September to October - Rampoe

01

La vez que estuvo en el hospital el año pasado, fue por una amiga.

Más bien dicho, una hermana.

La vez que estuvo en el hospital, la última vez antes de esa operación reciente a su padre. La última vez que estuvo en el hospital, fue por un accidente en una chica.

Su nombre era Yosano Akiko.

Y Rampo aún recuerda las ambulancias viniendo a la escena, y todo el ajetreo de esa noche del 29 de Mayo.

Esa chica, una niña en silla de ruedas debido a un problema a sus huesos, terminó falleciendo debido a una explosión que convocó un incendio. Una explosión en su casa, a la misma cuadra que Rampo. Esa chica murió a los pocos minutos al no poder respirar, y por haber tenido esa explosión directamente hacia ella, siendo la primera que tocó el fuego.

Fue una noche terrible.

Y Rampo recuerda desde esa vez, en donde él tenía dieciséis y ella catorce, que lo único que quedó de todo eso, fue una simple mariposa de metal, un broche dorado para sujetar el cabello corto de esa chica. A ella le encantaba usarlo, y él lo mantenía ahí, en su escritorio, para no olvidarse nunca de ello.

Ahora bien, su presente era nuevamente en un hospital, cuando pensó que nunca más tendría que pisar uno por alguien más. Ahora resultaba que padrastro, Fukuzawa Yukichi, debía pasar meses en ese hospital para poder recuperarse del accidente que sufrió hace poco menos de tres meses.

Abrió la puerta de golpe.

—Volvió a intentar levantarse de la silla.

Un resignado suspiro se escuchó por toda la sala.

Rampo había vuelto al hospital, junto a Fukuzawa Yukichi en silla de ruedas. No se había callado nada de lo que había pasado en ese tiempo fuera del olor quirúrjico de las cosas, luego de la operación que había tenido.

Fukuzawa estaba parapléjico.

La operación lo salvó de tener un daño en la vértebras dorsales, mas la zona lúmbar fue compleja de que le pasara lo mismo. No quedó tetrapléjico, pero sus piernas ya no lo mantenían de pie completamente solo. No lo harían más, nunca más.

—¿Qué te he dicho? —Le dijo el doctor que lo veía con el ceño fruncido, en regaño. Los veía acercarse a habitación de consulta, y negó con la cabeza cuando el otro caballero de cabello platinado, no le compartió la mirada—. Tu hijo haciendo lo posible para que te sanes, y tú chántale hacer todo solo —Regañó, acomodando la camilla.

Rampo había estacionado la silla de ruedas donde el doctor le había dicho. Mori Ougai, el nombre del doctor era Mori Ougai, un oji-violeta y peli-negro adulto de no más de treinta y cinco años de edad, siendo más joven que el platinado hombre tratando de subirse a la camilla bajo las instrucciones de él. Rampo ayudó a ser un apoyo, viéndolo sentarse en la orilla de esta.