Capitulo 12

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SEOKJIN

El sol me atraviesa los párpados y, al abrirlos, encuentro a Jungkook envuelto en mí con fuerza, su cabeza sobre mi pecho, su brazo alrededor de mi cintura y su pierna sobre la mía. Le paso la mano por el pelo y suelta un pequeño ronquido. Mierda, qué lindo es. Ha dormido una noche entera sin despertarse de una pesadilla. Sé que es irracional, pero me pregunto si yo soy la razón por la que ha dormido tan bien. Tal vez pueda ayudar a mantener a los monstruos a raya.

—Hey—, susurro. —Kook.

Se acurruca más en mí y luego gira la cara, de modo que su nariz está justo en mi axila. Se aprieta más contra ella e inhala profundamente. Me hace cosquillas y me retuerzo un poco. Esto es tan raro y, sin embargo, me gusta tanto. Me gusta mucho.

—Kook—, vuelvo a decir y entonces él se despierta de golpe, sentándose tan rápido que se balancea por el mareo.

—¿Qué...?—, respira, abriendo los ojos.

—Oye, soy yo—, digo, y Jungkook mira hacia abajo y exhala.

—Oh, gracias a Dios—dice y se frota el sueño de los ojos. —Wow, realmente dormí anoche. Sin sueños. Sólo oscuridad y déjame decirte que pensé que había muerto. Como si un aneurisma me hubiera robado de esta tierra en medio de la noche.

Me rio de él y me aprieta la frente contra el pecho.

—Lo peor fue que por un segundo pensé que me había perdido lo nuestro.

Paso mi mano perezosamente por su sólida espalda y él se acurruca más cerca de mí, luego me mira de soslayo.

—¿Por qué te has levantado tan temprano? El sol aún no ha salido del todo.

—Ya ha salido, sólo está detrás de unas nubes. Y tengo que ir a yoga. Si me lo pierdo, Mimi me matará.

—Oh, ¿ese tipo tan pequeño? Dudo que pueda hacerte mucho.

—Sí, bueno, tiene un marido bestial. Estoy seguro de que no tendría problema en decirle a Nam que me aplaste con su puño. Él también lo haría.

Los ojos marrones se encuentran con los míos y sonríe. —Bueno, entonces, por razones de seguridad, deberías ir.

—Sí, además mi espalda lo necesita.

Su frente se frunce en confusión. —¿Tu espalda?

—Tuve un accidente de coche hace un año y medio. Atropello y fuga. Me dejó muy maltrecho. El yoga me mantiene ágil. Si no voy, mi espalda se bloquea.

—Mierda. No lo sabía.

Me encojo de hombros. —Sí, bueno, los dos estamos aprendiendo el uno del otro, ¿no?—. Paso mis dedos por su hombro y por su cuello y sus párpados se agitan. —¿Quieres acompañarme?

—Si quiero... estás loco. El yoga es como una tortura auto infligida. Parece pacífico y sereno desde fuera, pero en realidad es gente contorsionándose de formas que no son naturales. Y duele mucho.

—Vamos, pruébalo. Me gustaría pasar el día contigo.

Se apoya en los codos. —¿Ah, sí?

—Sí, Kook. Sí quiero. Pero sólo si tú quieres. No quiero que te arrepientas.

Hace rodar los labios entre los dientes y luego murmura: —Nunca podría arrepentirme de ti, pero puede que me arrepienta del yoga. Pero iré porque esos bonitos ojos de cachorro tuyos son persuasivos. Dame unos quince minutos. Necesito prepararme mentalmente.

***

—Sabía que iba a odiar esto—, gruñe Jungkook a mi lado, con el culo al aire, sus brazos temblando ligeramente mientras intenta estabilizarse. —Esto es una mierda de Guantánamo. ¿Ataque con agua? Un juego de niños. Haz que esos prisioneros hagan esta mierda todo el día.

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