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Esa noche, Rampo observaría el recorrido completo de la luna

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Esa noche, Rampo observaría el recorrido completo de la luna.

De un extremo del cielo, cruzaba los senderos oscuros infestados de farolas pequeñas, y alcanzaría el otro extremo. Fue extraño, porque esa noche vería el recorrido de la luna en ese hospital.

Observó desde esa ventana, desde esa silla de hospital. Fukuzawa se había quedado esa noche en ese hospital por los fuertes dolores que mantuvo. Aún no se recuperaba por completo de esa operación, y de vez en cuando tendría dolores, al menos los primeros meses serían de experimentar. Mori había prestado todos sus servicios, diciendo que tampoco era grave de tratar, no obstante tampoco era algo que dejar en manos del pasar de la semana. Se haría cargo al instante, administrándole analgésicos. 

Rampo se encontraba a un lado de esa camilla, viendo la luna cruzar por la ventana, en la lejanía de las arenas ennegrecidas del cielo. Brillante noche parecía ser, aunque el invierno ya era parte de ellos. Estaba gélido, se encontraba completamente abrigado y a pesar de intentarlo, no podía dormir.

Rampo no podía dormir esa noche.

Y lo ameritaba a la propia preocupación por su padre adoptivo. Sus ojos estaban completamente abiertos esa noche, no pudiendo siquiera cerrarlos por más de diez segundos. Estaba algo enérgico, tal vez ansioso sea más correcto decir. Aún así, no pareció haber cosa que lo bajara de esa nube infestada de activación. 

Suspiró, siendo el quinto suspiro que da esa noche. Debía ser de madrugada, no más allá de las tres. Viendo que su situación comenzaba a ser algo exasperante y poco alentadora, se levantó de la silla y decidió usar un puñado de dinero que consiguió ese día por ayudar a una mujer a encontrar a su hijo. No podría dar mucho detalles, solo de que una señora de una tienda que visitó para comprar cosas que no valía la pena recordar, pareció perderlo en los largos y repetitivos pasillos que se interconectaban luego de varios metros, y Rampo la había ayudado al decir con exactitud en donde se encontraba ese pequeño. No esperando esa paga, guardó esos yenes en sus bolsillos y hasta ahora, parecían ser de adorno.

Hasta ahora. 

Su bendita bolsita de dulces lo estará esperando en las cadenas de una máquina expendedora.

Se alejó y vagó por los oscuros pasillos de ese hospital. El turno era mucho menor ese día, cosa casi milagrosa según lo que habría visto de Mori y su cansancio eterno cada día que lo van a ver. Al parecer, hoy era un día menos acontecido; Recordando con exactitud en donde se encontraba esa máquina, llegó a esta y de inmediato, vio cierta bola amarilla arrancada de un libro que ya bien conocía.

Lo conocía, era el cuaderno de Poe. Esa hoja amarillenta habrá sido arrancada de ese cuaderno, y ahora se encontraba arrugada casi completamente bajo la máquina dispensadora. Lo agarró al instante, viendo que ya estaba con cierto polvo en esta, y la abrió. El papel arrugado tenía sobre sí letras en inglés, con una letra manuscrita demasiado prolija y hecha a pluma, que le recordaba a esos antiguos documentos o cartas de los que se tenía evidencia hoy en día. Incluso la tinta parecía ser de buena calidad.

September to October - RampoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora