Capitulo 11: Resistir a lo impredecible

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HINODE

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El miedo me estaba dominando, los nervios querían hacerme una mala jugada, en mis manos está salvar la vida de Izuku, no puedo dejar que se me escape, prometí salvarlo y eso es lo que haría.

Entregué mi alma y devoción por completo a la cirugía, nunca antes había tenido un caso tan grave de este mal. Estaba avanzado, muy avanzado, pero eso no sería un obstáculo para el mejor médico del mundo.

Por el momento todo estaba estable en su anatomía, sus pulsaciones eran normales, pero venía lo más riesgoso de todo esto y era extirparle el origen de esta enfermedad. Con mucho cuidado (y apoyándome de los instrumentos necesarios) pude ver finalmente los órganos y su corazón los cuáles estaban rodeados de raíces y tallos maduros.

"No permitiré que esas asquerosas raíces atraviesen su corazón" —pensé con determinación.

Al observar sus órganos noté que algunos estaban siendo dañados por esas cosas, se aferraban con exigencia para clavarse aún más en sus objetivos.

—Bisturi. —dije mientras una de las enfermeras me lo daba.

Comencé cortando los tallos gruesos que había por sus órganos, eran duros y me estaba costando mucho para romperlos, pero después de tanto batallar lo logré y pude quebrarlos y extraerlos con éxito.

—Enfermera, ¿cómo están sus pulsaciones? — pregunté removiendo toda la maleza de su cuerpo.

—Estable Doctor. —respondió ella pasándome el instrumental de apoyo.

Ariel (la otra enfermera) estaba secando mi frente con un paño, sudaba demasiado y esto era debido al estrés que la situación me provocaba.

Suspire con pesadez, sabía lo que se aproximaba; lo más difícil iba a suceder y viendo a mi equipo de apoyo, dije lo siguiente -Estamos ante el caso de Hanahaki más difícil con el que nos hemos topado, así que hagamos nuestro mejor esfuerzo.

—Entendido Doctor. —hablaron todos a la vez.

—Ariel, por favor tenga el desfibrilador a la mano por si las pulsaciones comienzan a bajar.

—Entendido Doctor.

—Derek, mantenga todo bajo control.

—Si doctor. —respondió supervisando la anestesia que le estaba proporcionando a Izuku.

—Alicia siga supervisando el pulso.

—Ok.

Respirando con profundidad me preparé para la parte más difícil, la cual era extraer las raíces madres que rodeaban su corazón.

—Bisturi y pinzas quirúrgicas. —pedí extendiendo la mano.

Cuando Alicia me las paso, comencé cortando las raíces, algunos dirían que el cortar estas es fácil, pero no, no lo es. Al operar un caso del Hanahaki Disease se debe de tener un enorme cuidado porque si cortas las raíces equivocadas la enfermedad estallará, ocasionando que todo el cuerpo se llene de flores, tallos y raíces.

Todo iba bien cuando de repente y por una milésima de segundo cometí un error, cortando un tallo equivocado. El alma se quería salir de mi cuerpo, mi respiración se aceleró y por aquel pequeño y minúsculo error la vida de Izuku podría terminar.

—¡DOCTOR SUS PULSACIONES ESTÁN DESCENDIENDO! —me informo Alicia.

—Doctor, los tallos y las flores están saliendo de su cuerpo. —dijo Ariel.

—Maldición no... —musite haciendo aún lado las flores y maleza, tenía que arriesgarme para extraer las raíces que faltaban.

—70 latidos por minuto. —agrego Alicia supervisando el checador.

De un momento para otro la maleza dejo de crecer, había sacado la raíz que acelero el crecimiento, pero Izuku tenía un ritmo cardíaco bajo.

—¡DOCTOR EL PACIENTE TIENE 58 PULSACIONES POR MINUTO! —grito Alicia para informarme.

—¡ARIEL PREPARE EL DESFIBRILADOR CON 250 JOULES!

Ariel rápidamente lo preparo y frotandolo para cargarlo, ejerci este mismo sobre Izuku.

—¡UNO, DOS, TRES! —grite aplicándolo sobre él.

—¡CARGA A 300 JOULES! —vocifere esperando a que se volviera a reiniciar.

—¡Listo doctor!

Volví a frotarlos entre sí para dejar caer la frecuencia sobre él. Sentía la presión de la máquina, pero no le daba importancia a eso sí no a qué Izuku se salvará.

—¡360 JOULES ENFERMERA!

Nuevamente, tenía el desfibrilador en mis manos y frotandolos elevemente, eleve mis plegarias al cielo.

Rogándole al creador para que escuchará mis plegarias, le supliqué que me diera las fuerzas suficientes para salvarle la vida —¡NO VAS A MORIR! ¡NO LO HARÁS IZUKU! —grite administrandole la carga, —¡VAS A VIVIR! ¡TIENES QUE HACERLO POR TI, POR TU MADRE Y POR TODAS LAS PERSONAS QUE TE AMAMOS! —finalice tratando de controlar la adrenalina que me recorría.

El quirófano quedó en silencio, la presión y el miedo nos estaba sofocando, hasta que de repente la máquina comenzó a hacer ruido otra vez midiendo sus pulsaciones.

"Dios que gran susto me has dado" —pensé mientras todo el miedo salía por mis poros.

—Doctor, sus pulsaciones ya son estables de nuevo.—me informo Alicia

—Ok. —agregué más calmado por la situación—. Al aparecer ya hemos brincado lo más difícil, así que solo falta remover los tallos muertos que quedan dentro de él, enfermeras por favor apóyenme con la extracción.

—Si doctor. —expresaron ambas a la vez removiendo y extirpando de su cuerpo la maleza que quedaba.

Haciendo está labor, mire en la bandeja la horrible raíz que había sido la causante de todo esto. Era grande y viscosa, tenía un color negro muy horrible y por haberla sacado de su interior se retorcía un poco mientras se iba secando.

Me alegraba bastante el haberle removido eso del pecho, aquella raíz representaba el amor enfermizo por el cual Izuku empero, por lo cual soporto tantos años; sé que es duro dejar de lado los sentimientos que sientes por una persona y más si estos son enormes, pero si no eres correspondido es mejor operarse de este mal que seguirlo soportando. Izuku no se merecía seguir cargando con esto y me sentía tranquilo al haber acabado de raíz con este mal y por haber cumplido con la promesa de salvarlo.

"Si pude salvarte pecoso..." —dije para mis adentros  viendo como las enfermeras lo sacaban del quirófano para trasladarlo a una habitación.

La operación había sido un éxito y eso era lo que me mantenía tranquilo; por qué había cumplido con mi deber como doctor.

Continuará...

Continuará

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PÉTALOS DE SANGRE - 🧡Katsudeku💚 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora