Capítulo 15 - Visita.

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KAGOME

Abrí los ojos con lentitud, dándome cuenta que ya era de día. El dolor que sentía en mi cuerpo no se comparaba con el dolor que siento en el pecho.

¿Qué me ocurrió?

El aire entraba con dificultad a mis pulmones y el ardor por las heridas era incomodo.

Fui a la habitación para arreglarme y me encontré con una foto de Tami y yo hace años, el día de la graduación.

Me abrazaba con una enorme sonrisa en el rostro y yo solo lo empujaba lejos, pero me lo impedía.

Recordé la primera vez que lo vi. No se había dado cuenta de que me senté a su lado así que perdía el tiempo viendo por la ventana, ambos giramos encontrando nuestras miradas y me regaló una picara sonrisa. Lo ignoré y seguía anotando la información de la clase, pero así dio comienzo la interacción entre Tami y yo.

Hace mucho que no lo veía sonreír. De hecho, creo que él desapareció el día que nos comprometieron. Al día siguiente nos encontrábamos en la misma casa bajo la convivencia.

Aunque ya no era convivencia, se volvió sobrevivencia para ver quien soporta más en quedarse en casa. Su semblante se volvió frío y arrogante. Me ignoro por completo durante una semana y cuando escuché su voz de nuevo fue para avisarme que llegaría tarde.

Soy consciente que la agresión no es normal en una relación. Se que debí huir al primer intento de agresión que no fue hace unos días. La primera alerta fue cuando me insultó solo por no avisarle que llegaba temprano.

"Eres una inútil", "no sirves" y "no te soporto"

A pesar de su actitud, nunca creí que sería capaz de golpearme. Ahora estoy frente al espejo intentando ocultar las marcas que me provocó.

Ni el maquillaje podía ocultar todo, más cuando no tengo experiencia tomando una brocha. Solo se me ocurrió ocultar las marcas del cuello con una bufanda. Ocultaba las marcas y es posible que me ayude a disimular la vergüenza de seguir con esta locura.

"Eres patética"

Lo sé. Esto es humillante.

Llegué a la oficina y sin llamar la atención, caminé por la recepción hasta la oficina cruzandome con Yako que al verme me llamó, pero no hice caso. Si me ven de esta forma no podría evitar desahogar lo que no llore anoche.

Estuve en mi oficina todo el día, no salí a comer por miedo de ver de nuevo a Tami. No tenía hambre tampoco.
Cuando dieron las siete de la noche, me preparé para irme. Tome mis cosas y me vi al espejo por última vez para cerciorarme de que todo esté escondido.

Abrí la puerta de mi oficina chocando con un hombre alto de cabello negro.

—Disculpe. —dije, pasando por su lado.
—Espera —me tomó del brazo quedando frente a él.
—Yako, tengo prisa.
—¿Qué te ocurrió? No hace tanto frío como para cubrirte así.

Lo vi desafiante y me solté de su agarre.

—No es su problema.

Sin previo aviso ni vergüenza, me quito la bufanda dejando ver mi cuello con un intento de maquillaje que debería ocultar las marcas.

—Kagome...
—B-basta. —agaché la vista y traté de contener mis ganas de llorar, sin éxito.

No podía verlo a los ojos. Solo le arrebate mi bufanda y salí del lugar no sin antes cubrir mi cuello de nuevo.
Al salir del ascensor me choque de nuevo solo que está vez con un sujeto de cabello gris. Era Sesshomaru.

Lo vi con la vista nublada por las lágrimas y lo rodeé sin disculparme. Quería ir a casa rápido y sin más demora.
Una vez fuera del edificio tomé un taxi.

—A donde la llevo señorita.

Lo pensé bien y fue ahí que recordé las palabras de Tami.

—Le daré las indicaciones.

Debía visitar a mis suegros.

Eres Mi Medicina, Mi SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora