CAPITULO 15

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Elena Samaras

Un ardor me hizo abrir los ojos, sacándome de mi trance. El dolor era escalofriante, yendo mas alla del plano fisico, a lo mas profundo de mi ser; parecia que podia tocarme el alma. Mis manos comenzaron a temblar y aterrada contemple como mis venas comenzaban a oscurecerse.

Nicolas Price.

Enterré aún más la bala de plata en su interior hasta sentir el hueso de su cadera. La mirada de sorpresa de Elena no tenía precio.

-Se que moriré esta noche.- Con mi mano hice presión sobre la mordida en mi cuello; sentia mi sangre fluir entre mis dedos con rapidez.- Pero tú no volverás a ver la luz del sol por lo que te resta de vida.


Elena Samaras.

Mi cuerpo se arqueo hacia atrás, haciéndome caer al suelo. Mis pulmones se comprimian con cada respiración convirtiéndola a los pocos segundos en un jadeo doloroso. Mi cabeza cayó hacia uno de mis costados y con lágrimas en los ojos miré a la oscuridad. El bosque era iluminado por las rafagas de balas que iban de un lado a otro. Las garras de Anker destrozaban la carne y huesos de los soldados que se acercaban a nosotros. Mi corazón perdía fuerza,  ahogándome, como si una enorme roca hubiese sido colocada sobre mi. Miré el pequeño bulto de flores donde mi recién nacida yacía escondida.

-Electra…..- murmure llorando.

Una silueta oscura salió detrás de su escondite y comenzó a remover las flores con rapidez. 

-No.- suplique.- Dejala!- Intenté gritar pero ni siquiera yo podía escuchar mi propia voz. Como si solo pudiera hablar en mi mente.

El captor pareció notar mi esfuerzo y con su mirada clavada en la mía tomó a mi cachorra en sus brazos y se alejó de ahí y la agonía por el envenenamiento fue reducida por la posibilidad de perder a mi hija.

Nicolas Price.

Elena estaba tirada en el suelo. Podía sentir la cercanía de su cuerpo contra el mío. El latir de mi corazón hacia eco en mis oidos, cada vez mas lento. Mire hacia el cielo y suspire. Pequeñas gotas de agua fría comenzaron a tocar mi piel convirtiéndose en una fuerte lluvia nocturna. Mis párpados se sentían pesados, haciendo más difícil mantenerme despierto. Cedía al cansancio cuando una figura espectral se reclinó sobre mi. A pesar de que mi vista era borrosa pude distinguir que era una mujer. Era preciosa, su piel, tan blanca como la espuma del mar, brillaba por efecto de la lluvia, dándole un aspecto angelical. Sus finas facciones se tensaron en cuanto su mirada se cruzó con la mía. 

-No te resistas.- murmuró.- Ven conmigo.- Sus delgados dedos acariciaron mis mejillas.

-Sabia que te vería esta noche.- sonreí sin ganas y cerré los ojos.

La muerte había llegado para llevarme con ella.

Elena Samaras.

Abrí los ojos de golpe. El bosque había sido reemplazado por la oscuridad. Me levante y mire a mi alrededor buscando a mi hija, a Anker, incluso el cuerpo del soldado. No había nada más que vacío.

-No….- murmuré sintiendo el pánico apoderarse de mi.

No sentía a Hayzel. Estaba completamente sola.

Comencé a correr sin dirección, gritando su nombre. Buscandola. Pero no importaba que tan rápido corriera no avanzaba, como si me moviera siempre en el mismo lugar.

Grite de desesperación y me tiré de rodillas cerrando con fuerza los ojos.

-Hablame!!!.- pedi. -¿Dónde estás?!!!!

LA ALPHA: ÉXODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora