Capítulo 24 [+18]

852 64 4
                                    

Una corriente de aire refrescaba la habitación. Kim abrió los ojos con pereza, pero volvió a cerrarlos y se movió en la cama. Era tan cómoda, le gustaba, no quería despertar. El sol brillaba mucho afuera, pero adentro había justo la cantidad de luz.

Abrió los ojos rápidamente cuando recordó qué había pasado antes. Se sentó en la cama. Alguien le había puesto una pijama de cuadros, la tela era agradable al tacto. Se palpó el cuerpo primero, estaba bien, no había nada mal en él. O eso esperaba.

Miró la habitación, era un lugar amplio, la cabecera de la cama era metálica, la ventana detrás era gigante, había un par de armarios, un par de sillas. Todo era de colores blancos, mármol, gris o negro dentro de la habitación. Se levantó de la cama y sintió debilidad, sus piernas apenas lo sostenían y la cabeza le daba vueltas, su estómago también se sentía resentido.

La ventana dejaba ver un paisaje hermoso, por la posición del sol pensó que era medio día. Aunque no sabía en qué parte del mundo estaba. En frente de él solo había un espectacular mar azul. No veía demasiadas plantas, pero por la época del año y el clima, debían estar en un país tropical.

Dentro de uno de los armarios había ropa, allí incluso colgaba un traje formal. ¿Qué clase de maniático lo había secuestrado? La ropa allí era de su talla. Se cambió la pijama por unos jeans y una camisa. Intentó buscar algo que pudiera usar como arma, pero no había nada. La primera puerta lo llevó al baño, en donde no había nada ni nadie. La segunda puerta lo llevó por un pasillo.

Había otras puertas, pero todas ellas cerradas. Al fondo escuchaba el sonido de personas, eran muchas personas. Caminó con algo de dificultad, su cuerpo se sentía torpe y no respondía con rapidez. Llegó a una gran sala de grandes ventanas y sofás blancos, pulcros, una cocina grande, el paisaje de alrededor era tan verde y vivo. Pero su atención se desvió a las personas que se movían por la sala. Todos estaban uniformados de blanco y negro, caminaban con un propósito o llevaban algo en las manos. Ninguno se fijaba en él, mas que para evitarlo. Muchas de esas personas llevaban arreglos florales, sobre todo flores blancas.

Más que antes, Kim supo que tenía que escapar. No iría más lejos que esto, podía escapar por la ventana de la habitación. Estaba en un primer piso, solo tendría que salir. Iba a darse la vuelta, pero un atuendo floreado y emplumado llamó su atención. Esa persona lo vio en ese mismo momento y sonrió.

Era preciso lo que había temido.

Su familia lo había secuestrado.

Se giró y comenzó a correr. ¿Por qué no podían comportarse normal por una vez en la vida y dejarlo ir en paz?

— ¡Ash! ¡KIM! ¡NO CORRAS! ¡ATRÁPENLO! — gritó Tankhun, aleteando y señalandolo.

Kim se quedó sin aire, su cuerpo todavía no se recuperaba de la droga que le habían dado. Una de sus piernas se sentía más pesada que la otra y trastabilló. Se sostuvo de la pared. Alguien lo abrazó por detrás, bloqueando el movimiento de sus brazos. Se impulsó con el peso de su cuerpo y salió del encierro, pero se cayó al suelo porque sus piernas no respondieron bien.

— Debieron haberlo drogado más — dijo Tankhun, negando con la cabeza —. No los vuelvo a contratar.

Kim se levantó del suelo, pero estaba rodeado y con la fuerza que tenía en ese momento no podía derrotar a nadie.

— ¿Por qué me trajiste aquí? — preguntó Kim.

— Extrañaba a mi hermano. Te fuiste sin decir nada y desapareciste por casi un año.

Entre varios guardaespaldas lo llevaron de nuevo la habitación en donde se había despertado y lo ataron de tobillos y manos a ordenes de Tankhun. Además lo ataron de la cintura a la cama. Kim intentó defenderse hasta con los dientes, pero lo superaban en número y en energía.

Clue [KimChay] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora