Adulto

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Edson despierta con el ruido de su alarma programada a las cinco de la mañana. Tiene a Diego durmiendo sobre su pecho, tan profundamente que parece no escuchar la alarma que sigue sonando mientras un modorro Edson estira su brazo para agarrar el teléfono y apagarla. Un enorme bostezo se le escapa mientras con cuidado sale del abrazo de Diego para levantarse y empezar con su rutina.

Se levanta así de temprano porque su mamá y el siempre hacen el aseo antes de irse a trabajar y a la escuela respectivamente, pero esa mañana cuando sale de su cuarto su mamá aún no está levantada, por lo que toca en su recámara para ver si ya se despertó.

Un momento después la Lucía aparece en la puerta con cara de sueño.

—Hoy te voy a dar chance de que no vayas a la escuela. Dieguito no se puede quedar él solo tanto tiempo ¿Qué tal que le pasa algo? No. Vete a dormir, yo les dejo el desayuno cuando me vaya, pero tú me haces todo el aseo, echas a lavar la ropa y preparas de comer. Ya sabes: barres, trapeas, sacudes y escombras todo. Y ni se te ocurra poner a Diego a hacer algo, acuérdate de que la doctora le dijo que descansara.

—Sí má— Responde Edson, feliz de poder saltarse un día de escuela y estar con su novio. Aunque la verdad es que le da hueva solo de pensar en todo lo que tiene que hacer cuando se levante. —Que te vaya bien en el trabajo.

Le da un beso en la mejilla a su jefa y se voltea para caminar los tres pasos que separan su cuarto del de su mamá.

—Omar— Lo llama esta, y eso saca de onda al morro, porque solo le dice así cuando lo va a regañar o a decirle algo muy importante.

—¿Qué pasó?

—Si te lo vas a echar no se pongan de experimentales ni hagan cosas muy fuertes. No les digo que no lo hagan, solo no se excedan.

Edson se pone rojo, rojo, pero nomas asiente y se mete a su recámara. Programa una alarma a las 8 y se vuelve a acostar junto a su Dieguito, abrazándolo de tal forma que tiene su mano puesta sobre el vientre bajo de su morro, donde deben de estar los inges.

***

Diego se despierta porque siente la luz del sol, sin embargo no ab re los ojos luego luego. Quiere hacer de cuenta por un ratito que sigue en su casa, con su familia y que su papá no lo odia. Aunque sabe muy bien que no es así, que está en casa de Edson y que este lo tiene ab razado con una mano en su abdomen que todavía sigue plano.

La verdad es que se siente raro estando ahí, porque por un lado está hasta emocionado por poder estar con Edson todo el tiempo, pero por otro lado tiene bien grabado el dicho de que el muerto y el arrimado a los tres días apestan, y le da miedo que más temprano que tarde harte a la mamá de Edson y la señora lo corra.

No sabe cuánto tiempo pasa, pero crea un plan mental en el que decide que va a trabajar mucho y aportar a la casa, a demás va a hacer el aseo que no hacía en su casa y ayudar en todo lo que pueda. No sabe si aún así no lo van a correr, pero al menos lo tranquiliza pensar que no.

Pero como para sobrepensar todo está bien cabrón, en menos de lo que canta un gallo ya está pensando en qué va a hacer con sus cosas, porque aún lo dejen quedárselas, ni de pedo va a entrar todo en el cuartito de 2x2 de Edson.

Se mueve entre los brazos de Edson buscando estar más cómo y entonces siente algo que le reinicia el Windows: Edson está completamente duro, y si se acomoda de la manera correcta entonces lo va a tener bien pegado a donde más lo necesita.

Diego se queda quietecito, sintiéndole todo el paquete a Edson en su culo.

"Verga ¿Qué hago?" Piensa el morrillo. En parte quiere moverse contra él, porque antes que todo es un morrillo hormonal preñado, lo que lo hace estar todavía más hormonal, pero por otro lado no sabe si Edson quiere.

Abrazame muy fuerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora