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-Buenos días, mi Señor- murmuro arrodillada a un lado de su silla, mirando el piso.
-Buenos días, cariño, ¿cómo dormiste? - pregunta y yo sólo quiero desaparecer de aquí.
-Bien, mi Señor- murmuro sintiéndome humillada. Y eso es mentira, dormí muy mal y si es que dormí dos horas. Me toma mi cara con una de sus manos, doy un pequeño salto del susto y me mira fijamente.
-Te lo volveré a preguntar, cariño- hace una pausa.
- ¿Cómo dormiste? - pregunta y su buen humor desapareció.
-No muy bien- susurro con miedo y me suelta mi cara lentamente.
-Entonces ¿por qué me mientes? - alza una ceja levantándose de su silla y yo bajo la mirada mirando fijamente el piso.
-Te hice una pregunta Sophi- levanto un poco la cabeza, su voz sigue siendo baja, pero tiene un tono amenazante que hace que tiemble.
- No lo sé, mi Señor- murmuro y él se acerca, me levanta la cara nuevamente.
-Que no se repita, ¿entendido? - su mirada me intimida.
-Sí, mi Señor- mi voz sale en un susurro.
Me ayuda a levantarme y toma mi mano para dirigirnos al comedor donde el desayuno ya está servido, al igual que ayer Will toma mi plato y me sirve lo que él quiere que coma.

Son las 12:00 pm y decir que estoy aburrida es poco, estoy acostada de espalda sobre mi cama mirando el techo, de verdad que me pudro de aburrimiento. Me levanto y me dirijo al estudio de Will.
Toco despacio la puerta, escucho su voz diciendo que puedo pasar y asomo lentamente la cabeza, el me mira fijamente y sonríe.
-Pasa cariño- dice suavemente y entro acercándome a él, Will me toma de la cintura y me sienta en sus piernas, me pongo tensa, lo nota y empieza a acariciar mi cabello mientras que con la otra mano sigue usando su portátil.
- ¿Qué necesitas, cariño? - me sorprende lo suave que puede ser su tono de voz.
-Mi señor... esto... lo que sucede...- se me enreda la lengua y me pongo nerviosa.
-Estoy aburrida- murmuro y los colores suben a mis mejillas, él suelta una pequeña risa.
-Lo supuse, cariño- dice y apaga el portátil me acomoda un poco para quedar más cómoda sentada en sus piernas y toma mi mentón acariciándolo, lo sube un poco y me mira.
-Sé que te podría gustar hacer- sonríe y ambos nos paramos, él toma mi mano guiándome a través de su enorme casa, bajamos las escaleras y llegamos hasta el salón donde hay un piano, me alegro mucho y sonrío maravillada.
- ¿Puedo tocar, mi señor? - pregunto tímidamente.
-Claro que sí, Sophi- dice y me arrastra un poco hasta el banquillo donde me hace sentar, levanta la tapa y me hace una seña para tocar.
Lentamente posiciono mis manos para empezar a tocar una canción pop, que aprendí no hace tan poco, Will se apoya a un costado del piano con las manos cruzadas en el pecho, subo un poco la mirada y está mirándome fijamente lo que hace que me ponga nerviosa y me equivoque en dos notas. Cuando termino aplaude levemente y sonrío.

-Toda la comida, Sophi- me ordena Will, estamos cenando y yo no tengo hambre, pero él insistió en servirme mucha comida y no llevo ni la mitad. Siento el estómago cerrado, estoy muerta de sueño, siento que en cualquier momento me quedaré dormida.
-Mi señor- murmuro llamando su atención - ¿puedo ir a dormir? - le pregunto y él suspira, me paso las manos por los ojos.
Pone su mano en mi mejilla y la acaricia suavemente subiendo mi mirada hasta poder mirarlo a los ojos.
-Sé que estás cansada, cariño, pero debes alimentarte bien, sólo come la mitad y te llevaré a dormir, ¿entendido? - asiento con la cabeza y él sonríe aleja su mano de mi mejilla para ambos seguir comiendo.
Cuando ya voy a la mitad dejo de comer y él me sonríe dulcemente, se para de su silla tomando mi mano, llegamos a mi habitación, se acerca al armario y saca uno de los tantos camisones para dormir que hay, se acerca a mí con intención de desvestirme y yo retrocedo asustada.
-Ven aquí, cariño- ordena con su voz dominante, bajo la cabeza y no me muevo de mi lugar.
-Te di una orden, Sophi- insiste y me acerco lentamente donde está él, toma el borde del vestido y lo sube, pero antes de que se pueda ver mi abdomen lo detengo y me vuelvo alejar.
-Lo puedo hacer yo- digo rápidamente.
-Lo haré yo, acércate- vuelve a ordenar y niego con la cabeza.
-Por favor... mi señor- le ruego humillada, siento algunas lágrimas en mis ojos.
-Ya te dije, Sophi, eres mía, lo que significa que tu cuerpo igual me pertenece y puedo verlo cuando quiera, acércate o dormirás con el culo rojo- mi labio tiembla y mis ojos se ponen llorosos me vuelvo acercar y empieza a subirme el vestido.
Cierro fuertemente los ojos cuando sólo quedo en ropa interior.
-Mírame- ordena, pero niego con la cabeza.
-Te di una orden- no abro los ojos y siento una fuerte nalgada que me hace chillar y abro los ojos, subo lentamente la vista hasta encontrarme con la suya, Will es muy alto lo que hace que tenga que subir la cabeza.
-No te quiero volver a castigar, Sophi- hace una pausa acercándose y mis lágrimas siguen cayendo.
-Obedece cuando te lo ordeno, no tengo paciencia- con su pulgar seca algunas lágrimas y me pone el camisón. Se acerca a mi cama, corre las mantas.
-Arrodíllate- Obedezco y sigo mirando arriba, se acerca agachándose un poco.
-Baja la mirada, cariño- murmura y lo hago.
-Ya sabes que decir- suspiro.
-Buenas noches, mi Señor- susurro.
-Repítelo, más fuerte- ruedo los ojos.
-Buenas noches, mi Señor- hablo más fuerte y siento su mano en mi cabello.
-Muy bien, cariño, ven a dormir- me toma en sus brazos y me lleva a la cama, me acuesta en esta, me cubre con las mantas, deposita un cálido beso en mi frente y se va apagando la luz antes de salir y dejar la puerta entreabierta.
Me quedo mirando unos minutos el techo antes que los ojos se me empiecen a cerrar por el sueño.
~Jul~

Sí, mi señorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora