Oasis

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Diego sale de su casa, se pone los audífonos y espera el camión. Normalmente él y Edson toman el camión a la misma hora y les toca en el mismo, por eso se empezaron a hablar en primer semestre, y ahora que son pareja se alternan para caminar las cuadras que los separan para esperar el camión en el mismo lugar e irse juntos, porque tienen complejo de muégano y viven pegados el uno al otro.

Pero ahora ni aunque quiera va a alcanzarlo, pues sale de su casa siete y media cuando tendría que haber entrado a las siete y la escuela le queda medio lejos. Por suerte hay menos gente a esa hora y por una vez le toca irse sentado, incluso le toca agarrar asiento junto a la ventana, lo que es bueno, porque el efecto calmante del agua fría le dura lo que tarda en subirse al camión y este comienza su nada tranquilo recorrido entre baches y topes.

El morrito nada más abre la ventana, y es el aire frío lo que hace que no vomite; eso y la Silvana, que le canta al oído Los Días, porque si ahorita que anímicamente se siente de la verga no escucha su canción favorita, chance y hasta se tira de un puente. Pero la canción dura menos de tres minutos, y nunca le ha gustado repetir la misma canción más de dos veces porque siente que se atosiga. Así que cuando se baja del camión veinte minutos después, ya escuchó varias canciones tristes y ahora está escuchando Ser de ti.

Sálvame del ruido y del silencio
Que no me queda nada si te vas
Yo sé que estar conmigo nunca es fácil
Que mi voz es el derrumbe de tu mar
Y entiende, por favor, yo te lo pido
Que sin tus manos, este cuerpo está de más

Esa canción se la dedicó a Edson la única vez que terminaron por una pendejada que resultó ser un malentendido de su parte. Al chile se la dedicó porque estaba mejor dedicarle una se Silvana Estrada que la misma canción de pop en inglés que hubiera dedicado cualquiera de sus compañeros del colegio de monjitas al que lo mandan sus papás con la consagrada beca de aprovechamiento -Edson tiene una deportiva-, pero ahora que la escuchó, alaverga, la entiende por fin y se da cuenta de todo que le dijo a su noviecito de la prepa con esa canción.

—Ahora sí se te durmió el gallo, Messi— Dice el prefecto cuando le abre la puerta para que se vaya a sentar a una banquita al lado de su salón a esperar que acabara la primera hora y entrar a la segunda.

—Es que me sentía mal.

—¿Ya estas mejor? — Le pregunta el hombre, cayendo en cuenta de los ojos hinchados del muchacho.

Diego nada más asiente y se va a sentar, aún con los audífonos puestos, mientras ve por la ventana a sus compañeros; especialmente a Edson, que está muy metido tomando apuntes y no se ha dado cuenta de que él está sentado afuera del salón.

Quiero ser del miedo rival en tu alma.

Canta Silvana, y él se pregunta qué se sentirá que alguien te escriba algo tan bonito. Vuelve a ver a Edson y se pregunta si el amor que se profesan se les va a ir en algún momento o si van a estar juntos por siempre, y sin darse cuenta lleva su mano a su abdomen que sigue plano.

—Wey ¿Qué pasó? Te mandé chingos de mensajes y no me contestaste nada.

Hirving se sienta a su lado y Diego casi salta del susto que le metió, pues estaba bien metido en lo que pensaba.

—Valió verga, Chucky— Responde simplemente, quitándose los audífonos y suspirando.

El morro se queda callado, apenas articulando un "verga" pero sin llegar a pronunciarlo. Ayer había estado presente cuando Diego se hizo la primer prueba y dio positivo, y junto a Acevedo estuvo también en la coperacha para la clearblue.

Abrazame muy fuerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora