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-Quiero que después de desayunar vayas a mi oficina y me esperes ahí, ¿entendido? - sin verlo asiento con la cabeza y lentamente bebo un sorbo de té.

- ¿Entendido? - vuelve a preguntar, pero su voz es demandante.

-Sí, mi señor- susurro

Lo veo pararse de la mesa e irse, suspiro más aliviada. Es bastante intimidante, ya me duelen los hombros por lo tensa que me pongo cuando estoy con él.

Mi trasero duele como el infierno, pero podríamos agradecer a Will por usar esa crema "mágica" que alivia muchísimo el dolor.

Termino de tomar otro sorbo de té y me paro para encaminarme al estudio de Will. Cuando estoy frente a su puerta mis manos tiemblan nerviosas y suspiro lentamente para intentar calmarme

Abro un poco la puerta y Will tiene el celular en su oreja mientras habla con alguien y con la otra mano anota cosas en una hoja y ve su portátil. Me mira y me hace una seña para que me siente en el pequeño sofá frente a su escritorio, por la mirada que me da es una orden, me siento y espero que termine su conversación.

-Ven Sophi- levanto la cabeza y Will me apunta a sus piernas, ¿me va a castigar? No he hecho nada malo. Sin poder evitarlo mi labio comienza a temblar y mis ojos se cristalizan.

- M..mi señor... No...h..he..hecho nada malo..lo juro- mi voz sale entrecortada lo escucho pararse de su silla y tiemblo de miedo.

Siento sus brazos a mi alrededor y cierro los ojos con fuerza, me toma en sus brazos y avanza hasta su silla, donde él se sienta y me sienta sobre sus piernas, me relajo al oler su perfume.

- ¿Qué sucede, cariño? - niego con la cabeza disfrutando de las suaves caricias que me da y cierro los ojos, siento sus labios en mi frente y me sonrojo, Will suelta una risa y me aprieta más a su pecho.

-Siempre te cuidaré Sophi, pero tengo que disciplinarte- suspira.

-Disculpa por lo de ayer, fui muy duro contigo- Dice esto y sube mi cabeza para poder mirarme, deja otro beso en mi frente y yo me acurruco en su pecho.

Me acaricia suavemente la espalda mientras con su otra mano ve algunas cosas en su portátil. Mis ojos se empiezan a cerrar lentamente por el cansancio de los últimos días.

-Descansa cariño- escucho a lo lejos la voz de Will.

Me despierto y salgo de la cama miro mis pies y me percato que tengo puesto un camisón, siento mis mejillas arder de vergüenza, voy al armario y busco algo más cómodo.

Es la primera vez que me meto a mi armario desde que llegué y hay demasiada ropa, ropa muy linda pero demasiado femenina para mi gusto, no encuentro ninguna camiseta grande o algún pantalón, exhalo molesta y cierro la puerta del armario.

Salto del susto al ver a Will apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados en su pecho.

- ¿Qué hacías, cariño? - pregunta acercándose, veo mis manos como si fuera lo más interesante del mundo, Will toma mi cara de forma suave y me hace mirarlo.

- ¿mmh? - hace un sonido, su mirada es muy intensa.

-Quería usar algo más cómodo, mi señor- mi voz sale baja y miro a otro lado que no sean sus ojos.

-¿A sí? y ¿por qué? - su mirada se vuelve un poco seria.

-Porque me da vergüenza usar esto, es un poco transparente- miro mis piernas y puede ver claramente mis bragas color rosa pálido con encaje en los bordes, siento nuevamente mis mejillas arder y él sonríe de lado.

-Te ves demasiado hermosa así y debes recordar que yo debo aprobar tu vestimenta, aunque para decírtelo más fácil, yo la elijo- dice remarcando el "yo", asiento y me separo de él un poco abrumada.

-Te traeré la cena y luego debemos hablar- asiento y él se va de la habitación, suspiro, él suele ser bastante intenso. Vuelve minutos después con una bandeja en sus manos. Al terminar de comer se forma un silencio incómodo.

-Desde la próxima semana comenzarás a ir a clases- decreta y yo abro la boca por la noticia.

-Ten cuidado Sophi, si tan siquiera piensas en escapar o decir algo...- habla dejando al aire prácticamente una sentencia de muerte para mí, yo sólo miro mis manos y suspiro ansiosa.

-Y también, desde mañana te enseñaré a ser mía, siempre y cuando te sientas bien- se para de la cama con intención de irse, estoy en shock.

- ¿A qué se refiere? - pregunto, él se da vuelta me sonríe y me guiña el ojo, sale de la habitación diciéndome buenas noches y yo quedo ahí con problemas existenciales, o sea, sé quizás a lo que se refiere, pero no quiero, por qué tiene que ser tan desinhibido para hablar de estos temas, siento mis mejillas arder, me froto la cara con las manos y me acuesto de espaldas a la cama

Son las 7 de la mañana y no pude dormir nada, lo que se llama nada, partiendo por lo que me dijo Will y por los nervios que esto produce en mí, estuve dando vueltas por la cama toda la noche. Estuve pensando en la oportunidad de escapar que podría tener cuando empiece a ir a clases, pero debo planearlo bien para no arruinarlo.

Me paro de la cama y salgo de mi habitación, camino por el pasillo, la casa es enorme y está muy bien decorada, deambulo hasta llegar al final del pasillo y hay una puerta, la intento de abrir, pero está cerrada, me doy la vuelta y suelto un grito al toparme de frente con Will, quien me mira un poco enojado, me hace una seña y me acerco con la cabeza baja.

- ¿Qué haces fuera de tu habitación? - pregunta con su voz dominante que me hace temblar.

-Yo... quería explorar un poco- murmuro, jugueteo con mis manos sintiéndome demasiado inferior a él.

-Okey... Y ¿con el permiso de quién? - me toma la cara con una de sus manos

-Mírame- levanto la cabeza y mi mirada choca con la suya, me hace sentir pequeña.

-No sabía que debía pedirle permiso- susurro desviando la mirada y soltándome de su agarre para empezar a caminar por su costado, pero antes de dar otro paso siento su mano azotándome el culo, suelto un chillido.

Me toma de la cintura y me estampa en la pared, con su otra mano toma mi cabello en una coleta y jala de él para levantar mi cabeza y mirarlo.

-Me encanta tenerte así... tan mía- sus palabras causan una sensación extraña en mi cuerpo, pero no es desagradable.

Su boca se acerca a mi cuello y empieza a dejar pequeños besos húmedos y sin querer suelto un pequeño gemido que me hace sonrojar y él sonríe. Me mira y su mirada es demasiado intensa.

-No aguanto por hacerte mía- susurra en mi oído y se aleja.

-Ve a ducharte y bajas a desayunar, ponte un vestido- dice y se va por el pasillo dejándome avergonzada y muy confundida

~Jul~

Sí, mi señorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora