Cuento 6: Samuel.

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5 años tenía Samuel cuando sus padres murieron.

Vivían en medio de la nada, la policía tardo 3 días en encontrarlos.
La hallaron completamente desnutrido, deshidratado, con la mirada perdida y lleno de suciedad.
Los agentes que lo encontraron agradecieron a Dios que el asesino no revisara el interior del clóset. Yo hubiera preferido que sí lo hubiera hecho.

Fue a parar a un albergue de huérfanos, donde los años le quitaron las esperanzas de ser adoptado. Los más grandes, le quitaron su pan de cada día. Lo despojaron de dinero que él ni siquiera sabía que le pertenecía. Y fue a los 8 años, cuando uno de los trabajadores del albergue lo despojó de su inocencia.

No sabía que era lo que pasaba. Solo sabía que le dolía.
La violación era una práctica tan común en el albergue, que, al no haber nadie que les explicara que lo que estaban sufriendo era algo malo y no debía permitirse, ellos comenzaron a replicarlo.
No sabían qué hacían, pero decían lo mismo que les habían dicho los custodios, golpeaban a los más jovenes igual que a ellos les habían pegado. Hacían exactamente lo que a ellos les habían hecho, inclusive, decían al pie de la letra el mantra "Este es un secreto entre tú y yo, si le dices a alguien mas, te mato."

Nunca nadie murió. No adentro de aquel albergue, al menos.
Las cuentas no cuadraron nunca. Ningún niño confesó a otro que estaba siendo abusado, pero todos, todas las noches, escuchaban los lamentos y gritos ahogados de un menor, provenientes de la bodega, el baño o algún rincón del dormitorio.
Samuel siempre fue de los más débiles del albergue, por lo que siempre fue de las presas favoritas de los depravados más grandes y más fuertes.
Cuando Samuel tenía 16 años, él no sabía que tenía 16 años. Él no sabía que la gente cumplía años, él no sabía que la gente tenía fiestas. No sabía nadade la felicidad, el amor, la amistad, la familia. Él solo conocía el miedo, el dolor y la desesperanza.
Irónicamente, sin saber que era su cumpleaños, se dió el mejor regaló de su vida, se regaló una libertad aparente.

Samuel se fugó del albergue por la madrugada. Corrió durante horas, hasta que las calles color gris se convirtieron en color negro. El cielo se anaranjó, y una camioneta le echó las luces altas a la cara.
Samuel suplicó que lo llevara.

-¿A dónde te diriges?

-Lo más lejos que se pueda.

Samuel llegó a una ciudad, cuyo nombre no era capaz de leer, ya que nunca había aprendido. Agradeció al hombre de la camioneta y se marchó en la oscuridad.

Durmió en un callejón. Comió comida de la basura. Se enteró de la existencia del dinero.
Le explicaron que para obtener cosas, debía dar dinero. él preguntó "Cómo se fabricaba el dinero". Se le otorgó una navaja y una encomienda.

-Te la voy a dar, pero debes darme al menos 6 billetes al día.

El blanco hombre con los dientes podridos, le explicó que la gente se moría de miedo al ver su reflejo en ese cuerpo de metal, le darían todo sin pensarlo. Le explicó dónde había que ubicar la navaja para que la gente temiera más, los callejonos dónde debía merodear para obtener un mejor beneficio y que las mujeres, suelen ser el blanco más fácil.

Su carrera criminal no prosperó. Su frágil cuerpo, venido a menos por la desnutrición y maltratos de todos estos años, lo hicieron estar a merced de asaltantes más grandes y más fuertes, que le propinaron golpizas que lo mandaron al hospital en al menos 2 ocasiones.

El hambre lo atormenta, los matones lo golpeaban y la policía lo extorsionaba.
Samuel, hundido en la desesperación, buscó lo que la gente llamaba "Trabajo". 
Nunca lo encontró. No sabía hacer nada, no tenía experiencia en nada, solo sabía sobrevivir, era todo lo que había hecho desde aquel 27 de septiembre del 2006, cuando el amante de su madre decidió que si no era con él, ella no merecía vivir.

Comenzó a vender su cuerpo. 
Era lo único que tenía para ofrecer en el mercado, era lo único que la gente valoraba de él. 
Pronto descubrió que la prostitución dejaba más dinero de lo que cualquier otra cosa que intentó en el pasado.
No sabía que significado tenían los números en esos papeles verdes, pero sabía que si era de 2 números o más, la gente se volvía loca y le daban lo que querían, hasta le regresaban más papeles verdes con un solo número.
Samuel, había vivido tantos años sin conocer tantas cosas, que del algún modo, le reconfortaba saber tanto ahora.
Ahora, sabía lo que significaban palabras cómo: dinero, piso, proxeneta, cuota, asalto, condón, ETS, juicio, abogado, soborno, fianza, prostituto, SIDA, odio, homofobia, discriminación.

Durante años, la gente malvió al pobre de Samuel. Le señalaron cientos de dedos, culpando su ser de todo lo malo que la humanidad ha sufrido. Lo privaron de la palabra de Dios, esa con la que lo juzgaron, esa que profesa amor, pero solo la usan para propagar odio. Le tapaban los ojos a los niños cuando él pasaba. Le gritaban insultos que él, aforunadamente, no sabía qué significaban. Lo trataron de abominación, nunca le dieron el derecho de ser humano, solo era el hombre con el que el resto de hombres saciaban sus mas bajos instintos. Los mismos hombres que habían pagado por sus servicios, eran los mismos hombres que lo condenaban ante el ojo público. Le decían que era un pecador, un inmundo pecador. Le humillaron tantas veces.
Le decían que su pecado era lo que estaba condenando al mundo, que él era un peón de Satanás y tenía que pagar por el sufrimiento y los pecados que había provocado en el mundo.

 
La gente no sabía que, si Samuel hubiera tenido elección, hubiera elegido ser biólogo marino. 
Hubiera sido un excelente biólogo marino, hubiera hecho una maestría, se hubiera casado con la chica de la farmacia que estaba a un par de kilómetros de su casa, hubieran tenido 2 bellos hijos, hubiera sido profesor de universidad y justo por estas fechas, estaría presentando su tesis doctoral sobre las ballenas a la comunidad científica. 
Si Samuel hubiera tenido elección, hubiera sido el brillante doctor Samuel, del cuál todos estaríamos orgullosos.
Si Samuel hubiera tenido elección, yo no estaría aquí, reconociendo su cadáver, o lo que las llamas y los fanáticos religiosos dejaron de él.

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