CAPITULO 3

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Evan Thompson.

Había convocado a una reunión del consejo a la mañana siguiente. El punto de reunión ya no era la mansión de la Alpha, sino el bosque, más allá de los límites de Arcadia, donde los desertores y demás criaturas solitarias solían habitar.

Me bajé de la camioneta en cuanto llegamos al lugar de encuentro, sintiendo el cambio repentino de temperatura. Dos guardias mas salieron a mi encuentro, posicionándose cada uno en un costado. El aire era denso incluso el respirarlo era difícil. Una neblina blancuzca cubría por completo nuestro alrededor imposibilitando la visibilidad.

El aroma de los demás consejeros se hizo notar.

-Ya están aquí.- murmuré mas para mi mismo.

Poco a poco pares de sombras empezaron a acercarse hasta quedar frente a nosotros.

Los siete miembros estábamos presentes.

-Caballeros.- alce la voz.

-Por que estamos reunidos aquí?.- preguntó Lombardi mirándome fijamente.

-La junta es rápida y debe ser lo mas secreta posible.- seguí hablando.

-De que trata?.- preguntó Ibrahim.- Noto que algunos de nosotros ya saben lo que pasa pero yo no estoy al tanto de la situación tan comprometedora que nos obliga a reunirnos tan.- nos miro a todos.- discretamente.- añadió.

Trague saliva rebuscando las palabras en mi cabeza. No habia forma alguna de que pudieran tomar lo que iba a decirles con absoluta tranquilidad.

-Convoque a la junta porque.- hice una pausa.- Porque la Alpha Elena se ha vuelto una amenaza no solo para nuestra especie si no para todo ser vivo en este planeta.

Assad y Vidal intercambiaron una mirada incomoda, mientras que Lombardi soltaba una risa sarcástica.

Solo el consejero ruso guardo silencio. Era nuevo en el mando, un lobo joven se podría decir, sin embargo en su mirada se veía experiencia y decisión. Habia estado presente en la batalla que tuvo lugar en Arcadia cuando Héctor enfrento a Elena y sabia por el miedo en sus ojos que el si creía en lo que acababa de decir.

-Elena es fuerte.- hablo el consejero italiano.- Pero no es una amenaza. ¿De donde sacas tus conclusiones? ¿De la guerra con Héctor? Merecido se lo tenia ese niño.

-Lo es Lombardi. - respondí tocando con mis dedos el puente de mi nariz.

-Deja de jugar a los espías. Estas paranoico. - ahora hablo Vidal.

-Moses vino a vernos.- grité haciéndome escuchar ante el eco de voces que empezaban a sonar. No solo los consejeros hablaban si no también sus guardias.

El decir el nombre de Moses surtio un efecto inmediato en ellos. Todos guardaron silencio, incluso algunos parecieron perder su color.

-Nosotros teníamos una profecia en libros viejos. Libros que solo la familia real conoce y que hablaban de una gran guerra.- los miré para despues seguir hablando.- Pensabamos que esa profecia hablaba de la guerra entre los mellizos, pero no es asi.- negué con la cabeza.- Elena es quien nos hundirá en la muerte y en la pena, pero es el bebé que crece en su vientre quien puede ayudarnos a derrotarla.

Los hombres guardaron silencio con los ojos abiertos de par en par.

-Quien mas lo sabe?.- hablo por primera vez el ruso.

-Solo Liza y nosotros.- respondí.

-Soy el único de los aquí presentes que fue testigo de lo que Elena puede hacer.- fruncio los labios. Tenia toda nuestra atención.- Elena ya era una amenaza desde mucho antes de cometer ese sacrilegio y comer mortales. No quiero saber de lo que es capaz ahora que lo ha perdido todo.

LA ALPHA: ÉXODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora