Morgan y Amber.

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Al día siguiente, mientras Sarah seguía manejando, fue sorprendida por Ellie.

-Bueno, no es para nada una mala lectura-dijo señalando el libro de El Prisionero de Azkaban.

-Por supuesto que no-dijo Sarah-. Es Harry Potter, no hay forma de que sea mala.

-Pero dejamos los otros libros en Boston y ahora no sé qué sigue-se quejó Ellie-. Odio el suspenso. Y no encontré ninguno de los demás libros entre las cosas de Bill.

-¿Le robaste a Bill?-preguntó Sarah; no le daba mucha importancia, aunque le gustaba darse aires de mandona a veces-. Te tengo que poner correa, pecosa.

-¡Estaba tirado por todo el lugar!

-¿Y qué encontraste?

Ellie buscó en su mochila y sacó un disco.

-¿Esto te pone nostálgica?

Lo hacía. Era un disco de Carlos Rivera.

-A mi hermano le encantaba...

Lo puso. Las canciones, admitió Sarah, eran muy buenas.

-Pues sí que tenía buen gusto-dijo Ellie-, ¿cómo se llamaba?

-Lalo.

-Vaya nombre más raro.

-No sé, tal vez sólo era un apodo o algo así, pero así se presentó y así lo llamaba siempre.

A Sarah ya no le dolía tanto hablar de Lalo. A pesar de que le gustaría tenerlo una vez más a su lado, la llenaba de paz y felicidad pensar que el muchacho ya estaba descansando al lado de su hermana Elena.

-¿Y cómo era?

-Un poco serio-dijo Sarah-, pero amable, educado, inteligente, valiente, divertido... todo lo que cualquiera pudiera desear en un hermano.

-Pero no eran hermanos realmente, ¿o sí? Digo, biológicamente hablando.

-No, no lo éramos. Pero las circunstancias nos volvieron hermanos-Sarah empezó a recordar toda su historia con Lalo desde el primer momento-. Nos conocimos el día que empezó todo. De hecho, él chocó nuestra camioneta.

-¿En serio?

-Sí, por su culpa me lastimé la pierna y casi nos morimos mi papá, mi tío Tommy y yo. Pero me lo compensó cuando me salvó la vida de un soldado que nos quería disparar.

-¿Y qué pasó después?

-Viajamos por todo el país buscando a mi padre. Tuvimos momentos buenos, momentos malos, pero siempre nos tuvimos el uno al otro que es lo importante. Se sentía bien tener a alguien en quien confiar, a un amigo, a alguien que amas.

Ellie se quedó mirando el paisaje, triste, mientras repetía esas palabras en la cabeza y recordaba algo de su pasado.

-¿Estás bien?

-¿Eh? Ah, sí-Ellie tomó otra cosa de su mochila-. En fin, creo que tus amigos van a extrañar esto en la noche.

Los ojos de Sarah se le abrieron como platos al ver lo que la pelirroja había sacado.

-¡Ellie, eso no es para niñas!-intentó quitársela sin éxito.

-¡Guau! ¡¿Cómo puede alguien caminar con esto?!

-¡Dámela ahora!

-¡Espera! Quiero ver porqué tanto alboroto-Ellie se arrinconó y siguió viendo la revista-. Oye Sarah, ¿por qué están todas las páginas pegadas?

-Eh...

Ellie se rio de la cara de la rubia.

-Sólo bromeo contigo-abrió la ventana y tiró la revista-¡Adiós amigo!

The Last of Us: La historia de Sarah y Ellie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora