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Despierto desorientada miro a mi alrededor y las imágenes del día anterior se hacen presente en mi cerebro. Me paro de la cama y me mareo un poco, voy al baño privado que es del tamaño de mi antigua habitación, siento nostalgia, quiero estar con mi mamá aunque muy pocas veces pase sobria, pero cuando lo estaba trataba de ser la mejor mamá del mundo, siento mis ojos cristalizarse y seguido esto las lágrimas caer, escucho pasos en el pasillo, limpio mis lágrimas rápidamente y la puerta de mi habitación es abierta, por esta aparece una mujer que debe tener unos 55 años, alta, no tan delgada y usa un traje de ama de llaves. Tiene una sonrisa amable, se acerca a mí.

-Hola soy Elena, ¿cómo te sientes? - pregunta y su tono de voz es dulce.

-Por favor ayúdame, me secuestraron, quiero volver con mi familia- le digo rápidamente, ella sólo me mira con preocupación.

-Lo siento mi niña, no te puedo ayudar, pero el señor Andrews es muy bueno y la cuidará- dice dulcemente, se acerca a mí y me acaricia la mejilla.

- ¿Ya te diste un baño? - pregunta y yo niego con la cabeza.

-Está bien, ve a bañarte y te dejaré la ropa en la cama, cuando estés lista sales, estaré en el pasillo- sonríe y yo me dirijo nuevamente al baño.

El mueble a un lado de la bañera está repleto de productos para el cabello de todas las marcas, aromas y colores. Y no sólo shampoo y acondicionador, hay de todo tipo de diferentes cosas para el cuidado capilar. Termine eligiendo un shampoo de aroma vainilla-fresa. Al salir del baño me visto con lo que me dejó la señora Elena y me gusta cómo me veo, es un overol rosa, una blusa muy linda y delicada. Salgo y está Elena conversando con él, ambos se giran cuando salgo de la habitación y yo sólo bajo la mirada recordando las reglas de ayer, no quiero tener problemas y menos con él que da miedo, veo los pies de Elena alejarse y los de él se acercan a mí, acaricia mi mejilla dulcemente y me sorprende la delicadeza que tiene, pone un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

-Luces muy hermosa, cariño- dice y me sonrojo.

-Vamos a desayunar- dice y me toma de la mano suavemente, tira de mí para caminar a su lado, me pongo muy nerviosa, no sé lo que pueda pasar y tengo miedo, sólo quiero volver a casa, pero no sé dónde estoy.

Llegamos al comedor y es grande, me siento en la silla indicada por él y él se sienta en la cabecera, sigo mirando mis manos por debajo de la mesa, pasan unos segundos y aparece Elena con una bandeja con platos y comida, cuando ya está todo en su lugar ella sonríe y se va. Él toma mi plato para servir comida, cuando regresa el plato a su lugar puedo ver que puso un poco de huevos revueltos con queso y jamón y también acaba de dejar un pequeño pocillo con fruta, me tiende un tenedor y lo tomo lentamente.

-Puedes comer con tranquilidad Sophi- comenta y escucho como el empieza a comer, lentamente tomo una pequeña porción de huevo y la como, sabe realmente delicioso y ahí me doy cuenta del hambre que tengo y también que hace años que no comía huevos, en mi antigua vida muchas veces no nos alcanzaba para poder comprar comida.

- ¿Le puedo hacer una pregunta? – susurro, pero él igual logra escucharme siento su mano sobre la mía y doy un pequeño salto por la impresión.

-Recuerda que debes decirme "mi Señor" Sophi, y si, puedes preguntar lo que desees- su tono de voz es relajado lo que hace que se calmen un poco mis nervios

- ¿Cuál es su nombre... mi... señor? -mi voz sale más baja de lo que pensaba, su mano acaricia la mía.

-Me llamo Will, pero debes saber que no puedes llamarme por mi nombre- dice y asiento con mi cabeza.

- ¿Cuándo podré regresar a mi casa? - siento como se tensa y deja de acariciar mi mano.

-Sophi, ésta es tu casa...-

Sí, mi señorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora