Cuento 12: Los hermanos Court.

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Abrió la puerta y me dejó entrar primero. La sala estaba inhóspita y la luz era abundante, a pesar de que los focos estaban apagados y todas las ventanas cerradas. Cerró la puerta cuando entró y no dejó que mi mano estuviera suelta por el aire. La casa no tenía muebles, más no mencioné nada al respecto, subimos las escaleras, estas llevaban a un pasillo con 3 puertas, abrió una de ellas y me invitó a pasar. La noche fue increíble, me hizo cosas que nunca me habían hecho y nunca me volverán a hacer. Me dio mucha pena con los otros miembros de la casa, sobre todo con Víctor, su hermano, dado que no pude controlar mis gritos y gemí por espacio de 4 horas. Por más que quise frenar mi voz, el placer era tan intenso que agudizar mi voz se convirtió en un mecanismo automático. Chillé su nombre con lujuria, gimoteé que parara y nunca fui sincera en eso, quería que siguiera haciéndomelo toda la noche. Una vez el sol se asomó por la ventana de su habitación, me invitó a abandonar sus aposentos, puesto que tenía asuntos que atender. Cuando salimos de la habitación, la vergüenza abandonó mi cuerpo acompañada de una carcajada, los gemidos de una dama salían de debajo de la puerta del cuarto de Víctor, le sonreí a Marco, aunque no por mucho, le tocó ver como mi risa se convertía en una mueca de miedo y preocupación al darme cuenta que lo que escuché no eran gemidos; eran gritos. Gritos de dolor y desgarro, gritos de una mujer que pedía que parara, esta vez, la mujer lo estaba pidiendo en serio. Solté la mano de Marco, preocupada por lo escuchado. Me la tomó de nuevo y la besó.

-Tranquila, a ti no te dolerá a tanto, a ti te cedé primero.

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⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

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