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Era temprano por la mañana, demasiado temprano para el gusto de Rindou, pero no había tenido más alternativa que levantarse pues el menor de los Kawata prácticamente lo saco a patadas del cuarto porque "necesitaba organizar todo" y evidentemente su ayuda no era necesaria pero la del Shiva si, como le fastidiaba eso.

Ya llevaba días así, solo comía lo que le preparara su hermano, lo evitaba a toda costa, incluso parecía que Hakkai se había mudado a su camarote porque el peliazul se negaba a estar a solas con él, tal ves decirle que sabía que es hombre no fue su mejor idea, pero prefería tener todas las cartas sobre la mesa antes de intentar algo.

Al salir a cubierta pudo ver a unos cuantos de sus hombres tirados en el piso, posiblemente borrachos; al final bajo a la playa donde vio como unos cuantos pescadores salían con sus canoas y junto a ellos unos pequeños corriendo por ahí.

Al reconocer a uno de ellos se apresuró en ir a saludar.

Mientras hablaba con los hombres, sin que se diera cuenta, el rubio era observado por un peliazul curioso.

Souya: Hakkai - dijo el muchacho sin apartar la vista de la ventana - crees que puedas hacerme un favor?

Hakkai: claro, que necesita señorita?

Souya: es solo una tontería, mejor no.

Hakkai: por favor no diga eso, puede pedirme lo que sea.

Un poco inseguro el Kawata hablo, tenía un plan para arreglar su situación con Rindou, y si todo salia bien cambiar su posición de presa a cazador.

Souya: es que quiero darle una sorpresa a Rindou está noche y quería saber si conoces algún lugar donde nadie pueda molestarnos en esta isla.

El Shiva se puso un poco rojo ante la petición del Kawata.

Hakkai: y que es lo que va a hacer exactamente señorita?

Souya: no lo sé, estaba pensando en una cena al aire libre, solo el capitán y yo.

Hakkai: aaaaa, ya entendí, se refería a ese tipo de sorpresa.

Souya: a cual otra si no?

Hakkai: por favor no me preste atención, ya se que lugar es él ideal pero vamos a necesitar más ayuda.

...

El pelinaranja sentía como si estuviera despertando de un profundo sueño, de una fantasía idílica de la cual no quería salir.

Podía sentir los fuertes brazos de Ran rodeando su cintura, incluso a través del corsé.

Ran: veo que ya despertaste algodonsito.

Al levantar la vista su mirada se cruzó con unos ojos de un violeta intenso, se sentía cómo hipnotizado.

Nahoya: buenos días.

Ran: buenos días.

Ambos se dieron un pequeño beso lleno de amor.

Nahoya: dormiste bien?

Ran: mejor que nunca.

Al decir estás palabras el Haitani presionó aún más al Kawata contra su cuerpo, sentía que si lo soltaba desapareceria entre sus manos.

Nahoya: que hora es?

Ran: no se.

Nahoya: no deberías levantarte ya?

Ran: posiblemente, pero no quiero, me gusta estar así contigo.

El de pelo lacio empezó a jugar con los rizos del otro mientras el pelinaranja le dibujaba corazones el la espalda con su dedo.

dear captain - ringry/ranleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora