五十七

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"Encárgate de eso, por favor. En este momento no puedo". Le escribí a Seojoon.

A ella no supe qué responderle. 
Pensando en el hecho de que es probable que la persona responsable se percató de que Seojoon encontró el teléfono y debido a eso le envió las fotos a Sungmi comencé a marearme. Traté de disimular lo mejor posible durante la cena. El malestar interno no me dejaba siquiera escuchar con atención la anécdota de mamá en la que relataba cómo se peleaba con su prima debido a que su madre la vestía igual que a mi madre. Conozco esa historia porque la ha contado un sinfín de veces, pero mis mareos distorsionaban lo que escuchaba y eso me hacía sentir culpable.

Salir de casa, buscarla y explicarle que no tenía porqué mierda reclamarme nada si en ningún momento fuimos novios.

«Sungmi está cumpliendo el papel que Choi Youngjae cumplió años atrás, Jaebeom. ¿No puedes dejar de herir a las personas?».

 Y una pequeña voz comenzó a gritarme unas palabras que creía haber olvidado en lo profundo de mi alma: Yo le dije que estaba enamorado de usted. Logré un acercamiento, ¡hasta me besó! ¿Qué quiere que haga con un corazón roto y un amor no correspondido? Lo mejor será que no nos veamos. No más... Estoy feliz de que ahora usted sea feliz, le deseo lo mejor.

Mierda tras mierda.

Pero en medio de todo estaba la sonrisa de mi madre, la risa de mi padre, las quejas de mi hermana y sobre todo, la amabilidad de mi hermano. Cosas que no pude retener durante cuatro años por hundirme en mi miseria. ¿Dejaría qué las cosas volvieran a suceder? 

—¿Qué te pareció la pizza, Beommie? —inquirió mi mamá.

¿Permitiría que los problemas me empujaran hasta hacerme huir?

—Creo que le hizo daño, miren lo pálido que está —señaló mi padre con preocupación.

¿Permitiría que mi autocompasión me arrebatara esas cuatro sonrisas que han esperado mucho por verme sonreír?

—Es probable que tenga diarrea —dijo mi hermana.

No, no iba a permitirlo.

—Jaebeom —me llamó mi hermano—. ¿Estás bien?

Y cuando el coraje rebasa al miedo, es el presente quién le arrebata la palabra al pasado para escribir un mejor futuro.

—Estoy perfectamente —respondí—. Un hilo de queso había quedado colgando en mi garganta y traté de tragarlo sin ahogarme.

—Una vez vomité por eso —dijo Jaehwa—. Estornudé de repente y el hilo de queso quedó colgando a la par de un hilo de moco.

—¡Jaehwa!, ¡estamos comiendo! —clamó mi madre.

Sungmi: "Estoy afuera de tu casa".

—Debo atender un problema con una chica —le dije a mi familia en cuánto leí el mensaje—. Ya vuelvo.

—¡Jaebeom! —clamaron a excepción de mi hermana antes de que pudiera alejarme de la mesa.

—Estaré bien —repliqué riéndome—. Esta vez sé qué hacer.

No. Claramente no sabía qué hacer.
Leer el mensaje fue como un pequeño impulso para ponerme de pie e ir hacia afuera a encarar a la persona que no hizo más que hacerse la idea de que somos una especie de relación implícita como para reclamarme el hecho de que fui a un río a cometer actos impuros. Suena gracioso si lo escuchas de forma externa a la problemática, pero para mí sólo fueron palabras que se formularon ante mi pecaminosa situación.

Sungmi estaba de pie frente a mi casa. No meramente en la puerta o cerca de ella. Apenas si tocaba el perímetro. Casi en la calle.
Su rostro estaba enrojecido e hinchado, como si hubiera llorado a mares lo cual me parecía cada vez más ridículo conforme le daba vueltas al tema mentalmente. 
Pero mi indiferencia siempre se veía opacada por mi empatía y culpa de recordar cómo mi hoobae soltó algunas lágrimas aquella noche en la que yo volví con mi ex novia. El dolor de su rostro me rompió el corazón en su momento puesto a que él gustaba de mí puramente. Siguió a mi lado sin recibir nada a cambio más que peros. 
Ella podía ser un caso similar.

I guess this is KARMA [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora