Capitulo 1

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4 MESES DESPUES

JUNGKOOK

—Sí que te tomaste tu maldito tiempo —digo, deslizándome dentro del inmaculado SUV negro en el que acaba de llegar Jin. Parece que acaba de lavarlo, lo cual es absurdo ya que haremos un viaje de ocho horas por la carretera hasta la cabaña de recién casados de nuestros padres en Utah. La mierda está a punto de ensuciarse.

Pero así es él, perfeccionista hasta la médula. Me vuelve loco.

Él incluso se ve nítido y fresco con su sudadera con capucha universitaria gris, jeans ajustados y anteojos de sol estilo aviador.

Miro mi camiseta ligeramente arrugada de Los Ramones y mis jeans rotos que probablemente no he lavado en una semana, y me entremezclo.

No estoy ni remotamente en su liga.

La vida es injusta y cruel.

Suspiro y saco mi chupeta de cereza de mi boca y la agito hacia él.

—Dijiste que estarías aquí a las diez.

Me mira fijamente y luego mira mi cinturón de seguridad desabrochado.

—Llegué cinco minutos tarde. Tuve que echar gasolina. ¿Y desde cuándo tú llegas a tiempo?

—Soy un trabajo en progreso. Pregúntale a mi terapeuta. Está orgulloso de todos los avances que he hecho este año. ¿Te gustaría su número? Quizás los dos podrían charlar.

Jin cierra los ojos y sacude lentamente la cabeza, en lo que percibo como un gesto de sutil irritación, y luego dice: —Abróchate el cinturón, por favor.

Vuelvo a meterme la chupeta a la boca y hago un clic rápidamente. Luego me inclino hacia adelante y rebusco en mi bolsa de lona repleta de ropa arrugada y bocadillos.

Mierda. Lex robó mis Sour Patch Kids. Imbécil. Siempre se lleva las cosas buenas. El chico es un demonio del azúcar aún más grande que yo. Una vez robó mi bolsa extra grande de Smarties y se la consumió entera en cuestión de horas. Encontré envoltorios por todo el apartamento durante días. Incluso había uno en mi calcetín. No sé cómo llegó allí. Y realmente no quiero saber.

—¿Quieres un bocadillo?—Sonrío ampliamente, sosteniendo una bolsa de Skittles—. Realmente no quisiera compartir, pero tengo que tratar de ser amable. Mi terapeuta dice que haga un esfuerzo.

Lo haré, Dr. K.

Lo haré.

Jin me mira y niega con la cabeza. —No. Traje mis propias cosas.

Bufo. Peor para él, pero eso significa más para mí.

—¿Qué tipo de cosas? Déjame adivinar... ¿barras de granola? ¿Aguacates? ¿Proteína en polvo? ¿Quinoa?

Jin me mira de nuevo y dice: —Así no es como se pronuncia eso.

Solo pongo los ojos en blanco en respuesta y agarro mi teléfono.

—Está bien, señor lingüista. Lo que tú digas —Mis ojos vuelan a la pantalla táctil recientemente arreglada mientras abro mi aplicación de música y mis cejas se alzan—. ¿Qué es esa mierda que estás escuchando, por cierto?

—Supongo por tu tono de voz que no te gusta.

Me encojo de hombros, sacando la chupeta de mi boca.

—Bueno, sí, quiero decir que apesta, pero no todos podemos ser geniales —le digo con una sonrisa—. ¿Te importa si conecto mi teléfono y reproduzco algo de música de verdad? Lex nos hizo una lista de reproducción para el viaje. Dijo que realmente nos pondría "de humor", sea lo que sea que eso signifique.

Tal y como EresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora