XIII

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- Me encanta el traje de gato - dijo Jennie en voz alta - Te ves muy sexy.

- ¿Qué estás haciendo aquí, Jennie? - Pregunté casi gritando por la música a todo volumen.

Ahora sabía que era ella, debajo de todo ese maquillaje esquelético, me pregunté cómo no la había reconocido antes.

- Siguiéndote, por supuesto - bromeó.

Por la forma en la que le dijo, sospeché que era cierto.

¿Cómo sabía que estaba aquí?.

¿O tal vez fue coincidencia?.

- Necesitas volver al hospital y volver a admitirte - le dije.

- ¿Me extrañaste tanto? - me dio una sonrisa arrogante - Me encanta cuando eres mandona.

Puse los ojos en blanco.

Tomó mi muñeca y comezó a arrastrarme lejos de la pista de baile.

- ¿Dónde estás tratando de llevarme? - dije resistiendo su agarre en mi muñeca.

Ella me soltó de inmediato.

- Sólo quiero hablar, nada más. La música es demasiado alta aquí, vamos a la terraza.

Cruzé los brazos sobre mi pecho.

- Eres estúpida si crees que voy a algún lado contigo.

El DJ cambió la canción a una más lenta.

Thinking out loud de Ed Sheeran sonó.

Jennie sonrió.

- Parece que el DJ puede leer mi mente - deslizó su brazo alrededor de mi cintura y me apretó contra su pecho, acercó su base en mi oído, susurró - Baila conmigo.

Mi cuerpo se movió con el suyo en un baile lento.

Era solo un baile, nada más.

No intentaría nada en público.

¿A menos que estuviera desesperada por ir a la cárcel otra vez?.

Ni siquiera llevaba un arma conmigo.

Sentí su nariz enterrada en mi cabello, mi cabeza encajaba perfectamente en el hueco de su cuello.

Olía diferente, no como el jabón de hospital o el detergente.

Olía delicioso.

Me moví con el flujo de los latidos lentos, en este punto me pregunté sin toda la lógica había dejado mi cuerpo.

Traté de alejarme, pero su agarre se apretó en mi cintura.

- Un poco más, Lis, por favor - su voz era ronca y pura seda.

Si el diablo fuera humano, se vería igual que Jennie.

La dejé darme vueltas por un rato.

- ¿Está el Dr. Kim realmente enojado con la perspectiva de que su enfermera favorita esté bailando con el enemigo?.

Me eché a reír.

- No tienes idea.

- Bueno, solo pierde imaginarlo - ella dijo.

Tenia una bola de rabia burbujeando dentro de mí lista para salir. Traté de salir de su agarre.

- ¡Déjame ir! - dejé escapar un grito frustrado que Jennie solo lo podía escuchar.

Para los espectadores, probablemente parecíamos una pareja discutiendo.

Eso solo hizo que Jennie hundiera sus dedos profundamente en mi cintura, posesivamente.

𝐌𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 𝐀𝐬𝐲𝐥𝐮𝐦 ➙ 𝐽𝑒𝑛𝐿𝑖𝑠𝑎Where stories live. Discover now