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Ya era de madrugada pero aún no querían volver al barco después de haber estado bailando toda la noche; caminaban tranquilos por la playa, el aroma a mar y la sensación de arena en sus pies combinados con la brillante luz de la luna formaban un ambiente agradable.

Ran: siento que hemos estado hablando de mi toda la noche, por favor cuénteme algo sobre usted.

Nahoya: qué quiere saber?

Ran: no lo sé, como se siente en el barco?

Nahoya: bien, dentro de lo que cabe, podría ser peor.

Ran: no ha tenido problemas con ninguno de la tripulación verdad?

Nahoya: no desde lo del viejo, todos son muy agradables.

Ran: y qué hay de mi?

Nahoya: a qué se refiere?

Ran: que piensa sobre mi?

Nahoya: no sé si decirle sea apropiado.

Ran: no se preocupe por eso, ahora mismo,solo somos usted y yo.

El Haitani se detuvo y tomó la mano del Kawata para atraerlo hacia él, el pelinaranja sentía su corazón acelerado como si quisiera salirse de su pecho y las palabras se le atoraron en la garganta.

Nahoya: pues yo pienso que es alguien muy interesante - decia mientras apartaba la mirada intentando ignorar la cercanía entre ambos - a pesar de que nuestras edades no son tan distintas usted a vivido mucho más que yo, sus historias me parecen emocionantes y usted es una magnífica compañía.

Cuando terminó de hablar volteo a ver al más alto, lo estaba mirando fijamente, parecía que sus ojos violetas lo hipnotizaron ya que no podía apartar la mirada.

Ran: lo lamento.

Nahoya: qué lamenta?

Ran: siento que le quite su vida.

Nahoya: creo que no le estoy entendiendo.

Ran: la aparte de su familia, de sus amigos, probablemente hasta tenía un prometido y por mi egoísmo ahora esta aquí conmigo.

Poco a poco el espacio entre ambos se fue acortando.

Nahoya: no tiene por qué disculparse, yo vine de forma voluntaria para que mis hermanas no lo hicieran.

Técnicamente no mentía, ese había sido su motivo, solo estaba omitiendo pequeños detalles.

Ran: no es por eso por lo que quería disculparme.

Nahoya: entonces, qué es lo que le atormenta?

Estaban tan cerca que podía sentir la respiración del otro a escasos centímetros de su rostro, sentía que no podría resistir mucho más tiempo.

Ran: quería disculparme porque no me arrepiento de nada.

Al final el Kawata tiró de la camisa del más alto para por fin darle un beso, era suave y tranquilo, casi podría decirse que romántico, y aunque no duró mucho fue suficiente para transmitir todos los sentimientos que tenían en ese instante.

Ran: Naho, creo que te amo.

Nahoya: yo también.

Al escuchar las palabras del pelinaranja el Haitani no pudo evitar levantarlo del suelo y empezar a dar vueltas de la alegría.

Nahoya: ya es suficiente Ran, bajarme o nos vamos a caer.

El de trenzas no podía parar de reír, para él esa confesión había sido un gran logro, mientras que para el Kawata representaba un gran dilema, cumplir con el plan que se había autoimpuesto por su familia o  la persona que sentía amar.

dear captain - ringry/ranleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora