Capítulo 05 - Solo ella.

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Sesshomaru

El estrés y la cantidad de cosas que pensaba me provoco dolor de cabeza, así que me quede esperando las pastillas que solicite hace un rato. Cuando logre controlar los espasmos, alguien ingreso a la oficina gritando.

—¡Mi querido amigo! —gritó Yako, un viejo amigo y tal vez difunto por su innecesaria entrada.
—Cállate, no tengo ganas de escucharte.
—¿Qué te tiene tan feliz?
—Odio tu sarcasmo.
—¡Oh vamos! Vi que hiciste llorar a una chica que ingresó hace un rato, ¿nuevo personal?
—No le hice nada a esa chica. No te metas.
—Si si, lo que digas. Tienes una reunión en veinte minutos y no pareces interesado en asistir.
—Estoy esperando la pastilla que solicité, no sé qué tiene entretenido al responsable.
—¿Hablas de esta pastilla? —me levante viendo como tenía el vaso de agua y las pastillas.
—Deja eso en la mesa y vete si aprecias tu vida.
—Veo que no me necesitas, me voy entonces.
—Espera... Tal vez haya algo que puedas hacer...
—¿Eso es...?
—Quiero información de una persona.

Paso varias horas, llevo esperando la llamada de Yako, pero no se reporta por ningún lado y yo no tengo la suficiente paciencia. Ya me cansé de ir del sofá al escritorio y del escritorio al sofá nuevamente.
Vi el reloj de mi muñeca perdiendo la poquita paciencia que tenía cuando se abrió la puerta dejando ver a Yako.

—¡Amigo! Estoy de vuelta, ¿me extrañaste? —pregunto y solo sacudí la cabeza acercándome al escritorio.
—¿No estuviste perdiendo el tiempo verdad?
—Lo que me encargaste fue difícil, pero no imposible —se excusaba cuando estoy seguro de que estuvo persiguiendo a alguna secretaria cerca— por cierto, vi a la nueva secretaria del señor Kang, toda una belleza.
—Al grano Yako.
—Bien, lo que encontré de Kagome Higurashi no fue mucho realmente. Solo encontré su dirección, trabaja en la misma empresa de publicidad que contrato tu padre, está comprometida con un tipo bueno para nada—
—¿Qué?
—Si. Es hijo del dueño de una cadena de restaurantes lujosos de la ciudad. Llevan comprometidos desde hace unos meses con una relación de hace unos años. Pero me intriga que esta cara la vi en algún lado. ¿Conozco a Kagome?
—Si. Fue la que salió corriendo de mi oficina.
—Oh. Bueno hay otra co—
—No quiero saberlo.
—Creo que deberías escu—
—¿Eres sordo? —lo amenace con la mirada— encarga que busquen a alguien más. No quiero que sea la que haga la publicidad.
—Sesshomaru. —papá ingresó con su teléfono en mano interrumpiendo mi plática con Yako.
—Padre, ¿que lo trae por aquí?
—Venía a ver unos asuntos cuando recibí la llamada de la empresa que contraté, la asesora que haría el diseño renunció y se retrasará lo que habían planeado para buscar a alguien más.
—Ya veo.
—Lo que me parece extraño es que haya renunciado justo después de reunirse contigo, ¿tienes algo que decir?
—Lo que pasa es que su ex es la que hará todo lo de... ¡Ey! —golpee a Yako para que cierre la boca.
—Aparte de sordo, lengua larga.
—¿Tu ex? No me digas que Kagome está aquí —asentí con la cabeza— que pequeño es el mundo, ¿cómo esta?
—Comprometida.
—Yako —lo llame y solo empezó a reír.
—Ya veo, que lamentable, fue una buena pareja para ti hijo.
—Eso no importa ahora, buscarán a otra empresa de publicidad, la quiero lejos.
—Entonces si tuviste algo que ver con su renuncia.
—No del todo, ella no está lista.
—Vi el proyecto, lo aprobé, ¿qué de malo había?
—Lo que pasa...
—Es su ex, señor Taisho. Esa es la razón.
—¡Yako!
—Ya veo. ¿Desautorizas mis ordenes solo por ser el nuevo presidente? Contrate a esa empresa yo mismo, ¿y ahora harás lo que se te antoje solo por temas personales?
—Papá.
—Nada. Llama y pide que regrese Kagome al proyecto. Yako, encárgate.
—Si señor, lo haré en este momento —dicho eso salió de la oficina dejándome solo con papá.
—Que decepción. Es tu primer proyecto como presidente y te dejas llevar por tus impulsos. No tienes tiempo para cambiar de empresa cuando se te antoje. Se maduro. No es cualquier evento, es el aniversario de la empresa, pero aun así quieres buscar a otra persona solo porque el universo te envió a Kagome de nuevo, ¿eres un niño? —negué con la cabeza— pues eso parece.
—Papá...
—No hay tiempo para buscar a otra persona que haga el trabajo. Si tanto te molesta entonces deja que termine todo esto y haz como si nada hubiera pasado.
—Usted no lo entiende —me acerque al ventanal. Tenía una hermosa vista de la ciudad, el clima era algo frío y se aproximaba la noche.

La última vez que vi a Kagome fue hace años, un día lluvioso donde llore desconsoladamente mientras rogaba que ella me escuche y me deje explicarle todo, pero no fue así, solo se alejó de mi sin siquiera voltear a verme.
Hoy después de varios años aparece frente a mí con la intención de trabajar para la empresa, y sobre todo, parece después de mucho tiempo con un anillo en su dedo, uno que simboliza que me olvidó, que olvidó todo lo que vivimos juntos para poder iniciar una vida al lado de alguien más.
Después de ella, cambié por completo, me volví lo que tanto querían, un hombre frío y sin sentimientos, todos deseaban eso y ahora que lo soy me odian. Realmente no me importa, tampoco me afecta lo que diga la gente de mí. Antes trate de cambiar y ella fue la única razón, pero ahora es por ella que me volví quien soy ahora. Ella me dio una felicidad que no creí conocer alguna vez en la vida, pero también me hizo querer desaparecer, porque aunque le di amor y apoyo incondicional, ella no pudo darme dos minutos para explicarle todo y la razón de mis palabras.
Ya no quiero explicarle nada ni tampoco quiero que me explique las razones de su desaparición. En su momento la busqué con desesperación y ahora solo la quiero lejos de mí, porque solo ella es capaz de derrumbar el muro de acero y concreto que arme alrededor de mí.

Solo ella puede ablandar este corazón que se volvió un trozo de hielo. Solo ella puede devolverle la vida a este hombre que ya no vive, solo sobrevive cada día por la mañana.
Los días se volvieron grises después de esa tarde. También se volvieron oscuros y fríos luego de que despegó el avión.

Eres Mi Medicina, Mi SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora