Do Re Mi

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Pablo Aimar a sus 35 años se retiró del fútbol debido a los grandes problemas físicos que acumuló durante su extensa carrera, se fue con la frente en alto con una trayectoria impoluta y con grandes éxitos. Se retiró jugando para su equipo River Plate donde sus hijos lo vieron en su último baile, sintiendo el futbol argentino y dejándoles el sentimiento de hincha que el tanto apreciaba. Sin embargo con esta despedida un fragmento de su vida se deshizo, ello lo llevo a tener que enfrentar distintas cosas en su vida o más bien acomodarlas, se divorció de su pareja de hace más de diez años, adquirió nuevos gustos como la literatura y la gastronomía pero sentía, aun así, una enorme carencia en su alma algo le decía que los gritos en la cancha, la adrenalina de marcar un gol, correr tras una pelota transpirado, competir en un club no podían reemplazarse nunca y por esa razón buscaba miles de hobbies que lo mantengan mínimamente distraído de su pérdida.

Su hija Sara sabiendo que su padre era gran fan de la música le tiró la idea de aprender a tocar el piano y Pablo como papá complaciente que es buscó donde podría empezar a tomar tales lesiones, no obstante, la mayoría de lugares eran conservatorios que se veían demasiado profesionales para su gusto. El únicamente buscaba unas horas de distensión en su día a día no quería nada que le lleve un sobre esfuerzo, también le interesaba la idea de poder tocarles lindas canciones a sus hijos.

En una salida con sus compañeros de la sub- 20 surgió un diálogo con su reciente búsqueda de ese pasatiempo.

— Mi hijita Sara me dio la idea de empezar pero no me convence ningún lugar — sorbió un poco de su trago y miró como Placente en frente suyo comió un pedazo de pan.

— Ah vos sos un poco colgado Pablo — aun masticaba el alimento.

— Sí, ¿a qué viene eso? —

— No te acordás que Lionel toca el piano, pedíle que te enseñe, aparte de paso seguís en contacto con un viejo amigo — Diego sintió la incomodidad en esa palabra.

— ¿Decís que Scaloni se va a hacer un tiempo para darme clases? ¿No serás un poco fantasioso vos? — rió.

— Si vos se lo pedís seguro — el aludido levantó una ceja.

— Capaz le hable qué sé yo —

La conversación de la noche viró para otros temas sin embargo la cabeza de Pablo repetía una y otra vez que tenía que hablarle a Lionel, la voz de Diego diciéndole que el aceptaría su pedido y las ganas que tenía de verlo nuevamente. Al llegar a su casa le pagó al conductor del Uber que después le pidió amablemente una foto y al entrar fue directo a su teléfono para buscar el contacto del morocho pianista en Whatsapp.

Hola Leo! Cómo estás?, quería hablar con vos un rato. Decime cuando te pueda llamar

Quizás había sido demasiado tosco teniendo en cuenta que no se hablaban hace bastante tiempo pero en el momento pensó que era la mejor manera de hacerlo. El de rulos dejó el celular en la mesa y se dedicó a prepararse un mate para pasar la noche, prendió el tocadiscos que funcionaba a regañadientes y colocó un vinilo de su banda favorita "Los piojos" ampliando sus melodías en toda la casa aunque en un volumen acorde para que sus hijos dormidos no escuchen desde sus habitaciones.

La pantalla de su móvil se encendió, en conjunto se escuchó el tono de notificación del mismo, Pablo leyó en el cartel emergente:

Hola Payasito, te acordaste de m-

Aimar arrugó su frente de fondo se escuchaba la letra de "Agua" sonando.

"Agua, cayendo del cielo, agua, con furia y sin freno. Lava todos mis recuerdos, dame en tus hojas la bendición"

Hots OS ScaimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora