CAPITULO 8

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Nicolás Price.


Entonces que te dijo el Gobernador?.- me pregunto David para después darle un trago al tarro de cerveza.
Tuve que acercarme a él para poder escucharlo. El bar estaba tan lleno como un viernes cualquiera.
-Tu tío?.- dije con tono de burla para después sonreír.- Quiere que sea parte del equipo encargado de neutralizar a la Alpha.- respondí.
Rio con ganas, como si le hubiera contado un buen chiste. Lo mire con los ojos entrecerrados sin entender lo gracioso de mi comentario.

-Lo siento.- dijo agarrándose el estómago.- Lo harás?
-Por supuesto viejo.- dije ignorando su ataque de risa.- Es solo...- me recargue en el respaldo incomodo de la silla.
-Que estas nervioso.
-Si.- di un golpe en la mesa.- Carajo!.- murmure sintiéndome avergonzado por el nudo que sentía en el estómago. Miedo.

-No te culpo.- asintió bebiendo lentamente su cerveza.- Harás frente no solo a un cazador por naturaleza, si no que además es un animal que tiene la ventaja del razonamiento. Si me lo preguntas.- hizo una mueca.- Esta misión es un completo fracaso.

-Gracias por los ánimos.- reí sin ganas.

-A todo esto.- mire la espuma de la cerveza que se escurría de mi tarro vacío. Desde cuando eres un experto en hombres lobo? ¿Hay alguna obsesión?¿Alguna fantasía de la que no este enterado?

-Me obsesionan.- asintió sonriendo.- Y mi fantasía es verlos muertos a todos. Son una maldita plaga que jamás debió salir de las profundidades de la tierra.

Sabia que su comentario cargado de odio tenía una razón, por lo cual guarde silencio esperando hasta que volviera a hablar.


-Cuando era niño, el momento mas feliz de mi semana eran los sábados. Era dia de pesca o dia de cazar en el bosque. Un momento entre padre e hijo.- sonrió de oreja a oreja. Sabía que estaba recordando.

-Un día recibió una llamada al celular. La pantalla estaba en blanco, ni siquiera aparecía el mensaje de número privado, por lo que supimos de inmediato que era el ejército. Le dijeron que debía ir al bosque que colindaba con Lakewood.- suspiro.- Que había un altercado con unos hombres lobo y que todo personal fuera de servicio que se encontrara cerca debía ir de inmediato. Eran noticia.- dijo deslizando el tarro sobre la mesa, para mantenerlo entre sus manos..- Tenia muy poco de haber sido revelada su existencia por lo que me emocioné al escucharlo, ya sabes era el morbo de querer verlos.- su rostro se tornó serio.- Cuando llegamos allá, ya habían militares resguardando la zona. Parecia la escena de un homicidio. Cintas amarillas con la leyenda de "No Pasar" y hombres armados hasta los dientes que no dudarían en volarte la cabeza.

Lo mire sintiendo el sabor de la cebada fermentada acentuándose en mi garganta.


-No te bajes! dijo mi padre tomando mi cabeza entre sus manos y me miro fijamente. Si escuchas disparos no te bajes! de inmediato me espante.- me miro para asegurarse de que aun tenía mi atención.- Yo solo tartamudee.- continuo.- Estaba tan asustado que supongo que olvide como se habla. Tomo el arma de la guantera y cortó cartucho. Me miró de nuevo, me sonrió y bajo del auto.
Vi a David tragar saliva con esfuerzo.
- Creo que es por toda esta mierda de ser militar, de alguna manera eres consciente de que no hay lugar para la debilidad. Para el sentimentalismo...
-David yo...
- Al poco rato escuché detonaciones. Estaban disparando. Me tape los oídos y me solté a llorar. Sé que grite papá! Pero los disparos eran tantos y estaban tan cerca que ni siquiera podía escuchar mis propios gritos.
Lo miré sin hablar.
-Y asi como empezaron los disparos...con la misma velocidad todo quedó en silencio. Parecía que todo había terminado.- dijo con la mirada gacha.- así que mire por la ventana del conductor esperando ver a mi padre pero un militar salió de entre los arbustos, con esfuerzo y podía mantenerse de pie, sangraba a chorros del estómago. Creo que tenia los intestinos expuestos.- de manera automática se llevo una mano al abdomen.- El pobre infeliz vio que estaba en el carro y empezó a gritarme, pidiendo ayuda. Me congele.- negó con la cabeza.- El militar se acercó lo suficiente como para intentar abrir el carro y...- trago saliva.- Desapareció...todo paso tan rápido. Pense que lo había imaginado pero me acerque aun mas a la puerta y fue cuando pude verlo...

LA ALPHA: ÉXODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora