°• One Shot - Lucimus •°

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Mediante el presente le hago llegar un cordial saludo e invitación a la junta de inicio del año escolar de su hijo (a), estudiante de el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, a las 9:00 de la mañana, en el aula B31.

Esperando su asistencia, que tenga un excelente día.

Att: Albus Percival Dumbledore, director de hogwarts.

Remus John Lupin, profesor de defensa contra las artes obscuras.

El corazón de Lucius latió más rápido de lo normal, sentía una gran ansiedad al leer el último nombre de aquel pergamino.

Remus Lupin, el licántropo que aún le robaba el aliento cuando lo veía pasear por el callejón Diagon, el dueño de sus crisis mentales, y objeto de sus deseos.

La persona con la que juraba pasar el resto de sus días, pero simplemente se quedaron en promesas que por prejuicios y obligaciones de sus padres no pudieron cumplirse.

Sintió una presión enorme en el pecho y un nudo en la garganta que poco a poco crecía.

- Tienes que ir- sonó más como un mandato de parte de Narcissa.

- No, sabes perfectamente que...-

- Lucius tienes que ir, sobre todas las cosas eres mi mejor amigo, y estoy cansada de ver todos los días esa cara de amargura e infelicidad- sonó dulce.

- Sabes que no soy infeliz con ustedes- tomó su mano y la acarició.

- Pero, ¿Es lo que hubieras querido para ti?-

La pregunta quedó en el aire, ambos sabían la respuesta.

- Anda, vé a la junta y sólo...habla con él- apretó el agarre para seguido soltarse y dejarlo solo en su oficina.

Qué se supone que haría?, Qué diría cuando lo viera?, Estará enojado con él?
De pronto, su pecho se contrajo en señal de lo duro que le costaba estar tan lejos de su pareja destinada.

Porque eso eran, parejas destinadas que jamás pudieron estar juntas, siempre escondiendo su noviazgo cuando eran estudiantes, y ahora escondiendo los sentimientos que aún estaban frescos entre ambos pero no sabían que aún eran correspondidos.

Lucius no se imaginaba que del otro lado de Escocia, en Hogwarts, un más que pálido Lupin leía la lista de alumnos a los que les daría junta de tutores.

12. Draco Malfoy

El simple apellido le erizó la piel, creyó que todo había sido olvidado, que había sido superado, pero no, jamás sacaría ese apellido de su vida.

Solo deseaba poder controlarse frente a su viejo amor, no le demostraría debilidad...