Playing Dangerous

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Lionel vive en un departamento de San Telmo heredado por su abuelo, hombre que cuido, decoró con tonos cálidos, mucho mueble de madera y cuadros de viejos jugadores de fútbol su dos ambientes. Dejó la casa completa y en excelente estado para entregársela a su nieto preferido, el mimado que ahora porta su nombre como segundo del suyo a modo de conmemoración a su persona, Lionel Sebastián Scaloni. 

El nombrado sufrió duramente la muerte de su querido familiar tanto que no podía pisar el piso sin sentir como su mente desmembraba cada recuerdo en cada rincón. Sin embargo, habiendo pasado un año de su muerte decidió, a sus 23 años, mudarse a su propiedad regalada ya que encontraría en ella más comodidad y tranquilidad porque podría distanciarse de su familia disfuncional que, si bien eran la causa de su amargura cotidiana, pagaban cada centavo de su subsistencia y estudios para el profesorado de educación física.

Durante todos esos meses visitaba la casa cada tanto para hacer un par de mantenimiento a todo el lugar sacando polvo, revisando cañerías, chapando las manchas de humedad, entre otras cosas. Por lo tanto, el espacio estaba en condiciones de ser un refugio más que confortable para un joven de sus características. 

 
Lo único con lo que se encontraba disconforme era el barrio o más bien las personas que lo llenaban. El público de San Telmo y sus alrededores era puramente de personas de tercera edad con aires de grandeza y ganas de hacer de la vida de los jóvenes un martirio porque -según Lionel- no recibieron suficiente amor de pequeños y, si ellos no lo tuvieron, no van a dejar que otro lo tenga. 

Por eso, en su segundo día, en su departamento al poner un poco de música para hacer una limpieza profunda le llegaron unas 10 quejas de sus carentes de amor de vecinas y, a las semana, ya contaba con 2 advertencias del portero y del dueño del edificio.

Claramente él no era el del problema. Las viejas ponían sus canciones de Chayanne y Luis Miguel al mismo volumen que él. A pesar de que a veces disfrutaba de sus melodías los domingos a través de la pared, el verdadero contratiempo entre las señoras y el nuevo vecino, era que Scaloni escuchaba las canciones que la mayoría de los chicos de su edad escucha y esas tienen un contraste muy notorio con las escuchadas por gente mayor por sus letras pasadas de tono o incoherentes y sus melodías ausentes de suavidad. 

Otra problemática del barrio y su vecindad era que no encontraba gente en la facultad que viviese cerca de él ni a sus alrededores, por tanto, sólo veía a sus recientes amigos en la universidad y en situación de clases. Se sentía bastante solo y apartado, las señoras no eran opción de sociabilidad porque cada vez que lo veían pasar le dedicaban su mejor cara de pasa arrugada enojada y caracúlica. 

...

Pablo César Aimar estudiante con un promedio brillante se le permitió, a sus 22 años, con la aprobación del instituto universitario de la policía federal comenzar a realizar prácticas de su labor por barrios no muy concurridos de la ciudad de Buenos Aires, el que le tocaba este mes era el de San Telmo. Al no ser prioridad le habían dado uno de los peores turnos, el nocturno. Si bien su rutina se basaría en tener clases a la mañana, estudiar por la tarde y hacer las vigilancias hasta hartas horas el estaba orgulloso de todo lo que había logrado y como hizo crecer su prestigio institucional por mérito propio. 

En su primer día de guardia un Pablo uniformado luchaba por no dormirse apoyado en una pared de un edificio grande y lujoso pero con la estructura clásica de uno que está hace décadas.

Ese fue lugar predeterminado los siguientes 7 días de la semana, lo único mínimamente interesante de aquellas horas eran las señoras amables que lo saludaban. Le daban de vez en cuando algo de comer o tomar y le hablaban de varios temas dándole entretenimiento hasta que les agarraba la modorra y procedían a entrar a su edificio a dormir. Entre sus charlas con todas las tiernas abuelitas un tema resaltaba con mucha indignación de su parte, el vecino nuevo era el repudiado por todas las mayores. El estudiante para oficial estaba hasta harto de siempre recibir la misma queja sobre la música alta del vecino rebelde, Pablo comprendía a la perfección a las señoras, a él le gustaba la música "tranquila" tal como rock nacional, The Smiths, los rollings, Beatles, entre otros y le desagradaban las canciones de ahora tan faltas de letras y de conocimiento musical a su gusto. Pensó que seguramente ese chico sea igual de boludo que varios de sus compañeros en la cursada. 

Hots OS ScaimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora