Clue [KimChay] TERMINADA

Capítulo 8 [+18]

Presente

Saifah retrocedió un par de pasos al encontrar los registros médicos. Era consciente de la traición, pero no pensó que llegara hasta esos límites. Había intentado resolver el asunto de mejores formas, ninguna había funcionado, pero ahora no sabía qué hacer. Si de algo estaba seguro era de que no sabía si podía salvar a Porsche de esto, era demasiado grande. ¿Qué pasaría en donde las cosas siguieran como iban? Guardó los papeles en su saco. ¿Podría decirle a Kim? Khun Kim. No. Aún no. Saifah todavía tenía otra pista que seguir, una que podría afectar todavía más el destino de la familia, incluso darle pie a Kim para comenzar una guerra de nuevo. Y Saifah quería saber cuál era la decisión correcta.

Kim vio a Saifah llegar la tarde del jueves. Los miembros de la familia estaban en la misma casa en Bangkok, listos para partir como un grupo hacia la casa de campo. Rain llegaría con sus papás y Sky había ido a encontrarse con su papá en un hotel. Kim notó que el estado de ánimo de Saifah no era el usual. Lo siguió hasta el interior de un pasillo. Saifah se detuvo y mandó su mano hacia su revolver cuando sintió que alguien iba detrás de él y no se relajó cuando vio que era Kim.

— ¿Qué sucede? — preguntó Kim —. ¿Encontraste algo sobre Porsche?

— No — mintió Saifah —. Tengo que confirmar mis datos.

— ¿Qué datos?

— Khun Kim, ahora no es el mejor momento. Estoy muy ocupado y usted también. Deberíamos hablar durante la fiesta. Le voy a explicar todo. Estoy seguro de que a khun Porsche no le va a pasar nada por ahora.

Saifah hizo una breve reverencia y se fue, sin dejar que Kim dijera una palabra más. Kim giró los ojos. Eso era lo que pasaba cuando sus hermanos le daban tanta libertad y confianza a los guardias, se volvían como Saifah o Namtan, haciendo sus deberes a medias. Big era algo incompetente, era cierto, pero nunca dejaba las cosas a la mitad, sobre todo no si le estaba hablando directamente a él.

En otra parte de la casa, Kinn estaba sentado en un sofá, sus brazos extendidos, sus manos se sostenían del espaldar, su cabeza se inclinaba hacia atrás, su boca abierta ligeramente y sus ojos cerrados con fuerza. Porsche movía su cabeza, se sostenía de la pierna y el torso de Kinn, movía su lengua sobre su miembro totalmente duro, chupaba y cambiaba la presión de sus labios dependiendo de los gemidos de Kinn. Porsche recibió la descarga sin mucha sorpresa, conocía el cuerpo de su esposo. Subió lentamente, desabotonando la camisa y pasando sus labios sobre su torso. Mordió uno de sus pezones y sonrió al escuchar ese quejido mezclado con jadeo.

Porsche se hizo sobre el regazo de Kinn y lo besó, Kinn agarró con fuerza las nalgas de Porsche. Una de sus actividades favoritas era estar dentro de él, correrse todas las veces que fuera necesario mientras enterraba sus dedos en su piel.

El hombre de piel más oscura tomó el miembro caliente de su esposo y lo hizo entrar en él. El sudor ya le resbalaba por el cuello y pecho, el aire caliente lo hacía sudar demasiado, pero era el calor que sentía por dentro el que sentía que en verdad lo derretía. Se agarró de los hombros fuertes en frente de él y usó el peso de su cuerpo para que entrara por completo en él ese miembro.

— Ah... Muévete, muévete — pidió Kinn, ansioso por liberarse en el interior de Porsche.

Porsche hizo lo que le pidió. Su propia erección rozando entre su abdomen y el de Kinn. El movimiento se hizo cada vez más rápido, más fuerte, Porsche sentía a su esposo temblando dentro de él. El sonido de sus cuerpos chocando hacía eco en la oficina silenciosa. Cuando Porsche se corrió, Kinn lo tomó y lo acostó contra el sofá y siguió golpeando el interior de su carne. Kinn por fin liberó su carga y se preparaba para otro asalto, pero alguien llamó a la puerta.