Capitulo 26

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No dejo de llover en todo la madrugada. Antehia se dio cuenta de que eran las nueve de la mañana porque vio el reloj de pared, pero afuera, seguía diluviando y el mundo parecía haber cambiado el vivido por el modo oscuro.

Matthew se había dormido con su mano firmemente entrelazada con la suya, de manera que si intentaba soltarse lograría despertarlo

- ¿Cómo está él?

La abuela del rubio entro a la sala de hospital rápidamente, con sus ojos muy abiertos y las cejas levantadas

- Pues... Tiene un par de costillas rotas, al igual que la pierna, pero esta sanando bien- le explicó Antehia - El médico dice que a lo mucho se quedara un día más.

La abuela se acercó con esa cara triste y le acarició la mejilla con tanta dulzura que logró hacerla sonreír un poco

- Te ves muy cansada ¿por qué no vas a tu casa? Yo lo cuidaré un rato por ti

Se sentó en la otra silla libre a un lado de la camilla y tomó la mano de su nieto mientras lo miraba como si fuera su tesoro mas grande en la vida... Tal vez porque si lo era.

La abuela era una mujer muy dulce, de mente abierta, comprensiva, dadivosa, noble... compasiva. Aún así, Antehia estaba segura de una cosa... Jamás la perdonaría por lo que pensaba hacerle a su nieto.

Aún en esta situación, con Matthew, ¡su mate! Herido... No podía dejar de pensar en Jude y lo que fuera que estuviera pasando con Inha en este momento... Quería correr a su casa para preguntarle si estaba bien, abrazarlo y disculparse por haber sido tan impulsiva y arruinar todo en una noche.

- Se lo que estás pensando - dijo de repente sorprendiéndola. La abuela le mostraba una sonrisa compasiva - Yo fui la primera en alegrarme cuando la luna te eligió para ser la compañera de Matthew. Tus padres... amaban a mi hija y a mi yerno como hermanos de sangre... Así que yo también los amaba como mis propios hijos - la abuela se secó una lágrima y desvió la mirada incapaz de verla a los ojos - Cuando murieron en ese trágico accidente, ayude a tu hermano criarte.

Se volvió para encontrarse con sus ojos cristalinos

- Amo a mi nieto Antehia, tanto como te amo a ti. Quiero verlos completamente felices... Aún que eso signifique que deben seguir caminos separados

Antehia la miró sorprendía

- Te conozco mejor de lo que crees mi niña - la abuela bajo la mirada con un suave rubor en sus mejillas - Es ese extranjero de sonrisa angelical ¿no es así? El que solía caminar contigo todas las mañana y que ya recorrió la mitad de los mundos que tienes en la biblioteca de la cafetería. Si. Pude notarlo por la forma en la que se miran cuando creen que nadie los está viendo, por ese gesto tan disimulado que te hace con los labios cuando te encuentra...- sonrió ampliamente - y ese toque discreto que hacen con las yemas de los dedos, como si se tomaran la mano, cuando en realidad es una simple caricia.

El mundo terminó de derrumbársele. Si la abuela sabía... era obvio que el abuelo también y si existía una mínima sospecha en la manda, ella se los había confirmado cuando la vieron salir en plena madrugada de la casa de Jude para auxiliar a su mate quien había ido a buscarla.

- Perdóname abuela - musito con voz entrecortada y la mirada baja- Les falle a todos.

- ¿Por qué te enamoraste de alguien más? - la sonrisa en su voz la confundía, aún así no tenía valor para levantar la mirada -  Escucha bien lo que voy a decirte. Desde hace muchos siglos que venimos deformando los deseos de la luna.

Entonces si tuvo que mirarla a los ojos. La abuela negó con la cabeza y después se encogió de hombros, todo sin perder la sonrisa

- Nos unen a una pareja eterna, muchas veces en contra de nuestra voluntad, lamentablemente pasa mas con las mujeres por las ideologías machistas de los patriarcas que guían la manda... La luna te ilumina y automáticamente tu vida le pertenece a un hombre.

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