un Pablo que frenase su necesidad constante de maquinar.

Del mismo modo que hacía con las tostadas bebió el cuarto de café quemado sintiendo la lástima de que las tostadas podían rayarse y salvarse a diferencia del líquido empetrolado que ahora se deslizaba por su garganta dejando un rastro con gusto acre. La misma sensación de incomodidad que había dejado aquel anuncio de Pablo.

Estaba poniéndose el traje de ciclista y otro disparo atravesó su cabeza.

"No sé amor, otra cosa. Podemos experimentar"

Hots OS ScaimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora