- ¡Por favor déjenme ir! - vuelvo a gritar sollozando. No sé hace cuanto estoy acá para está oscuro y huele muy mal, tengo mucho miedo, sólo quiero volver a casa, mi cabeza me duele mucho y tengo hambre.
-Por favor, sólo quiero irme a casa- digo a la nada explotando en lágrimas.
No debí salir tan tarde de casa, debí aguantar hasta el otro día y no estaría acá, pero no soporte los gritos ni los golpes, sólo salí corriendo y cuando me di cuenta de donde estaba alguien me sujetaba fuertemente, me metieron a un auto y no recuerdo más, esas imágenes se siguen repitiendo en mi cabeza una y otra vez sin parar, me marean. Escucho pasos y la puerta es abierta, la luz me ciega, tengo que tapar mis ojos, el dolor de cabeza incrementa mucho más.
- ¿Por qué la dejaron acá? - una voz desconocida se hace presente.
-Aquí se dejan los encargos, jefe-
-Éste no es cualquier encargo, es MI encargo- hablan como si yo no estuviera presente, como si fuera un objeto y eso sólo hace que quiera llorar más.
-Shhh... shhhh, no temas cariño, no te pasará nada malo- susurra la voz, me tenso cuando acaricia mi cabello y con esas palabras estoy mucho más que asustada, abro lentamente los ojos y me acostumbro a la luz, el hombre que tengo al frente es guapo y su cara se me hace muy familiar, recuerdo haberlo visto antes pero no sé dónde, pero su mirada asusta.
-Ahora nos iremos de este lugar, ¿sí? - dice lentamente y yo asiento con la cabeza deseosa de salir de esta espeluznante habitación.
Me ayuda a ponerme de pie, lo cual es todo un desafío cuando estuve demasiado tiempo sentada y sin comer. Cuando logro estar de pie no lo pienso dos veces y corro a la puerta esperanzada de poder escapar, pero no duro mucho hasta que toman mi brazo fuertemente, chillo y soy estrellada contra una pared.
-Muy mal Sophi- susurra en mi oído y tiemblo.
-Iba a ser bueno contigo, pero al parecer no será así- habla y rápidamente pone una venda en mis ojos, forcejeo y sólo contigo lastimar más mis muñecas de lo que ya están, siento que me toma en sus brazos y avanzamos, no sé a dónde, pero esto sólo dura unos minutos hasta que siento el aire en mi rostro, escucho la puerta de un auto y soy metida a este de forma suave, la puerta se cierra y luego se abre otra y se vuelva a cerrar.
-Por favor déjeme ir- mi voz tiembla.
-Duerme un poco el viaje es largo- murmura y mis lágrimas vuelven a caer, aunque creo que nunca dejé de llorar.
-Por favor, se lo ruego- susurro aguantando mi llanto.
-Duerme- ordena, su voz cambia y yo no vuelvo hablar, estoy aterrada, muchas veces leí en los periódicos que chicas eran secuestradas y encontradas muertas o violadas y no quiero que me pase eso.
Después de mucho tiempo el auto se detiene.
Me va a violar y dejará mi cuerpo aquí tirado, o me descuartizara esas ideas pasan por mi mente y vuelvo a llorar, siento manos en mi cuerpo, grito y me muevo asustada.
-Calma, no te haré nada - susurra su voz muy cerca de mi oreja haciendo que me da un escalofrío.
Vuelve a tomarme en sus brazos y camina, abre una puerta y me deja sentada en algo cómodo, descubre mis ojos, miro para todas partes asustada, estoy en un estudio, tiene una pared llena de libros, hay un gran escritorio color café oscuro, encima hay un portátil y varias hojas, al frente de este escritorio hay dos sillones individuales, yo estoy sentada en un sofá largo de color café, no pasa desapercibido el gran ventanal que cubre casi toda una pared y tiene una hermosa vista al bosque. Levanto la vista y él me está mirando fijamente y muy serio, me intimida, coloca sus manos en mis hombros haciéndome temblar.
- ¿Por qué estoy acá? - pregunto rápidamente cuando él había abierto la boca para hablar.
-Primero... no me vuelvas a interrumpir, segundo yo habló y tu escuchas- dice caminando a su silla detrás del escritorio, se sienta y me apunta a los sillones individuales que están frente a su escritorio, lentamente me acerco y me siento en uno de ellos.
-Lo primero que tienes que saber es que eres MÍA y deberás obedecer a todo lo que yo diga- abro la boca con incredulidad.
-Estás loco, quiero irme- habló fuerte y no sé de dónde salió esa valentía, pero rápidamente se esfuma cuando él se levanta y se acerca a mí, toma mi mandíbula con una de sus manos y levanta bruscamente mi cabeza hasta que nuestras miradas se conectan.
-No te di permiso para hablar Sophi- habla y me encojo de miedo.
- ¿Volverás a hablar sin mi permiso, Sophi? - niego rápidamente con la cabeza y él vuelve a su lugar, mi corazón late desbocado.
-Ahora te diré las reglas de esta casa y que debes respetar, cualquier incumplimiento será sancionado con un castigo, ¿entiendes? - lo miro asustada y sólo pienso en escapar.
- ¿Entiendes? - vuelve a preguntar y está vez asiento con la cabeza.
-Okey, procedamos- saca una hoja, me pasa una igual y se aclara la garganta.
-Las iré leyendo en voz alta y tú irás siguiendo la lectura en silencio...
1- Me debes llamar "Mi señor"
2-No puedes mirarme a los ojos a no ser que yo te lo permita
3- Tu hora de despertar es a las 7:30 y de dormir es a las 22:30 de lunes a viernes el fin de semana puede variar si te portas bien.
4- Antes de ir a desayunar vendrás a mi oficina y te arrodillaras al lado de mi silla y me dirá buenos días, así mismo será antes de que te vayas a dormir, sin embargo, esto puede variar.
5- Obedecerás todas mis órdenes sin cuestionar.
6- Eres mía, eso significa que tu cuerpo, pensamientos, sentimientos y emociones me pertenecen.
7- Nunca mentirme.
- ¿Entendido? - pregunta, pero escucho su voz lejana, mi cabeza da vueltas, el dolor se ha incrementado, mis ojos arden demasiado y me siento demasiado cansada, cierro los ojos un momento y siento un golpe.
Abro los ojos doy pestañeos seguidos hasta que mis ojos logran enfocar, miro alrededor y estoy en una habitación color violeta pastel, estoy acostada en una cama grande con mantas blancas me siento lentamente y cierro los ojos por el dolor de cabeza mientras gimo por el dolor, la puerta se abre de golpe haciendo que salte del susto y aparece él, bajo la cabeza por el miedo, me abrazo a mí misma, siento sus pasos y se sienta cerca de mis pies en la cama.
- ¿Cómo te sientes, Sophi? - me pregunta y acaricia mi pierna, pero la alejo de sus manos.
-Quiero irme a casa, por favor - susurro, siento su mano en mi mejilla y levanta mi cara lentamente.
-Sophi, te quedarás conmigo, te cuidaré y te daré todo lo que necesitas- dice lentamente como si hablara con una niña.
-Por favor, sólo quiero irme a casa- murmuro y mis lágrimas salen, cierro los ojos por el fuerte dolor de cabeza y me mareo.
- ¿Estás bien? - pregunta y niego.
-Me duele mucho- digo sollozando se va de la habitación y vuelve.
-Tómate esto, te hará sentir mejor- dice pasándome una píldora y un vaso con agua, hago lo que dice.
- ¿Por qué me pasa esto? - pregunto mareada, me acuesto y cierro los ojos, siento como la cama se hunde a mi lado, su mano me acaricia el cabello, eso es bastante relajante.
-Has estado sin comer varios días y también estás deshidratada y esos idiotas te inyectaron una droga, pero ya está saliendo de tu organismo- comenta y dejo de escuchar lo que dice.
~Jul~
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Sí, mi señor
Random¡Por favor déjenme ir! - vuelvo a gritar sollozando. No sé hace cuanto estoy acá para está oscuro y huele muy mal, tengo mucho miedo, sólo quiero volver a casa, mi cabeza me duele mucho y tengo hambre. -Por favor, sólo quiero irme a casa- digo a la...