Capitulo 29- El de las flores

53 2 0
                                    

Después de almorzar una manzana y una naranja, regresé al estudio a seguir ensayando. Eran cerca de las siete de la tarde, cuando llaman a mi puerta; voy a ver quién era y un lindo rubio estaba allí de pie.

--*Hey, lamento haber venido sin avisar, es que no tengo tu número; y quería ver si podíamos pasar la clase para hoy, mañana tenemos que viajar y no voy a poder venir.*--dijo Dolph desde la puerta, asentí con una sonrisa y lo hice pasar

--*Claro, solo, dejá que tome algo de agua y comenzamos*-- le dije cerrando la puerta tras él y caminando hacia la cocina.

--*Estabas ocupada?*--preguntó él con curiosidad mirándome desde el living

--*No, solo practicaba un poco para el viernes; tengo una presentación de última hora y tengo que repasar la coreografía un poco*-- le dije tomando una botella de agua del refrigerador, me acerqué a él y lo guié hacia el estudio --*Entonces, qué querés aprender?*-- pregunté buscando entre los cd's la música que necesitaríamos

--*Algo de vals, soy muy malo en eso!*--dijo él viéndose en el espejo y atándose el cabello. Le queda bien el cabello así, casi todo castaño y solo las puntas de rubio, muy lindo y resalta sus ojos celestes.

--*Tengo la canción ideal para que aprendas a bailar el vals...*--dije encontrando el cd, lo puse y seleccioné la canción número 5:- HSM 3 - Can I Have This Dance. Dolph parecía algo asombrado y confundido.

--*Esta canción es un vals?*-- preguntó acercándose a mi

--*Si, aunque no parezca; tiene un ritmo de vals lento y dulce, es ideal para que aprendas lo básico.*-- dije y tomé su mano derecha con la mía, él sujetó mi cintura delicadamente y comencé a marcarle los pasos. Luego de un par de repeticiones, él finalmente lo tenía. Hice un par de giros para que supiera como manejarlo bien sin que hubiera pisadas o accidentes.

Giré tres veces más y cuando me acerqué a su cuerpo nuevamente, él me sujetó con ambas manos de la cintura y me levantó como si no pesara más que una pluma; me sujeté de sus hombros y sonreí por la sorpresa, él me dejó allí arriba unos segundos mientras giraba dos veces lentamente y luego me bajó delicadamente

--*Eso fue sorprendente; me levantaste como si nada*-- dije aún algo sorprendida.

--*No sos muy pesada que digamos tampoco, puedo levantar más peso del que puedas imaginar*-- dijo él con una sonrisa socarrona en su rostro. Sonreí y me aleje un poco de él.

--*Creo que ya lo tenés,pero si querés practicar una vez más,el sábado estoy libre!*--  dije tomando una botella de agua y destapandola; bebí un trago y la cerré nuevamente.

--*Claro, eso sería genial; no tengo mucho tiempo para que sea perfecto, pero creo que a como vamos, va a ser genial!*-- dijo Dolph y se acercó a mi --*Muchas gracias Joh, en verdad, te lo agradezco!*-- agregó con una sonrisa y me abrazó, lo abracé con cariño y luego de unos segundos, nos separamos

--*Creo que te veré el sábado entonces...*-- le dije para cortar con el silencio.

--*Claro, te veo luego!*-- dijo Dolph y se marchó. Me quedé sola, por lo cual, tomé una ducha y luego de cenar una manzana nuevamente, me fui a dormir.

Por la mañana del jueves, luego de desayunar como se debe, de vestirme con una calza negra, una remera de mangas largas color beige y un sweater dos talles mas grandes color negro; me puse las zapas para correr y fui a hacer algunas compras. El hombre de la verduleria se sorprendió al verme, estaba preocupado porque hacía días no me veía; al igual que la mujer de la dietetica donde compraba los cereales y la avena. Al llegar a casa con un par de bolsas, noté que en la puerta había otro ramo de flores, otra vez eran claveles blancos, muy lindos. Leí la nota y esta vez decía:

La Bailarina del Luchador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora