5. La bestia

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Desde muy pequeña Verita había demostrado aquellas pesadillas continuamente. Aunque hace años que no las manifestaba, las razones de sus pesadillas jamás fueron concretas. Solía despertar y gritar horrores:

-¡Hay fuego y muerte en todos lados, todos lados! – gritaba dormida.

Los extraños encuentros con aquella cosa que ella apodo como "la bestia" la seguían a todos lados. No era fácil saber a ciencia cierta si este ente era real o Verita estaba embrujada.

En aquellas épocas los magos y brujas estaban en la cúspide de su reino; un reino lleno de magia descontrolada y dictaduras. Los magos crecían en su imperio y las gemas de la vida sufrían peligro ante su poder. Tan solo habían aceptado el poder que se les había otorgado desde su nacimiento, cuando los magos, liderados por Melias, comenzaron un plan para dominar las tierras. Jamás lograron doblegar a la hermanas, porque su magia era inerte enfrente de las gemas. Pero el hecho de un ataque había alertado a todos y los rumores de un embrujo a Verita se regó como el río entre los magos y demás habitantes.

Los rumores obligaron a llevar a Verita al oráculo San Miguel que se encontraba en la punta de la montaña más alta; aquella que separa la primera montaña de la segunda. Al llegar allí y consultar el problema de Verita, las únicas palabras del oráculo no aclararon muchas dudas:

-A su debido momento todo será revelado, el fuego se abrirá y el poder ganará; el destino me pide que guarde silencio.

No fueron las palabras que esperaban oír, pero fue descartado el embrujo por parte de los magos. Pero las pesadillas de Verita no habían terminado y cada vez revelaba más y más.

-¡Nos quiere, llegará, tendrá lo que siempre quiso!

Pero no había manera de acabar con aquello sin buscar ayuda de los que en ese momento pedían la cabeza de las gemas de la vida; los magos. Nunca hubo un buen trato entre magos y las chicas. Los magos querían el poder absoluto y las gemas pretendían proteger a la tierra.

Las gemas de la vida siempre fueron custodiadas por la Cunina, que las miraba desde arriba y las protegía de los males. Desesperada en proteger a Verita de sus pesadillas, acudió a los magos para separarla de aquel imaginario enemigo.

Los magos mientras tanto, planearon una doble jugada en contra de la gema de la vida azul; fingiendo ayudarla, se harían con su poder y así someterían a las otras. Y entonces, engañada y confiada, Cunina acepto la ayuda; pero cuando descubrió las verdaderas intenciones se armó la guerra entre magos y Cunina.

Lamentablemente Cunina fue asesinada por las maldiciones más poderosas, pero antes de morir, envío una plaga a los magos y brujas que terminó acabando con todos ellos en los años siguientes. A pesar de la muerte de su protectora, las gemas habían madurado lo suficiente para protegerse por si solas. Aunque nunca se supo la razón de los sueños oscuros de Verita, ella dejo de manifestarlos hasta ahora.

La Agora nunca se había echo la pregunta de lo que había sido de su vida antes. Era como vivir sin conocer tu pasado, como empezar sin haber empezado. Se sentía como alguien creada solo para los demás, sin vida propia, sin un pasado, sin nada... lo poco que sabía de si misma la avergonzaba. Sabía que era más que la gema de la vida... ¿Qué significa exactamente ser una gema de la vida? Se preguntaba si sus hermanas ya se habían hecho ese cuestionamiento. La ráfaga de la curiosidad la lleno por completo. Quería saber más sobre ella misma, quería conocer quien era y porque estaba donde estaba.


Al día siguiente había ido en busca de Magnelio en lo profundo del bosque más cercano. Magnelio era conocido por haber sido criado por los trolls desde que había nacido. Todos parecían respetarlo, ya que era guardián en jefe del calabozo de Estarople, de igual forma, el resentimiento que le guardaban por ser mitad mago era absurdo. La historia entre magos y seres vivos estaba manchada de sangre y era difícil que la gente olvidara.

Dentro del bosque, dos kilómetros más allá en un claro enorme, descansaba lo que parecía un pueblo diminuto. Estaba repleto de casas enormes improvisadas con ramas, arbustos y cualquier cosa que encontrarán; cómo pajaritos creando un nido. Había criaturas con piel verduzca, orejas puntiagudas y enormes cuerpos rondando por doquier. Apenas había puesto un pie en la entrada del claro y los troles empezaron a saludar Agora con torpes manos y gestos exagerados.

-¡Hola a todos! – grito ella.

Se limitaba a imitarlos; no sabían hablar, y lo poco que sabían era gracias a Magnelio. Había niños troles, y bebés troles siendo amamantados. Reinaba una atmósfera de ignorancia dulce, pero era un ambiente hermoso, bañado del brillo del sol de aquella mañana.

Tan pronto como llego a la última casita de madera, por la puerta abierta, vio una cara llena de una barba y pelo color negro; está miro a la Agora llegando al umbral.

-Que hermosa visita tengo el día de hoy – dijo sonriente, aunque su mirada tenía una pregunta que no podía contener - ¿Cómo esta tu hermana?

-Se encuentra bien. Diría que todas estamos acostumbradas a qué eso pase... - paso el umbral y se hallo en una estancia llena de desvencijadas libreras.

-Es preocupante ¿No crees?

-Hace años que no manifestaba pesadillas – dijo. La razón de su visita había sido otra, así que antes de que Magnelio siguiera hablando de Verita, saco a flote sus intenciones – Magnelio... Ya que eras tan inteligente y sabio...

-¿Si? – dijo poniéndose serio

-¿Qué sabes de mi? – pregunto. Tenía la certeza de recibir al menos un dato que ella no supiera

-Bueno... no sé más que tú. Gema de la vida rosa, el poder del amor, espada cual arma – dijo calmadamente. Su expresión seria se había borrado como si la pregunta que la Agora le había hecho no era la que el esperaba.

--Claro – dijo decepcionada –. Eso lo se, es obvio. Pero quería saber más sobre... por ejemplo ¿Qué significa que sea una gema de la vida? ¿Cuál es mi propósito aquí?

-Bueno... - dijo vacilante – lo poco que sé, y lo poco que sé ha escrito sobre eso, es que la gemas de la vida vienen de un sacrificio de una de las hermanas Arkemina.

-¿Las hermanas Arkemina? – La Agora jamás había leído una sola palabra sobre aquellas hermanas ¿Sacrificio? – jamás he leído nada sobre ellas....

-Bueno, es lógico porque los libros donde las mencionan fueron hechos por y para magos – señaló los libros de las estanterías – muchos de estos libros aún no los he abierto... mi magia no es tan poderosa.

-¿Y que más sabes? – dijo ansiosa.

-Al ser libros tan viejos muy poco se en realidad. La historia es confusa, los libros mencionan la traición de algún ser en contra de la hermanas, las diosas del universo (como explican en ellos) una de las hermanas se sacrificó y de ese sacrificio las gemas de la vida vieron la luz.

-¿Una traición? ¿Quién las traiciono? – dijo. El hecho de saber sobre las hermanas y que una de ellas se había sacrificado y gracias a eso ellas existían no la sorprendía, porque de alguna forma lo sabía.

-Mencionan una traición por parte de un ser superior, pero las siguientes páginas se echaron a perder. Todo está en este libro – fue a las libreras y saco un libro pequeño y café, viejo y sucio; parecía a punto de deshacerse.

La Agora acerco al libro con la intención de agarralo, pero Magnelio le aparto las manos con brusquedad.

-¡No! Si lo tocas no sabría que podría pasarte – dijo asustado y después de un momento volvió a calmarse – Solamente un mago o bruja pueden tocar estos libros, a mí no me afectan, pero no quiero tomar el riesgo.

-¿De dónde sacaste estos libros? Se supone que los magos se extinguieron hace años – paso la mirada por los libros uno a uno. Su mirada se perdió en uno de color dorado que brillo tenuemente (aunque estaba bastante maltratado) en su lomo aparecían las palabras <La llave maestra>

-Los encontré en la segunda montaña una vez que fui a inspeccionar el calabozo. La vivienda estaba apunto de caerse, pero me pareció curioso que nadie le prestara atención; la invasión en la segunda montaña es enorme, y una casa tan enorme sin ningún malhechor intentando hacerla suya – volvió a colocar el libro en su puesto – me pareció muy peculiar. Entre en la casa y se hallaban todos estos libros y me los he traído.

-¿Este libro de que trata? – dijo apuntando Con un dedo al libro de la llave maestra.

La Agora y las gemas de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora