Obsesión

530 97 95
                                    

Por alto que esté el cielo en el mundo

Por hondo que sea el mar profundo

No habrá una barrera en el mundo

Que mi amor profundo no pueda romper

Mientras la canción suena desde la vieja radio que suena con algo de estática desde algún punto a su derecha, Diego trata de hacer memoria de dónde ha escuchado la canción. Con el codo recargado sobre los libros que llevó para acabar su tarea en el trabajo, se pregunta si no más que escucharla, la leyó.

Mira el reloj, falta media hora para su hora de salida y él ya se quiere ir. El embarazo le está causando vértigo y mucho sueño, y lo único que quiere ahorita es irse a acostar a su camita, hecho bola junto a Edson y que este lo abrace y le de besos. Y como anda chipil, pensar en eso le causa ganas de llorar.

Yo estoy obsesionado contigo

Y el mundo es testigo de mi frenesí

Diego se pregunta qué le dio a Kun por ponerse a escuchar El Fonógrafo, pero no puede negar que la música viejita tiene su encanto; en vintage, y eso queda chido para las cartas que le pretende escribir a su novio en un futuro próximo.

O bueno, más que novio, lo correcto sería decir que futuro esposo, porque las monjitas de la escuela siguen chingue y jode conque se case, e incluso ya les dieron un mes para que se haga, sino, los corren a un mes de graduarse de la prepa.

Entre todo lo que lo tiene preocupado, eso es lo que menos le preocupa. No le preocupa amarrar más el resto de su vida junto a Edson. Le preocupa que ya pasaron dos semanas desde que se salió de su casa; le preocupa que en la escuela lo siguen molestando y lo amenazaron con pegarle si vuelve a ir de bocón a decirle a las madres lo que pasa -y por supuesto que quien lo amenazó fue Miazga, porque también es el que más lo molesta y de puta y pendejo no lo baja; le preocupa que Edson ya se metió en dos peleas por defenderlo; le preocupa que la mamá de Edson lo corra un día; le preocupa no poder darle una buena vida a sus bebés; y pa colmo le preocupa que algo le pase a sus niños por todo lo que le preocupa ahora.

¿Dónde verga leyó/escuchó esa canción?

—Pendejo, ándate a tu casa, ¿queres?

Diego se despabila y se gira a ver a su jefe, que va saliendo de la bodega llevando consigo algunos balones que va a poner en la vitrina.

—Me falta media hora— Dice Diego, y bosteza al final.

—Sí, pero tiene terrible cara de sueño y me está contagiando. Dale ándate, y salúdalo a Leo.

Diego no dice que no, solo guarda sus cosas y sale tras despedirse.

Checa la hora en su teléfono. Son 6:42, Edson sale hasta las 8, así que no lo va a esperar como lo ha hecho la semana que lleva trabajando.

El jale le queda como a 15 minutos caminando de casa de Edson -porque todavía no se acostumbra a pensar que esa es su casa- y la neta es que se siente tan cansado que mejor agarra la micro y por poco se pasa de su parada, porque se anda quedando dormido.

—Ya llegué, doña Luci— Saluda cuando entra a la casa.

—Que bueno, mijo, ¿Cómo te fue?

Diego platica tantito con la señora, pero después de que bosteza por segunda vez, ella lo manda a dormir.

—Acuéstate y cuando llegue Omar te hablo para cenar. Acuérdate que te toca lavar los platos hoy.

El morrillo dice que sí y se va a dormir un ratito. Antes de caer completamente jetón vuelve a preguntarse dónde chingados escuchó antes la bendita canción.

Abrazame muy fuerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora